¿Qué trabajo le podemos recomendar a la juventud? Seguramente, el lector podrá hacer alguna recomendación, a las personas jóvenes o adolescentes que están estudiando o pretenden encontrar algún trabajo en estos días en nuestro país. Es claro que no todas las personas tenemos que estudiar una profesión universitaria, ya que podemos encontrar trabajos muy dignos que no necesariamente requieren una preparación universitaria, aunque ésta formación siempre ayuda. Por ejemplo pensemos en el trabajo que atiende a bebés o personas adultas, estas actividades parecieran tener siempre vigencia y pareciera que nuestra sociedad debiera, dada su importancia, recompensar con una mejor retribución monetaria estas dos actividades, para muchos esta pudiera ser una recomendación juiciosa.
Estoy seguro, que muchos de nosotros, cuando éramos jóvenes, no pensamos en llegar a la edad adulta con un solo trabajo; pero algunos hemos tenido la fortuna de hacerlo. Durante este tiempo hemos presenciado la desaparición de algunos trabajos; por ejemplo operadores/operadoras de teléfono. Quizá tenga que explicar aquí lo que era una operadora de teléfonos, dado que la juventud de hoy no ha hecho uso de operadora (aquí tengo que aclarar que nunca conocí a un operador). La profesión de contestar una llamada de un teléfono para conectar manualmente con la línea de otro teléfono, era una profesión abrumadoramente ocupada por mujeres. En el inicio de la telefonía, uno descolgaba el teléfono y del otro lado contestaba una operadora, uno le pedía hablar con otro teléfono, le daba el número y ella manualmente enchufaba nuestra línea con la otra para poder hablar. Por supuesto, la automatización hizo que este trabajo desapareciera. Aquí tengo que enfatizar que muchas labores que hace medio siglo se hacían personalmente, hoy se hacen automáticamente o por robots. Es más, en algunos lugares la atención a clientes, como en los bancos, la atención es fundamentalmente realizada por autómatas.
Con estos antecedentes, para la juventud es necesario conocer cuáles son los trabajos que se pudieran automatizar. Por ejemplo, cuando yo era pequeño, los choferes de automóviles no parecía ser una de las profesiones automatizables, hasta los supersónicos (caricatura de los años 60 del siglo pasado) conducían sus naves espaciales; sin embargo, hoy en día hay un esfuerzo para automatizar la conducción de vehículos usando inteligencia artificial.
Así este martes llamó mi atención un trabajo publicado en uno de los depósitos de acceso libre más connotados en los ámbitos de la física, matemáticas, economía y computación de artículos científicos, que versaba precisamente sobre automatización y sus consecuencias para la movilidad laboral [1]. En este artículo mediante un modelo matemático, consistente en una red de ocupaciones donde se mueven agentes computacionales, se describe la dinámica de las personas entre diferentes puestos de trabajo para posteriormente encontrar los cambios entre las diferentes ocupaciones debido a los efectos de la automatización.
Aunque no parezca, este artículo es un ejemplo de lo que llamamos econofísica, de la que he hablado anteriormente; pero se acerca mucho a la sociofísica dado que aborda también un problema social: el desempleo. En ese trabajo se destaca que hay diversos empleos que son propensos a la automatización y por lo tanto tenderán a desaparecer; aunque, por otro lado), las nuevas tecnologías crean nuevos trabajos y para propiciar el bienestar social es crucial entender las transiciones entre estas ocupaciones. El artículo usa una base de datos empíricos de los Estados Unidos y con estos datos se construyó una red de movilidad ocupacional, donde los nodos son ocupaciones y las aristas de la red representan la probabilidad de transitar de un trabajo a otro, de un nodo a otro. Para estudiar los efectos de la automatización se construyó un modelo de mercado laboral. El artículo enfatiza la importancia de dirigir los planes de readiestramiento o capacitación de las personas hacia las ocupaciones con menores posibilidades de automatización. Así, con este modelo se encontraron resultados contraintuitivos en los que, debido a la estructura de la red, los trabajadores en ciertas ocupaciones altamente automatizadas pueden beneficiarse de la automatización, mientras que los trabajadores en ciertas ocupaciones con un bajo nivel de automatización pueden sufrir consecuencias adversas.
Por ejemplo, los asistentes de estadística son más vulnerables a la automatización que las personas dedicadas al cuidado infantil. Sin embargo, dado que un asistente estadístico puede hacer una transición a las ocupaciones con la creciente demanda como el análisis de datos, los autores sugieren que es más probable que disminuya la tasa de desempleo a largo plazo para los estadísticos. En contraste, dado que muchas ocupaciones con menor demanda de preparación, pero automatizables, pueden hacer una transición a cuidadores infantiles, es más probable que aumente el desempleo a largo plazo entre las personas de cuidados infantiles. Por lo tanto, los esfuerzos de apoyo y reentrenamiento podrían dirigirse mejor a los trabajadores de cuidado infantil.
Con este ejemplo, vemos como es necesario tener datos para construir estos modelos, los datos utilizados son para el mercado laboral de los Estados Unidos y no tenemos los correspondientes para nuestro país, necesitamos más científicos de datos, entre otros muchos.
Insisto, debemos consolidar el sector científico mexicano para entender nuestro entorno poder brindar soluciones que promuevan el bienestar social.
[1] https://arxiv.org/abs/1906.04086