La belleza de la pieza del mes que exhibe en la actualidad el Museo Morelense de Arte Popular (MMAPO) es superior a lo que cualquier imagen fotográfica puede alcanzar a mostrar. Hay algo más íntimo e inmaterial, en ese trabajo, que envuelve a lo que está más allá de nuestros sentidos, aunque hay que reconocer que, en primera instancia, es la vista la que queda subyugada.
El espectador sonríe al considerar que la manualidad no fue elaborada de manera diestra sólo con pedazos meticulosamente cortados de madera y carrizos, sino también con fragmentos del tiempo del propio artista creador.
¿De dónde vinieron sus motivaciones para crear la obra? Quizá pensó en los momentos felices que pasó de niño en las ferias de las ciudades o de los pueblos. Y quiso dejar constancia de ese tiempo maravilloso.
O tal vez, su creatividad se vio espoleada por hacer alegres los días de los hijos propios o de los otros, a las generaciones presentes o a las venideras.
Además de buscar atraerlos con un juguete sobresaliente, posiblemente recapacitó también en dejar sembrada una semilla de amor hacia los objetos mexicanos tradicionales para la diversión infantil, cada vez en mayor desuso por el avasallamiento de los juegos virtuales que dejan cumbres monetarias y la abolición de la infancia en el siglo XXI, “feliz” en su aislamiento.
La Rueda de la fortuna, juguete móvil elaborado por el artesano juguetero Óscar Martínez Longoria, vecino de Cuernavaca, parece también una alusión poética al registro del tiempo, en donde cada uno de los 12 lugares ocupados por dos pequeños personajes sin rostro, pero con sarapes y sombreros, podría simbolizar a la docena de meses que constituyen el año.
Al final de cada vuelta, la impresión de que la vida ha aumentado o se nos ha acortado, depende de cada uno. Tal vez ese sea uno de los motivos con lo que se relaciona aquello de que “cada quien habla de la feria según le ha ido en ella”.
Además de las diminutas y graciosas figuras humanas aludidas, otros pequeños detalles que hacen crecer a la pieza en su conjunto son los elementos decorativos que redondean su estética, como las minúsculas flores distribuidas por todas partes y los menudos magueyes en la base del juguete.
En el MMAPO se señala que la obra que se muestra de Martínez Longoria es prueba de que
“el arte popular morelense tiene una marcada tendencia hacia la elaboración de piezas utilitarias y domésticas, sin dejar de lado una acabada estética y alta calidad en la elaboración”.
Subraya que la pieza se hizo acreedora a una Mención Honorífica en el Concurso de Arte Popular Morelense “Guillermo Helbling” 2012 y fue una de las participantes en el Gran Premio Nacional de Arte Popular 2013.
Indica además que el expositor se ha dedicado desde el año 2001 a la elaboración de piezas de muy alta calidad, lo que le ha valido ser merecedor de numerosos premios a nivel estatal y nacional. El más reciente de los cuales ha sido un primer lugar en la categoría de juguete tradicional con su pieza “Carga zapatista”, dentro del Gran Premio Nacional de Arte Popular 2014.
En la cédula de presentación de la pieza, destaca un comentario hecho por el propio artista popular: “durante mis estudios y posterior a ellos, participé en talleres de materiales y procesos, encontrando interés y fascinación en la transformación de las materias primas a objetos artísticos y estético–funcionales. Mi labor de 12 años como artesano, ha tenido como objetivos el conseguir más reconocimientos para Morelos y contribuir de alguna manera al rescate del juguete artesanal”.
Qué bueno que el MMAPO se ocupen en enaltecer las maravillas que pueblan los mundos surgidos por los grandes creadores populares morelenses. Decisión plausible desde cualquier ángulo que se le mire.