Ciertamente bien documentado, con base en su periplo, aventura pronósticos sobre los posibles futuros de varios de estos países que, a contracorriente de su aumento de población y degradación del medio ambiente, podrían aspirar a un mejor nivel de vida sustentable, o descender a varias formas de anarquía. Durante los 20 años desde entonces, estas tendencias se han mantenido y han tomado dimensión global: crisis en apariencia benignas aunque persistentes en los países más desarrollados, y formas crecientes de barbarie en los menos. Es sueño de radicales pensar que una revolución puede arreglar cosas, y de acomodados pensar que todo puede seguir inmóvil. La creciente desigualdad de ingresos producto del capital financiero sobre la manufactura y el trabajo, está siendo reconocida como una tendencia imposible de sostener en el largo plazo [2].
Diciembre será un mes crucial: en París se discutirá y –ojalá– se convendrán medidas para aminorar el inevitable cambio climático, impulsando el desarrollo de fuentes de energía que no despidan bióxido de carbono (CO2) ni metano. Barack Obama, el papa Francisco y varios líderes mundiales se han pronunciado al respecto. Sin embargo, prescindir de carbón e hidrocarburos seguramente encontrará la decidida oposición de las trasnacionales que trafican energéticos que bien pueden ser causa de inestabilidades bursátiles realmente serias, cuando el mito del ‘libre mercado’ pueda desaparecer. Como pronosticado, los problemas de sobrepoblación, degradación de la tierra y falta de agua, ya están afectando la viabilidad de varias regiones. Así como el cambio climático se manifiesta en un lento aumento de eventos extremos, la lucha por recursos cada vez más escasos se da en el abanico de crecientes turbulencias del Medio Oriente, Pakistán y Bangladesh. El estado islámico no es una revuelta pasajera, sino una perversa y magnética ideología anclada en el espejismo de un mundo perfecto basado en la observancia estricta de una religión ancestral y sus mitos concomitantes; el califato no desaparecerá con bombardeos ni diálogos. Los millones de emigrantes que invaden y seguirán invadiendo países vecinos y toda Europa, tienen el potencial de alterar el equilibrio social de Occidente; en Inglaterra ya funcionan más mezquitas que iglesias.
Las reacciones al movimiento de poblaciones generan una amplia gama de perversiones, como vemos en las campañas de nominación del partido republicano de nuestros queridos vecinos. El fenómeno Trump, llamado “The Donald” por comentaristas cuerdos, aunque apoya la continuidad de la presente seguridad social, hace creer que mejorarán los salarios y el orgullo patrio de los trabajadores si se desaparece a millones de “extranjeros ilegales”. Este populismo nativista remite al que predicaba “Der Adolf” durante la penúltima gran recesión, salvadas las diferencias que afortunadamente son grandes entre ambos tiempos y sociedades. Una amplia población ilustrada, contando con redes de comunicación horizontal impensables en tiempos pasados y un acervo creciente de conocimientos científicos y humanos, puede aún prevalecer sobre las tendencias centrífugas del fanatismo y la intolerancia.
Roma no cayó en un día, ni en un año; el movimiento de la historia se adivina apenas tras décadas. Los años idílicos de los sesentas, cuando la pobreza era digna y autosuficiente, la población de México era la tercera parte de lo que es hoy. El crecimiento que tuvo nuestro país durante los años sesenta jamás podrá ser recuperado. Sin embargo, no deja de ser evidente que la primera mitad de este siglo será determinante para lo que suceda con nuestros descendientes en los siglos y milenios por venir.
[1] Robert D. Kaplan, “The Ends of the Earth; a Journey to the Frontiers of Anarchy” (Random House, 2a ed., 1997). Véase en línea: http://www.theatlantic.com/magazine/archive/1994/02/the-coming-anarchy/304670/
[2] Thomas Piketty, “Capital en el Vigésimo Primer Siglo” (Harvard U Press, 2014). Traducción en línea: https://jcguanche.files.wordpress.com/2015/02/piketty-el-capital-en-siglo-xxi-1.pdf
Kurt Bernardo Wolf
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