La gasolina es otro elemento que le viene generando presión a la espiral inflacionaria y de paso provocando inconformidad social en todos los niveles, el ambiente no es pues de armonía y de aplausos hacia el régimen, sobre todo porque el compromiso era todo lo contrario, bajar precios y mejorar condiciones hacia mayores satisfacciones en la economía popular.
Ya se ha insistido mucho en que buena parte de los factores que inciden en un menor desarrollo son externos, sin embargo, eso no lo entiende el ciudadano de a pie, la ama de casa, ni el obrero o campesino, ellos atribuyen a sus autoridades, en los tres niveles de gobierno, todos los golpes de los que son objeto.
Habrá que ver si el paquete de reformas que tanto conflicto han generado en ciertos sectores, logra tener alguna incidencia positiva para las mayorías, como se aseguró a fin de que fueran menos cuestionadas, pero al menos hasta hoy, seguimos en retroceso, lo que lleva a esa creciente inconformidad.
Pero lo que en la cúpula se aprecia, ya viene alcanzando a todos y se advierte de una baja considerable en el nivel de inversión de sectores estratégicos para apuntalar la economía nacional, como el de salud, de educación y qué decir del campo.
Los estados ya resienten esas contracciones, Morelos no escapa a dicha dinámica y la inversión pública sigue su descenso, con el riesgo de dejar proyectos comprometidos a medias.
Le habíamos dicho que uno de los que ya están congelados, sí por lo menos en lo que resta de este régimen, es el relacionado a la ampliación de la autopista La Pera-Oacalco, más por cuestiones legales que por dinero, pero el resultado es el mismo, los trabajos se quedaron truncados.
Pero pegarle a rubros estratégicos como la educación, la salud o el sector primario es fatal, porque significa que se entrará en una fase mucho más complicada que la actual. El estado exhibe fuertes deficiencias en salud, los programas de prevención son incipientes.
En este momento debería haber una intensa campaña de fumigación y eliminación de “focos rojos”, en lo referente a enfermedades de la temporada como el dengue, el zika y la chikungunya.
En lo que respecta a educación, todos sabemos que el nivel de enseñanza anda por los suelos, a pesar de que desde el gobierno se afirme lo contrario y entre los factores que lo alimentan están los financieros, las escuelas se encuentran abandonadas, no hay material didáctico, ni de apoyo a los maestros para poder ofrecer una buena cátedra.
Se tiene que improvisar para poder cumplir con la labor, pero eso de la educación gratuita es la mentira más grande del mundo. Somos los padres de familia quienes hacemos posible que el sistema no haya colapsado, las autoridades hace mucho que incumplen lo que la Constitución ordena al respecto.
Ahora bien, tocante al campo y desarrollo agropecuario en general, el estado y el país siguen cada vez dependiendo más de la importación de productos, porque no se preocuparon por darle vida a la productividad. Los campesinos son seres en extinción, no porque falte amor por la tierra, sino porque en las condiciones en las que nos encontramos, se están muriendo de hambre, no tienen apoyos, ni asistencia técnica.
La inversión en tecnología y ampliación de sistemas de riego, a fin de lograr más con menos, es raquítica y con todo lo que se ve venir, pues no hay como que muchas esperanzas de lograr mejorar las cosas, por eso decimos que el gobierno, en sus diversos niveles (federal, estatal y municipal) está en aprietos por incumplimiento de metas y compromisos con un pueblo, que a pesar de todo, les continúa dando el beneficio de la duda.
En nuestra entidad, ya se siente un ambiente tenso y un sentimiento popular muy lastimado.
Algo se tendrá que hacer, porque cualquier medición de la opinión pública en relación al desempeño de sus autoridades acaba en masacre, en las instancias federales, estatales y municipales.
Pero no obstante el decrecimiento en el que nos encontramos se antoja que todavía no tocamos fondo y que los ajustes presupuestales continuarán por algún tiempo más.
Como le decíamos líneas arriba, nuestro estado no abriga esperanzas de mejorar la inversión pública en lo que resta de la administración actual, acaso la Federación podrá concluir obras como el Paso Exprés en Cuernavaca, que además tampoco será un detonante económico local, es más bien para aligerar el tránsito de quienes pasan por aquí rumbo a Acapulco, o la autopista Siglo XXI y parémosle de contar, porque no hay en puerta algo significativo en la materia.
Y en lo referente a los recursos propios, andamos peor, sólo se han podido remodelaciones como Plaza de Armas o alguna pequeña acción en dos o tres municipios, que no alcanzan frente a un reclamo masivo de atención en servicios de primera necesidad.
Algo deberán hacer los gobernantes, porque nos aproximamos a otra justa electoral y es la presidencial, así como por la gubernatura en la entidad, ocasión en la que los electores suelen cobrar facturas y despojar del mando a quienes, a su juicio, no cumplieron con lo acordado cuando se pedía el voto. Desde el sector oficial se suelen disfrazar mediciones y escenarios, pero a nadie se engaña, porque es precisamente el pueblo el que se encuentra en un callejón sin salida.