Después de abrirse paso entre una auténtica multitud que lo esperaba y que se aglutinó en el último piso del inmueble, en donde tuvo lugar la breve ceremonia oficial de apertura de la muestra, Rius dijo estar emocionado de compartir las instalaciones del museo con el maestro Andrés Audiffred (1895-1958), “que sí sabía dibujar”.
El corrosivo sentido del humor de Rius en algunas caricaturas. (Fotografía: José Antonio Gaspar)
“Yo todavía no aprendo a dibujar. Lo teníamos medio olvidado a don Andrés, era un grande, y con esta exposición lo estamos resucitando. ¡Que viva don Andrés Audiffred… y Rius también!”, añadió el famoso monero, entre risas y un poco de pena, a cambio de lo cual obtuvo como respuesta del público dos “¡Viva!”, como si hubiera sido la ceremonia del grito del 15 de septiembre. Sólo le faltó ondear una bandera y repicar una campana.
No es exagerado apuntar que a esa altura de heroicidad lo colocaron los niños, jóvenes adultos y personas de la tercera edad, que se reunieron la noche del pasado miércoles 30 de julio, para celebrar al mismo tiempo, el cumpleaños número 80 del cartonista.
Desde temprano, Rius llegó al recinto que resguarda las colecciones del cronista Carlos Monsiváis (1938-2010), pero lo hizo por la enorme convocatoria de medios de comunicación que lo aguardaban.
Imágenes de la obra a color de Rius para principiantes (Fotografía: José Antonio Gaspar)
Dio entrevistas a reporteros de prensa, radio y televisión en la primera sala de la exhibición, justo donde se colocó el mural El último desayuno, elaborado en acrílico sobre tela y que es una parodia de La última cena, de Leonardo da Vinci, con los personajes más conocidos de Los Supermachos y Los Agachados en lugar de los apóstoles. Constituye el trabajo más grande elaborado por el autor. Los madrugadores se llevaron un poster a color de esa espléndida pieza.
En su turno al micrófono, el autor de más de un centenar de libros dijo con humor a los invitados: “soy de la idea de que uno se expone mucho con las exposiciones, pero se expone más cuando lo ponen a hablar”.
Aseguró que hubiera preferido que lo antecediera en el uso de la palabra el curador de la muestra, el también caricaturista Rafael Barajas, “El Fisgón”, sólo para contradecirlo,
“suponiendo que hubiera dicho que los trabajos de esta exposición son maravillas”, pero reconoció, en un español ibérico, que la muestra “quedó cojonuda”.
Puntualizó que la exhibición no era una retrospectiva de su obra, “es una pequeña muestra representativa de los distintos tipos de humor que he hecho en 60 años” y se declaró “enemigo” de las largas exposiciones, porque la gente se aburre después de ver unos 15 trabajos; “yo espero que ustedes disfruten la mía y que los haga pensar un poquito”, acotó.
Al mismo tiempo y respecto al recinto que presenta su trabajo, subrayó: “quiero muchísimo al Estanquillo, hemos compartido muchas cosas” y dijo que la mejor de todas fue haber compartido las salas con Gabriel Vargas, Varguitas, “involuntario maestro de todos los que quisimos hacer historietas”, definió, al recordar el homenaje que hace siete años se les brindó en ese mismo lugar a los dos artistas mexicanos.
En relación a su reciente cumpleaños (20 de junio de 1934) sólo dijo, complacido, que “cuando uno llega a los 80 años, el mayor placer que encuentra es despertar en la cama y quedarse hasta las 11 o 12 del día”.
En su turno, el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín,
rememoró que Carlos Monsiváis decía que “el maestro Rius enseñó a más mexicanos a leer que la propia Secretaría de Educación Pública”.
“Por eso llamarlo maestro es preciso: porque nos enseñó a reírnos de nuestras tragedias, a entenderlas y convertirnos en personas críticas, en personas dispuestas a cambiar, en la medida de lo posible, nuestra realidad”, aseveró.
Llamó a “hacer de este día, un día de fiesta” y dijo que “el gran Rius” no solamente está en el México de la dictadura perfecta, que él confrontó con su pluma. “Va mucho más allá”, por lo que agradeció la oportunidad que nos da de recorrer su obra y de verla en contexto, concluyó.
En la inauguración participaron además Henoc de Santiago, director del Museo del Estanquillo -quien llamó la atención en el hecho de que se trataba de la exposición más concurrida en la historia del recinto- y Beatriz Sánchez Monsiváis, que afirmó que “para la familia de Carlos Monsiváis es un honor asistir a este homenaje; muchas gracias por su generosidad para el museo y para con Carlos”, le dijo a Rius.
Otros de los invitados fueron Ariel Rosales, editor del monero por 40 años, así como Víctor Acuña, Armando Colina y Gerardo Estrada, presidente, tesorero y apoderado legal de la Asociación Cultural El Estanquillo, respectivamente, y Guadalupe Appendini, la viuda del creador de la recordada historieta La familia Burrón.
Cabe señalar que, de acuerdo con la secretaría de Cultura de la Ciudad de México, la muestra es el resultado de una curaduría de entre más de 500 piezas que Rius donó al Museo del Estanquillo.
La exposición Rius para principiantes se localizaen el cuarto piso del inmueble ubicado en Isabel la Católica 26 esquina Madero (Centro Histórico) y está compuesta por más de 200 obras, entre dibujos, fotografías, documentos e historietas completas, cartones que incorporaba a sus libros y collages, algunos de los cuales incluía en el diseño de las páginas de muchas de sus publicaciones; además de bocetos de las revistas Los Agachados y Los Supermachos, producto de seis décadas de trabajo continuo del autor, refiere la dependencia. La muestra estará abierta al público hasta el mes de enero de 2015.