Una de las explicaciones que vinieron a mi mente fueron los incendios ocurridos el miércoles y el jueves en la zona poniente de Cuernavaca. Sabemos que se quemaron varias hectáreas de la zona poniente donde tienen su hábitat diferentes animales y, en particular, un buen número de aves.
Parece que no fui el único en notarlo, ese sábado en la mañana en mi paseo semanal por el parque Barranca de Chapultepec, encontré a un pequeño número de jóvenes liderados por una mujer con binoculares observando las copas de los árboles. La verdad es que no les pregunté; pero seguramente estaban también sorprendidos por ver especies de aves diferentes a las cotidianas en ese lugar. Ya que continuamente se invitaban a observar a diestra y siniestra con los binoculares.
Los impactos de los incendios generalmente se mencionan como se quemaron tantas hectáreas y ¡ya!; pero quizá las personas no versadas en los temas de la naturaleza obviamos los verdaderos impactos de estos incendios sobre los habitantes de esos lugares. Por supuesto, que por habitantes me refiero a los animales que se desarrollan en esos lugares.
Considero que es claro que los animales intentaron huir de las llamas, quizás algunos mamíferos pequeños lo pudieron hacer y muchos otros no, pero seguramente muchas aves lo hicieron y quizá esta clase del reino animal es la que más fácilmente pudo huir de los incendios.
Con el hecho de haberme percatado del desplazamiento de estas aves hacia lugares que no habitaban cotidianamente, me obliga a requerir información sobre los impactos de esos incendios. Seguramente los biólogos pueden estimarlos. No solamente la curiosidad científica debe motivarnos a conocer o generar esa información, sino debemos conocer la biología de los sistemas cercanos a donde vivimos y realizamos nuestras actividades.
En este caso parece ser que las aves no encontraron en los árboles cercanos a casa las condiciones para poder vivir. Ya no escucho la diversidad de cantos en las mañanas que escuché en sábado. ¿Qué fue lo que encontraron esas aves que no les gusto? ¿Qué fue los que no encontraron en las cercanías para mudarse definitivamente? Estas son algunas de las preguntas que podemos hacer en lo referente a las aves desplazadas por los incendios. Los incendios son eventos que suceden normalmente en nuestros entornos y los sistemas ecológicos muestran resiliencia y contienden con ello. Es más, en algunas regiones del planeta los incendios son necesarios para que algunas semillas encuentren en el suelo la alcalinidad necesaria para germinar. Seguramente algún amigo biólogo podrá decirnos si existen plantas en la selva baja caducifolia de Morelos con estas características y entonces podamos asegurar que no sólo hay resiliencia a los incendios en este ecosistema; sino que los seres vivos requieren de estos eventos para subsistir. Lo que no debemos permitir es que a estos terrenos que por algún tiempo se aprecian devastados, les cambien el uso del suelo y los urbanicen bajo el pretexto de que ya no cumplen su función de zonas de amortiguamiento.
Por otro lado, las preguntas sobre las razones para que las aves desplazadas ya no permanecieran en los primeros refugios que encontraron, son las mismas que podemos abrir sobre los mexicanos que migran y regresan. ¿Cuáles fueron las causas (los posibles incendios) que los obligan a migrar? Ahora que las políticas racistas los obligan a regresar ¿encontraran las condiciones para establecerse y desarrollarse? La migración es un fenómeno natural en la civilización humana, su entendimiento nos ayudará a contender con ella y propiciar realmente desarrollo de la población migrante y de la que permanece y disminuir los impactos negativos de ella sobre las regiones involucradas.
Los fenómenos de migración son parte del comportamiento natural de los sistemas biológicos; que involucran muchos aspectos que no son obvios y que un mal entendimiento puede propiciar acciones contrarias al desarrollo de los sistemas mismos. De aquí que debemos conocer la dinámica de los sistemas para poder propiciar desarrollos armónicos.