La comunidad científica que apoya el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) incluye actores indispensables en la atención de los retos nacionales y colabora en sus soluciones. Su enorme diversidad de talentos es su mayor riqueza. La publicación del nuevo reglamento del Sistema Nacional de Investigadores en el Diario Oficial de la Federación el pasado 21 de septiembre tomó por sorpresa a dicha comunidad, al no emanar de un proceso cuidadoso de análisis en su seno.
Entre las decisiones que se plasmaron en el nuevo reglamento está la desaparición de la biotecnología dentro de las áreas del conocimiento evaluadas por el SNI. La biotecnología es un campo del conocimiento que ha impulsado, impulsa e impulsará cambios revolucionarios en este siglo, con fuertes implicaciones en muchos sectores estratégicos como el energético, el ambiental y por supuesto en la salud, por mencionar algunos. La biotecnología tiene raíces históricas inmersas en prácticamente todas las civilizaciones y, contrario a creencias populares sin sustento, no se restringe a la ingeniería genética, la cual es solamente una de sus herramientas más recientes y poderosas.
Existen actualmente más de 9 mil profesionales activos en biotecnología en México, una tercera parte de la investigación nacional, entre quienes se encuentran líderes de renombre cuyo reconocimiento trasciende las fronteras de nuestro país. Esta fortaleza dio lugar a la creación de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería hace 38 años, siendo actualmente un referente nacional e internacional para las diferentes áreas que conforman la investigación biotecnológica. Destacamos que durante la actual pandemia, la biotecnología está jugando un papel fundamental en la caracterización genómica de los virus circulantes en México, así como en el desarrollo de vacunas, pruebas de diagnóstico y agentes terapéuticos. La vacuna contra el SARS-CoV-2 será, sin duda alguna, un logro de la biotecnología moderna.
Por otro lado, en el país se ofrecen actualmente 614 programas de estudio a nivel licenciatura que tienen un enfoque en la biotecnología, así como 320 posgrados dispersos por todo el territorio nacional, con una matrícula superior a los 7 mil inscritos, los cuales alimentan no solo a la investigación, sino a cerca de 500 empresas biotecnológicas con sede en México. De éstas, 33% se encuentran en el segmento de la salud, 19% en el de la industria en general, 14% en el sector de alimentos, 13% en el del medio ambiente y el resto en otras áreas igual de importantes para el desarrollo nacional. Sin duda, la juventud mexicana encuentra en la biotecnología un área atractiva para su desarrollo profesional.
Por todo lo anterior hacemos público nuestro rechazo y señalamos como un hecho inaceptable que la biotecnología o cualquier otra área disciplinaria pueda ser eliminada de forma discrecional por las autoridades del Conacyt. Por otra parte, la decisión unilateral de desaparecer del SNI las comisiones especializadas tendrá el efecto de atomizar en otras áreas la evaluación de los biotecnólogos del país impidiendo reconocer explícitamente un área fundamental que ha sido desacreditada injustificadamente.
Demandamos que la Biotecnología sea restituida como un área dentro del Sistema Nacional de Investigadores, asimismo, solicitamos enérgicamente que las prioridades científicas y de investigación de México sean objeto de cuidadoso análisis en el que participe toda la comunidad científica del país.
Los autores son ex Presidentes de la Sociedad Mexicana de Biotecnología y Bioingeniería, A.C. (https://smbb.mx/).