El pasado 21 de marzo la secretaria de Energía, la ingeniera Rocío Nahle, comentó que México es pionero en la generación de energía limpia. Desde mi opinión, las acciones iniciales en temas energéticos y lenguaje no coincide con esta afirmación. Primero tengo que aclarar nuevamente que en campaña, el licenciado Andrés Manuel López Obrador era el único candidato que usaba el concepto de energías renovables, en lugar del de energías limpias. Ya en esta columna he comentado varias veces que la Ley de Transición Energética define a las energías limpias como las energías renovables, la energía nuclear y a las energías que generen electricidad eficientemente, como las plantas termoeléctricas de ciclo combinado (que normalmente queman gas natural). Recordemos que las energías renovables son aquellas que se usan a una tasa menor de la que se producen y no emiten gases de efecto invernadero que cambian la composición de la atmósfera; por lo tanto, este tipo de fuentes renovables son las únicas que verdaderamente evitan el cambio climático antropogénico. Así, el uso del concepto de energías limpias es un retroceso hacia las políticas de anteriores sexenios. En el mundo cuando se habla de energía limpia solamente se considera a las renovables y la energía nuclear. En cambio el coordinador de Energía Renovable de la SENER, Luis Abelardo González, ha mencionado que para fin de este sexenio la generación de electricidad será del 40% con energías renovables. Este último compromiso me parece totalmente adecuado y accesible en nuestras condiciones, solamente requerimos definir estrategias para seguirlas desde este momento y muchas personas estamos listas para colaborar.
Debo comentar, que en otros lugares el viraje hacia las fuentes renovables está siendo contundente. Por ejemplo, Noruega, país petrolero, que aunque ha conseguido que su petróleo verdaderamente mejore la calidad de vida de sus habitantes, está optando por un impulso sin precedentes hacia las renovables. Las inversiones de los ingresos petroleros en ese país están siendo invertidos en instalaciones de renovables, tanto eólicas como solares. Es sorprendente como Noruega, un país situado en una región del mundo donde el recurso solar no es tan abundante y con variaciones anuales mucho más pronunciadas que en nuestro país, está invirtiendo en esta fuente renovable. Lo mismo podemos decir de otros países petroleros de la región del Golfo Pérsico, incluso Alemania tiene una política muy agresiva de promoción de las renovables. En particular, Alemania está impulsando la generación distribuida en una forma que produce derramas económicas directas a la población.
¿Qué nos hace falta en México para virar decididamente a las fuentes renovables? Primero reconocer, que el petróleo fue una riqueza que no se difundió a la gran población en nuestro país y que cada vez tenemos menos petróleo para vender o quemar. Si bien reconocemos que una parte muy importante de nuestros ingresos es por la exportación de este recurso natural, también debemos aceptar que si lo usamos como energético, estamos cambiando la composición de la atmósfera y con ello estamos incrementando las posibilidades de eventos metereológicos extremos que causan daños principalmente a nuestra población más vulnerable. Segundo, que las energías renovables tienen la característica de que están distribuidas en el territorio nacional y que posibilitan que cada persona genere, al menos una buena parte, de la energía que utiliza. Precisamente esta posibilidad abre la puerta a una verdadera democratización de la energía propiciando su accesibilidad y sin contaminar.
Por esta razón, estoy totalmente de acuerdo cuando Luis Abelardo González comenta que debemos propiciar desarrollos para el almacenamiento de energía de las fuentes renovables y su interconexión a la red de CFE. Con estas medidas estaremos atacando la variabilidad de las fuentes renovables. Para mí, es muy importante que se promueva la creación de empresas instaladoras certificadas de sistemas pequeños para que las personas podamos generar electricidad en nuestras casas, oficinas, negocios, industrias, etcétera. Les recuerdo, un sencillo ejemplo, que un consultorio dental requiere del orden de 32 metros cuadrados de paneles fotovoltaicos para generar la energía que usa, este ejemplo puede ser utilizado para estimar lo que se requiere en cada lugar.
De empezar como campañas de promoción de instalación de fuentes renovables, podríamos iniciar una disminución en el uso del petróleo y podríamos vender más barriles y obtener los mismos ingresos que antes; y al mismo tiempo tener una atmósfera cercana mucho más limpia. Las ventas petroleras no tienen porqué estar asociadas al uso del petróleo como energético. Tampoco la energía barata está asociada a que extraigamos el petróleo de nuestro subsuelo. Hoy en día la energía eólica o energía solar son más baratas y no tienen el problema de emitir en el lugar de generación, por lo tanto optar por estas últimas fuentes de energía en conjunto con la posibilidad de generación distribuida dará la oportunidad de que nuestra población tenga acceso a energéticos limpios y baratos.
Dado que tenemos un recurso natural no renovable como el petróleo, propongo que lo extraigamos, lo vendamos o lo transformemos; pero no lo quememos.