Fechas como la de fin de año nos hacen reflexionar acerca de cómo ha sido nuestra vida. Después de algún tiempo ver a algunos de nuestros familiares y ver cómo han progresado o cómo se han estancado nos hace pensar qué nos ha pasado a nosotros. Si nuestras relaciones no son como quisiéramos o nuestra vida no es lo que queremos nos proponemos cambiar en fechas que son emotivas y que nos traen el mensaje del nacimiento de un ser que implica un gran cambio para la humanidad. Este mensaje acallado por el consumismo nos genera la necesidad de renovarnos.
El hecho de que un año más llegue a su fin nos hace cuestionarnos acerca de qué hemos logrado y qué no. Todo final nos coloca frente a frente con lo que hemos hecho y lo que nos falta por hacer. El arribo de un nuevo año nos lleva a proponernos nuevos propósitos como un “punto y seguido” en nuestra vida.
Lo importante de las evaluaciones que hacemos en el fin de año es realmente lograr esa anhelada renovación. O quizá sea un cambio total, un volver a nacer a una vida nueva más rica, más plena de sentido, en la que hagamos más lo que queremos y aparentemos menos, en la que seamos más libres y encontremos más maneras de amar y ser amados. Es una temporada de cambios y de perspectivas.
También estas fechas motivan estados depresivos. Las personas pueden ilusionarse mucho con respecto a las reuniones familiares y descubrir que “no son como antes” o que no se logra la anhelada unión familiar producto de la alegría de compartir el momento, sino que siguen los rencores y los chismes, las rivalidades, los celos y las envidias.
Esta temporada despierta nostalgia en muchas personas, anhelos perdidos, la confrontación de verdades que no habíamos querido aceptar. Pero si sabemos aprovechar puede volverse el motor para propiciar cambios de raíz en nuestra vida. Sobre todo si no nos gusta lo que aparentamos estar viviendo y que no es así del todo.
Estas fechas son especialmente difíciles para quienes tienen su familia desintegrada, que hace poco se divorciaron o que murió alguno de los miembros de su familia. Aceptar la ausencia de ciertos seres queridos y prescindir de su presencia cuando no están porque no quieren estar es algo muy duro en esta temporada. Pero finalmente hay que aceptar la verdad acerca de las cosas y ya no mentirnos más. Resignar lo que no pudo ser. Y al hacerlo propiciar la construcción de un camino nuevo de vida. La renovación, el volver a nacer a una vida nueva se nos vuelve a presentar como una oportunidad favorecida por el tiempo.
Desde la perspectiva psicoterapéutica este es un momento de evaluación personal que puede decidirnos a iniciar un proceso de conocimiento de uno mismo, de asimilación de verdades que no habíamos podido aceptar y de dejar atrás viejos resentimientos para abrir las puertas al amor real y verdadero.
Las crisis, las situaciones límites, lo acabado que ya no tiene posibilidades de continuar, la ruina de algo, con frecuencia da la posibilidad de una renovación total de nuestra vida, un volver a nacer a una vida nueva. Pero para ello ocupamos ayuda, pues no siempre es fácil no autoengañarse con ideas y sentimientos cuando no los compartimos con alguien que como un testigo nos evita darles la vuelta. Y que además al recibirlos les da sentido y nos ayuda a digerirlos.
Ésa es en parte la función de un psicoterapeuta. Y no sólo se trata de desahogarse y ser contenido, abrazado en ese proceso, sino de allí tomar decisiones que nos lleven a una vida más plena, más rica de sentido, más satisfactoria y sobre todo sin que esté demasiado presente el sufrimiento. Es enfocar nuestra inteligencia emocional para propiciar un bienestar total. Es retomar los valores a los que nuestra inteligencia espiritual nos apunta para comprender y poder asimilar a nuestra evolución personal las situaciones dolorosas y difíciles que como desafíos nos va presentando la vida.
Estas fechas son buenas para hacer un alto en la vida y preguntarnos: “¿Es esto lo que quiero? ¿Estoy viviendo como deseo o estoy aceptando lo que no es para mi bienestar ni el de mi familia? ¿Qué no he hecho que a partir del nuevo año puedo proponerme llevar a cabo?
Enfocar así las cosas en vez de sólo ponernos tristes o nostálgicos, o hasta francamente deprimidos es una manera muy inteligente de dirigir nuestra energía emocional despertada por la época. Cuando las situaciones nos rebasan y no podemos hacer esta renovación es urgente entrar en un proceso psicoterapéutico que nos ayude a dar ese brinco a la renovación. Si ya estamos en ese proceso, una psicoterapia puede brindarte las herramientas para facilitarte esos cambios y volverlos una gran aventura, un viaje al mundo interior. Y ese reencuentro con nuestras profundidades siempre nos traerá más que una vida nueva, nos hará volver a nacer.
Para dar apoyo a los cambios que quieres llevar a cabo en ti te invitamos a tomar psicoterapia individual o de pareja por videollamada. La ciberterapia también funciona. Sobre todo si quieres tener el seguimiento de un psicoterapeuta en particular que no vive en tu entidad. Infórmate. No dejes que se vaya otro año sin cumplir tus propósitos.
*Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Informes y citas para videollamada a Colima al tel. 01 312 3 30 72 54
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