Una de las actividades que más se están haciendo en diferentes ciudades es construir grandes edificios. Muchas personas tienden a querer trascender mediante la construcción de grandes edificaciones para dejar muestra de que estuvieron por este mundo. Sin embargo debemos preguntarnos si es adecuado incrementar la densidad de viviendas o de oficinas con esas grandes edificaciones.
El día de hoy quiero invitarlos a reflexionar sobre este punto. Hay varios dilemas en cuanto al tamaño de las edificaciones. Parece ser que una gran casa donde solo habite una familia puede ser un indicador de problema social de inequidad, en cuanto haya muchas familias que solamente tengan unos cuantos metros cuadrados para su casa o departamento. También puede ser un indicativo de un uso privado de bienes, así como los espacios, la energía y el agua, por ejemplo, que bien pudieran compartirse o aprovechar las bondades de un uso compartido y pago compartido por estos bienes.
En algunas ciudades en el mundo han tratado de resolver este tipo de dilemas construyendo edificios que comparten áreas verdes, de esparcimiento, agua y muy recientemente energía. Sin embargo, no puedo encontrar un estudio profundo de cómo debería ser una edificación que minimizara los impactos nocivos a la sociedad y al ambiente considerando un costo económico aceptable, además de concebir una organización interna que prevea la resolución de conflictos. Es decir un estudio que contemple las cuatro dimensiones de la sustentabilidad: natural, económica, social y organizacional.
Primeramente debemos considerar que el tamaño de estas edificaciones debería ser diferente y en concordancia con la localidad. Veamos algunos ejemplos: la disponibilidad de agua es una de las condicionantes más importantes. Lo ideal sería que esa edificación contara con un sistema de tratamiento de agua que permitiera la recarga de los mantos acuíferos o de las fuentes de agua superficial que utilizara; no sólo captación de agua de lluvia sino un sistema de utilización del agua que permitiera su retorno futuro al sistema natural sin causar afectaciones a otras personas o especies. Otro ejemplo sería contemplar energía asequible y renovable para todo el funcionamiento de la edificación. Se imaginan contar con casas, departamentos, escuelas, oficinas o industrias que generen la energía necesaria para su funcionamiento. Por supuesto esta demanda debería considerar que la altura de los edificios impide que los vecinos puedan aprovechar tanto la energía solar como la eólica; ya que los edificios altos son barreras para el sol y el viento; así se debería determinar alturas máximas para las edificaciones cercanas o espacio libre para no afectar a los vecinos.
Con estos ejemplos considero debe quedar claro que la determinación de un tamaño idóneo para una edificación debe ser en concordancia con el lugar físico y debe contemplar aspectos ambientales y de organización para poder propiciar un beneficio social.
Estamos en un momento en la historia donde, dado el avance en el conocimiento, sabemos del resultado nocivo o beneficioso de casi todas nuestras actividades y acciones. Por esta razón debemos definir normas adecuadas para la convivencia entre las personas y con otras especies animales o vegetales. Un hecho irrevocable, es que estos animales o vegetales no conocen el resultado de sus acciones en el largo plazo, esto ha sido así también para las personas y solamente en el último siglo es cuando los avances en el conocimiento lo han permitido.
Con estas frases solamente los invito a reflexionar sobre el punto de diseñar verdaderas edificaciones sustentables, por supuesto se deben contemplar las acciones para el tratamiento de los desechos sólidos generados por los usuarios y muchos otros aspectos, pero todos ellos considerando las cuatro dimensiones de la sustentabilidad.
Dediquémonos a amalgamar el conocimiento científico con el tradicional para definir una trayectoria para contar con edificios sustentables.