Felipe Ehrenberg no se asume como inventor ni como impulsor de la pintura en papel amate, que comenzó a practicarse entre artistas de varias comunidades indígenas de Guerrero, a principios de la década de los 60.
“La palabra inventor o impulsor no está correcta, porque ni lo inventé ni lo impulsé, yo simple y sencillamente junté dos zonas de nuestro país, marginadas, donde viven ciudadanos mexicanos de los pueblos originales y cuyas capacidades eran diferentes, con dotes increíbles. Juntarlos fue un acierto”, subraya durante la entrevista que concede en La Casona de Cuernavaca, en donde llevó a cabo, el pasado viernes, una subasta de obra donada por artistas radicados en la entidad, a favor de don Marcial Camilo Ayala, tlacuilo del Alto Balsas, quien requiere de sesiones de diálisis semanales.
De entrada, se le comenta que, durante una exposición en la capital de Morelos, la señora Elena Zepeda de León, esposa del gobernador del estado, fue quien hizo referencia a la labor que Ehrenberg emprendió hace medio siglo, por lo que se le pide abundar sobre el tema.
Al aceptar la conversación, Felipe Ehrenberg explica que el papel amate lo fabrican los ñañú, en Hidalgo, en partes de Tlaxcala e incluso en algunas regiones de Puebla.
“Ellos son los que fabricaban el papel para el imperio mexica y los que guardaron los conocimientos de cómo producir ese papel”, afirma.
Por otro lado, continúa, “está la cantidad de comunidades nahuas en Guerrero, entre ellas Xalitla, Ameyaltepec, San Agustín Oapan, Maxela y otros sitios que tienen una tradición artesanal muy importante”.
Explica como antecedente que, en aquellos años, cuando los alfareros de Guerrero salían de sus poblaciones, en el camino se les rompía la mitad de sus piezas, además de que “los policías los atacaban y les robaban otra cuarta parte, en fin, era muy difícil transportar eso en aquellos años, cuando no había carreteras ni nada y sus talentos solamente podrían proseguir en otro soporte, que fue el papel amate”.
A partir de la realización de sus creaciones en papel amate, añade, “hubo una explosión maravillosa, que no la promoví yo, la promovieron los artistas a quien los mexicanos, en su ignorancia, llaman artesanos. Hay mucha gente que hace cuadros y pintan y hacen cerámica y tallan madera, sin aportar nada, esos son artesanos, es decir, siguen una tradición”.
Entre ellos, enfatiza Ehrenberg, hay quienes destacan por ser verdaderos creadores, “y los artistas guerrerenses nahuas son creadores de primera categoría, del más alto calibre, que solamente el racismo mexicano impide que lleguen a nuestros museos, pero no logra impedir que sean reconocidos en el extranjero como artistas”.
“Aquí les decimos: si son morenos son artesanos y si son más o menos pálidos, entonces son artistas. ¡Qué terrible!”
Imagen de la subasta que llevó a cabo Felipe Ehrenberg, en La Casona, a favor del tlacuilo Marcial Camilo Ayala. (Fotografía: José Antonio Gaspar).
Durante la conversación, puntualiza que el papel amate no es del estado de Guerrero ni mucho menos; de Morelos tampoco.
“Es de Hidalgo, de Puebla, de toda la región ñañú, que también el racismo mexicano les dice otomís, pero son ñañús. Entre los que fabrican el papel hay también grandes artistas del papel, que están siendo reconocidos en lugares donde saben reconocer el talento, en Japón, en Alemania, en Indonesia, en Escandinavia, en Francia, menos en México”.
Entonces el asunto aquí no es el papel, acota Ehrenberg, “el hecho es que se casaron dos regiones que habían sido muy marginadas y muy castigadas por el racimo mexicano que no implementa políticas, que les trata de robar su lengua, que los castellaniza, que discrimina, que los asesina y los guarda en fosas”.
Admite a pregunta expresa que cuando pensó en la unión de las dos zonas mencionadas, “nunca” imaginó las implicaciones económicas que tendría hacia adelante.
Sus motivaciones, asegura, fueron prácticas, es decir, evitar que al quebrarse tanto las piezas de alfarería de los artistas guerrerenses, se perdiera el producto de su talento.
Sostuvo que “el peor criminal en este boom fue el propio Fonart (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanía), que en un momento dado les paga mala a la gente que trabaja y a los artistas, pero se atreve a firmar un contrato de un millón de hojas de papel amate con una empresa japonesa, con lo que tienen dos graves daños.
“Uno de ellos es que se deforestó todos los árboles originales, entonces ahora se tiene que andar más de 150 kilómetros de distancia de a donde se hace, y se está acabando y el gobierno nunca ha cuidado y ni va a cuidar, no tiene la capacidad de cuidar de eso”.
Expresa que fueron los propios artistas los que lograron la comercialización y el reconocimiento a su trabajo creativo, “viajan a todo el mundo, Nicolás de Jesús, que es uno de los grandes artistas vivos hoy día, ya van dos veces que es invitado a exhibir en Indonesia, exhibe en Washington, en galerías de primera, del más alto nivel y aquí todavía no lo dejan entrar al Museo de Arte Moderno o al Tamayo, ahí debería tener su lugar, pero no lo tiene”, refiere.
Esos artistas son tesoneros, considera, “son artistas que viven de su trabajo, que han construido sus casas, que han podido mandar a sus hijos a Normales, algunos de ellos para ser asesinados, en fin, que han tratado de levantarse a pesar de las circunstancias que los marginan”.
-¿Qué cree que es lo que ha impedido que, en la mirada que el propio mexicano tiene de estos artistas, se les dé realmente una valoración?
-Mire, ellos son mexicanos y ellos sí se valoran; entonces no son todos los mexicanos los que no los valoran, vamos a decir que son una parte, esas generalizaciones en un país tan plural como el nuestro son peligrosísimas.
Hay un sector de la sociedad, que es el sector en poder, que es el sector que vende patrias, que se vende a sí mismo, que lucra y especula con información privilegiada, en fin, ellos son racistas.
El racismo de ciertos grupos de mexicanos es terrible, está muy arraigado ese racismo. La palabra indio es un insulto, además de ser equivocado.
Nadie sabe: ponen “indígenas mazahuas”, es como decir “europeo francés”. Son vicios de la educación en casa, que maltrata a la gente del servicio doméstico, a los jardineros, a los obreros en las fábricas y los patroncitos son blanquitos que les gusta ir a Orlando a gastar su dinero mal habido.
Pero estos artistas son gente incluso muy viajados, hay muchos artistas que se llevaron su talento a otros países y que ahí floreció su talento, y que han podido mandar remesas a México. Y son mexicanos. Son más mexicanos incluso que muchos de apellido árabe o vasco, como Gortari o lo que fuera.
-Hace dos años, aquí en Cuernavaca, se suscitó una situación relacionada con la discriminación, por parte de regidores de Cuernavaca, hacia mujeres indígenas que venden sus trabajos en el centro.
-Pero esto no es un caso aislado, esto sucede todo el día y todos los días. “Si es de pantalón que pase, si es de calzón que espere”. Es un viejo refrán racista mexicano. Esto sucede y no me sorprende, porque no hay peor verdugo, no hay peor esclavista que un esclavo capataz.
Somos muy ignorantes de lo propio, estamos confusos en cuanto a nuestros orígenes, nuestros idiomas, las lenguas que se hablan en México. México en general es un país demasiado confuso, como se ve en los días que vivimos.