El embellecimiento de nuestro entorno impacta directamente en la calidad de vida de los habitantes de cualquier población. Sin embargo, existe una visión que estamos perdiendo y es la de actuar sin perjudicar nuestro entorno y el de nuestros descendientes. La obra pública que se realiza en el periodo de gestión (3 años para las ciudades y 6 años para los estados) debe planearse para que contribuya mucho más allá de esos lapsos.
En particular, me referiré a dos aspectos en las adecuaciones y arreglos de jardines y camellones con la siembra de nuevas plantas, la instalación de fuentes y sistemas de riego. Primeramente, se debe poner atención a qué tipo de variedades vegetales se sembrarán buscando las plantas endógenas de la zona que en principio requerirán de menores cuidados y agua para su completo desarrollo; en todos los lugares del planeta hay plantas endógenas bellas. Esta estrategia asegura el abasto de la vegetación, su fácil reposición en caso necesario y, además, no introduce especies que pudieran causar daño a los ecosistemas aledaños a las ciudades. No voy a discutir más este punto aquí, ya que nuestros biólogos o ecólogos pueden decir cosas mucha más precisas.
Segundo, voy a discutir algunos aspectos de uso de agua en estas adecuaciones de los jardines y camellones. Como muchos, considero necesario el uso de agua tratada para el riego; pensar en la sustentabilidad y buen manejo de los recursos hídricos es fundamental para cualquier población. Sabemos que en el estado de Morelos hay una gran disparidad en el acceso a agua potable entubada. La accesibilidad va desde el 40.3% en Zacualpan hasta el 99% en Emiliano Zapata, en particular en Cuernavaca el 97.4% de las viviendas la tienen (información del Censo 2010, INEGI). El hecho de que en Cuernavaca se tenga acceso a agua potable en casi la totalidad de las viviendas no hace que sea adecuado el uso de agua de esta calidad en el riego de áreas verdes. En el municipio cercano de Jiutepec radica el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua que puede otorgar asesoría para la instalación de pequeñas plantas tratadoras de aguas y con la salida de ellas regar las áreas verdes. Claramente, esta alternativa requiere de una inversión mayor a la que se hizo en las recientes acciones de embellecimiento de Cuernavaca: sólo conectar las fuentes a las líneas de agua potable. Sin embargo, el costo social y económico que tendremos que pagar los habitantes de esta ciudad con las actuales conexiones será mayor en los años venideros, es decir, el costo a tres años es menor, pero la inversión en plantas tratadoras de agua disminuye sustancialmente la explotación de los mantos acuíferos y, por lo tanto, nos garantiza una disponibilidad mayor en el futuro. Esto último se paga a cualquier precio.
Tercero, sabemos que en Morelos más del 96% de las viviendas disponen de energía eléctrica (Censo 2010, INEGI) y todas ellas pagan el servicio de alumbrado. Seguramente las bombas que alimentan las fuentes de los camellones fueron conectadas a las líneas de alumbrado usando el mismo criterio monetarista del uso de la red de agua potable. En Cuernavaca, más del 99% de las viviendas dispone de electricidad; esta disponibilidad tampoco nos permite hacer dispendio de la energía. Ya en estas líneas hemos propuesto el uso de sistemas fotovoltaicos que a los precios actuales al consumidor se pagan en 9 años. ¡Cuánto nos ahorraríamos, como pagadores del alumbrado, si se hubiera utilizado sistemas fotovoltaicos para generar la energía que se usa en las fuentes, el riego por aspersión y el alumbrado público! La conexión es simple, sencilla y totalmente factible. ¿Por qué hacer cosas con fines electorales en lugar de buscar el beneficio de todos ahora y en el futuro?.