El masivo uso del cubrebocas por la población podría servir para disminuir tanto la tasa de transmisión como la gravedad del COVID-19. Esta frase es alentadora y la encontramos en el artículo que se publicó la semana pasada en la revista “The New England Journal of Medicine” [1]. La explicación que se argumenta en el artículo está basada en los resultados de diversos estudios realizados en diferentes partes del mundo, donde se muestra que el uso del cubrebocas disminuye la tasa de contagios y aumenta la proporción de infectados asintomáticos. Esto último, se refiere a que si en una población el cubrebocas es mayoritariamente adoptado del total de enfermos de COVID-19 una proporción mayor manifiestan síntomas leves o son asintomáticos y la proporción de casos letales disminuye.
Considero importante conocer la argumentación de este artículo para llegar a estas conclusiones y así decidir nuestro proceder basado en conocimiento.
Primero, la trasmisión del virus SARS-CoV-2, además de ser por contacto, es por vía aérea, es decir, por las minúsculas gotas que arroja una persona contagiada (con síntomas o sin ellos) al aire cuando respiramos, tosemos o estornudamos: Estas gotitas pueden contener miles o millones de partículas virales que podemos inhalar sin darnos cuenta en ambientes donde estén dispersas, principalmente en recintos cerrados sin ventilación. Por esta razón, el uso del cubrebocas disminuye el número de gotitas que arrojamos al aire cuando respiramos o tosemos y con ellos disminuye la transmisión; de manera similar, también disminuye la cantidad de gotitas con partículas virales que podemos aspirar.
Segundo, la severidad de una infección viral se asocia normalmente a la carga viral, es decir, al número de virus con el que se nos infecta. En la mayoría de las enfermedades producidas por virus, si entra una cantidad muy grande de partículas virales a nuestro cuerpo la probabilidad de tener una infección grave o severa aumenta.
Al usar cubrebocas, disminuye el número de gotitas con partículas virales que aspiramos y por ende solo pueden entrar una porción pequeña de ellas. De esta manera, el pequeño número de virus que entra sirve como una inoculación y nuestro cuerpo puede contender con ellos y activar nuestro sistema inmune para controlar a los virus invasores. La inoculación como medida de contención de enfermedades virales ha sido usada en el pasado, principalmente antes de contar con una vacuna. Situación muy parecida a la actual en el COVID-19.
Por lo tanto, el uso de cubrebocas nos ayuda a mitigar la transmisión y gravedad de la enfermedad.
Si bien debemos promover ampliamente el uso de los cubrebocas como una acción inmediata y de efecto en nuestro entorno cercano.
En otro orden de ideas, la crisis provocada por el COVID-19, como lo mencionamos la semana pasada, también aumenta las desigualdades en nuestro entorno y en especial en aspectos educativos y tenemos que tomar medidas para transitar a una forma de educación diferente.
Hoy nuevamente quiero llamar la atención sobre aspectos digitales, de acceso a información y a Internet. En particular, desde mi perspectiva debemos enfatizar la propuesta de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL) de contar con una canasta básica digital en toda América Latina. En el informe especial num. 7, llama a todos los países miembros a universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19. Esta recomendación surge después de analizar los cambios producidos por esta pandemia en los aspectos de las actividades económicas, educacionales, de salud, sociales y de entretenimiento. En este análisis encuentra que la brecha de acceso a los recursos digitales profundiza las desigualdades en la región. Señala que la población infantil entre los 5 y los 12 años junto con las personas mayores de 65 años son los grupos con menor conectividad. Es decir, la población que debe recibir una educación se ve seriamente afectada por su falta de acceso a los servicios digitales.
Un aspecto que debemos contemplar, de acuerdo con el análisis de la CEPAL, es la funcionalidad según las velocidades de descarga de los servicios de banda ancha que están disponibles y accesibles para toda la población. El análisis indica que un ancho de banda menor al 5.5 Mbp/s permite funcionalidades sencillas como correo electrónico, video básico y transmisión de audio y video, pero no permite el teletrabajo ni la educación en línea. Un servicio con una velocidad de 18.5 Mbp/s permite simultáneamente dos funciones básicas y una de alta demanda, digamos permite el teletrabajo y la educación en línea; pero de solo una persona. Un servicio con más de 25 Mbp/s permitirá este tipo de funciones de alta demanda de manera simultánea. Esta guía permitirá a algunas personas seleccionar el tipo de servicio y alerta a toda la sociedad de la disponibilidad de acceso que debemos promover para toda la población.
El documento considera que estamos viviendo un cambio estructural y las nuevas actividades recaerán cada vez más en canales en línea. En particular, la educación en línea, los servicios de salud digital (consultas y diagnósticos remotos) compras en línea, entretenimiento en línea. Para ello se requiere de flexibilidad, cercanía del servicio y capacidad de reacción. Las soluciones no están totalmente disponibles ni optimizadas para ello se requiere investigación y desarrollo y creación o adecuación a las capacidades de las regiones.
El documento de la CEPAL concluye con líneas de acción en las que debemos reflexionar y adecuar a nuestros entornos. En particular enfatiza que debemos repensar el modelo de gobernanza digital para promover la igualdad considerando procesos de transformación incluyentes, facilitando la interacción mediante múltiples canales y al fomentar la diversidad.
Ante la situación que nos plantea la crisis del COVID-19, tenemos un amplio espectro de acciones para implantar, modificar y construir. Estas son dos ejemplos: el primero, muy sencillo, USAR CUBREBOCAS, el segundo, dado que estamos entrando a la era digital, promover una canasta básica digital para toda la población.
[1] https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp2026913
[2] https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45938/4/S2000550_es.pdf