en el ámbito político hay muchas declaraciones incongruentes. Algunos de los políticos que apoyan esta reforma han sido cómplices de los sindicatos más corruptos que han dañado profundamente a toda la sociedad mexicana; aunque precisamente una de las motivaciones que se arguyen es terminar con la corrupción en este sector. La contradicción en este sentido es evidente. Por otro lado, en esta columna hemos mencionado varias veces que los salarios en México son muy bajos y que no permiten que los asalariados cubran sus necesidades mínimas. Claramente, la propuesta de la reforma laboral permite que el sector empresarial implante pago de salarios aún menores a los actuales. Ésa es una propuesta descabellada.
También en esta columna hemos llamado la atención de los empresarios en el sentido que es necesario retribuir con mayor equidad a sus trabajadores. Hemos discutido la pertinencia de aumentar los impuestos como una manera de redistribuir la riqueza en nuestra sociedad, hemos llamado la atención hacia la generosidad de los que más tienen. Anticipamos que de no ser así, se está forzando a que algunos opten por el camino violento, camino que no conviene, y que es la última alternativa para los que nada tienen. Tristemente, en nuestro país hay un gran número de personas que nada tiene que perder y que en estos momentos están siendo cooptadas por el crimen.
La forma social que se ha ideado para redistribuir la riqueza ha sido los impuestos, que más bien deben ser concebidos, entendidos y promocionados como contribuciones para el bienestar social, es decir para el bienestar de todos. Esto implica apelar a la generosidad, pero muchas personas piensan que la naturaleza humana es ser egoísta. Puedo refutar esta última afirmación a la luz de un reciente artículo aparecido en la revista Nature 489, 429 (2012) el 20 de Septiembre (http://bit.ly/OFqezM). Este artículo analiza el comportamiento humano en una forma sencilla e interesante. En él se responde a la pregunta: ¿los humanos son inherentemente generosos o egoístas? Este estudio encontró que cuando las personas tienen que hacer una decisión inmediata, el primer impulso es ser generoso, su primer impulso es la cooperación. Esto parece indicar a que la generosidad es innata. Solamente cuando la gente tiene más tiempo para hacer su elección aparece la avaricia. También es interesante que cuando se otorga mucho tiempo para hacer este análisis, la conducta regresa a la generosidad, pero la dispersión de la respuesta aumenta. Los autores del artículo explican que la cooperación es intuitiva, ya que ella se desarrolla en nuestras actividades del día al día, donde la cooperación es típicamente ventajosa. En sus experimentos encontraron que la intuición impulsa la cooperación en los dilemas sociales y que la reflexión puede generar indeterminación sobre los impulsos cooperativistas.
Esto puede implicar que la exigencia de usar la máxima racionalidad a los tomadores de decisión puede conducir a decisiones egoístas. Sin embargo, cuando se enfoca el largo plazo y la importancia de la cooperación para satisfacer las necesidades de un grupo mayor, entonces las decisiones se enfocan hacia el beneficio social.
Con esta argumentación quisiera llamar la atención al sector empresarial e invitarlo a que considere el largo plazo y los beneficios que tendría impulsar una reforma laboral que privilegie el beneficio social en lugar del beneficio al capital, ese ente sin cara que demanda decisiones cortoplacistas qie maximizan ganancias en el menor tiempo posible. Claramente un detallado análisis de la presente propuesta de reforma laboral no contempla la equidad en el reparto de la riqueza y tiene un sesgo hacia maximizar las ganancias privilegiando la inversión de capital, en lugar de promover la distribución de la riqueza para propiciar el consumo razonado de la población en general.
Evidentemente, la invitación es cordial, convencido de la exigencia de promover decisiones sustentables basadas en el conocimiento.