Una gran parte de las personas puede estar viviendo su vida sin mucha conciencia de lo que cree, de lo que piensa, de por qué hace las cosas así y de las consecuencias de su forma de ser y de actuar. Luego otra gran parte puede examinarse a sí misma en sus reflexiones, en una psicoterapia, en sus procesos educativos. Pero lo crucial, finalmente, para cambiar es llegar a tomar decisiones y hacerse responsable de las consecuencias ya fraguadas de sus decisiones anteriores.
“Lo importante de tomar decisiones es asumir que somos los que debemos tomar nuestra vida en nuestras manos y no querer colgarle a otros nuestras decisiones. No podemos culpar a otros de lo que hemos elegido.”
Es frecuente que las personas busquen a los mejores profesionales para atenderse. En el caso de los psicoterapeutas pueden esperar que mientras más bueno, más los van a ayudar a cambiar. Encontrar un buen profesional es importante, pero el gran factor de cambio no es sólo lo que el psicoterapeuta pueda hacer por usted, sino “el tomar decisiones”.
Una persona puede descubrir en psicoterapia que sus constantes enojos no son insanos. Podría estar pidiendo que el psicoterapeuta le ayude a controlarse. Y claro, aprender a manejar más inteligentemente nuestras emociones es una facultad muy buena para desarrollar. Pero eso no evita tener que tomar decisiones.
Parte de lo que aprendemos al manejar nuestras emociones es que son mensajes de nuestro interior que debemos atender. No se trata sólo de aguantarse y portarse “sereno”, sino de reconocer qué no me gusta, qué necesito cambiar, si vivo una vida que me mantiene triste, enojado(a), frustrado(a). Y “tomar decisiones” para cambiar lo que se pueda cambiar. En este caso el enojo es una muestra de traición a nuestro interior pues ya no queremos las condiciones en las que estamos.
La mayor parte de las veces las emociones traen un mensaje de nuestro interior que si se ignora es fuente de desequilibrio y de crisis emocionales recurrentes. Algunas veces son malos hábitos y las personas deben reconocerlo y “tomar decisiones”.
Las consultas psicoterapéuticas no hacen toda la “magia del cambio”. Aquí las personas se desahogan, comprenden lo que les pasa, entienden las raíces inconscientes de sus padecimientos, analizan sus necesidades y sopesan su participación en la situación que viven. Y luego, para que se dé el cambio deben “tomar decisiones”. Si no sus circunstancias van a seguir igual y pueden venir a la psicoterapia sólo para soportar por más tiempo, sin embargo, nosotros en la psicoterapia que manejamos se los advertimos. Hay algo que no depende de la atención que les brindamos, “es necesario que ‘tome decisiones’ para cambiar lo que se ha dado cuenta aquí que hay que cambiar”.
Es parte de la vida tener miedo a la libertad. Tomar decisiones es grave porque marca el rumbo de nuestra vida y trae consecuencias. Decisiones erróneas se pagan. Y en la vida no existe la goma para borrar nuestros errores. Podemos perdonarnos y dejar atrás, pero aun así conlleva un esfuerzo el sobreponernos y ordenar nuestra vida de nuevo y no nos evita el “tomar decisiones”.
A veces nos dejamos llevar por lo que otras personas nos piden “con tal de que nos amen” o por lo que nos aconsejan. Lo importante de tomar decisiones es asumir que somos los que debemos tomar nuestra vida en nuestras manos y no querer colgarle a otros nuestras decisiones. No podemos culpar a otros de lo que hemos elegido.
Cuando actuamos con responsabilidad nos abrimos a que seamos co-creadores con Dios de nuestra vida y nuestro destino. Lo que nos hace sufrir, lo que no nos gusta, lo que no funciona en nuestra vida puede ser cambiado si tenemos de nuevo el timón de nuestras vidas en las manos. Ahora bien, nuestra libertad no es total sino condicionada por nuestras limitaciones espacio-temporales, por los derechos de los demás que también son individuos libres y por las leyes de la naturaleza. Pero el margen en que las cosas dependen de nuestras manos está determinado por nuestra capacidad para tomar decisiones y asumir sus consecuencias.
En la psicoterapia procuramos aumentar la capacidad de una persona para tomar decisiones ayudando a la persona a eliminar ataduras. Unas son adoptadas por amor en contratos tácitos con nuestros familiares, otras son originadas por el miedo y otra por la ignorancia. Además de que tenemos que ser valientes y tomar decisiones sin la absoluta seguridad del resultado, pues siempre hay un grado de incertidumbre y riesgos en cada decisión tomada. Debemos sentirnos capaces de sobrellevar las consecuencias si algo no resultara del modo que esperábamos con alguna de las decisiones.
Llevar una vida auténtica, satisfactoria y libre depende de que asumamos la responsabilidad de tomar decisiones para adecuar el rumbo. Tomar las riendas de nuestra vida en todos los sentidos: en las emociones que decidimos tener, en las ataduras que decidimos adoptar, en los principios que decidimos cumplir y en los objetivos que nos planteemos. Poco pueden hacer los demás para ayudarnos en cualquier área de nuestra vida si nosotros no queremos. Aún podemos optar por retroalimentar nuestros propios infiernos y no hay nadie que nos salve si nosotros no se lo permitimos.
*Mtra. Ruth Holtz, Terapeuta psicocorporal, Analista bioenergética, Psicoterapeuta psicoanalítica. Orientadora cristiana. Informes y citas para videollamada a Colima al tel. 01 312 3 30 72 54
Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. www.facebook.com/crecimientoemocionalintegral