El legislador Jesús Escamilla Casarrubias logró hacer prosperar un punto de acuerdo, a fin de que se pidiera a la funcionaria comparecer y explicar los motivos por los cuales, hay desabasto permanente de medicinas en clínicas y hospitales.
El legislador habló también de una insuficiencia de personal y sobre todo de falta de equipo, lo que viene generando una creciente inconformidad por parte de sectores sociales que se ven afectados, al no ser atendidos ni en calidad ni en oportunidad.
El problema en efecto parece en ascenso, pero no sólo al exterior, desde el interior se están dando muestras de que se registra una caída en la calidad de la prestación de los servicios de salud y si a nivel de nosocomios como el G. Parres se presentan dificultades en la disponibilidad de personal médico, instrumentos y personal para cumplir con el compromiso de atender a quienes lo requieren, el problema es mucho más fuerte en clínicas de pueblos y comunidades.
El tema no es de ahora, hace rato que hay incluso diferencias internas, entre mandos superiores y personal calificado y sindicalizado. Éstos reclaman que se les den las facilidades a fin de poder entregar resultados favorables, advirtiendo que en ocasiones son acusados de negligencia médica y perseguidos por la ley, cuando no disponen de lo necesario para su trabajo.
Bueno, la salida de Vesta Richardson López Collado, como representante de esa dependencia hace ya unos meses, obedeció precisamente a un problema que se dio con sus propios empleados, el sindicato se rebeló y denunció una serie de irregularidades que llevaron a la renuncia de la entonces secretaria, sin embargo su salida tampoco resolvió nada, por lo visto.
Las quejas han llegado hasta el recinto legislativo, que a propuesta de Escamilla, consideró prudente “invitar” a Mora a ofrecer razonamientos al respecto. Es la población con mayores índices de pobreza la que tiene como único refugio, para buscar atención médica ante cualquier enfermedad, a los Sistemas de Salud Morelos (SSM).
Es doloroso decirlo, pero sin esa posibilidad, muchos niños, mujeres, sobre todo mayores de edad pueden morir, porque no tienen recursos como para ir a un médico particular, pero si además de la consulta, no se les surte la medicina, es prácticamente lo mismo. Hoy día, cualquier medicamento cuesta un ojo de la cara y si no se los dan, simplemente se quedará con la receta en la mano, por eso sí es importante que se haga algo al respecto, hay muchas vidas humanas de por medio.
ARROZ MORELOS, LÁSTIMA DE CALIDAD
Y donde tampoco andan muy bien las cosas es en algunas actividades del sector campesino, los productores de arroz en Morelos, grano que ha dado tanto prestigio a la entidad por su calidad, pasa por momentos difíciles, la introducción de grano chino, tailandés y de Taiwán los tienen casi en quiebra.
Es el problema de siempre, la corrupción, la que posibilita el ingreso de productos extranjeros de ínfima calidad que por lo tanto, se venden a precios muy inferiores y desplazan al arroz local en los mercados de consumo. Lo que se menciona es que cerca de la mitad de la producción pasada sigue en bodegas y ya está en puerta la nueva cosecha.
Los tres principales molinos de arroz, entre ellos el San José y el Buena Vista, presentan pasivos por más de 15 millones de pesos. Quizás en monto parezca poco significativo, pero para quienes apenas logran incentivos para continuar la producción del grano, es demasiado.
En verdad que el producto local es de muy buen nivel, por eso tiene un sobre precio en comparación a granos de otras entidades, ya no se diga los que entran de fuera, que francamente son de lo peor. El consumidor se va con la finta, pensando que comprar el kilogramo a un valor muy por abajo del Morelos, sale ganando, no es así, aquel arroz no rinde, el estatal sí, algo que es desapercibido.
La cosa es que con el consentimiento de diversos niveles de autoridad y filtros que se supone existen a fin de que no ingresen al país mercancías como éstas, se han venido inundando los mercados estatales y generando pérdidas millonarias a nuestros arroceros.
Han tenido que recurrir incluso al Congreso local para pedir ayuda a fin de evitar mayores complicaciones, porque la mayor parte del producto de la cosecha anterior no se ha logrado vender y ya viene la otra. Ahora bien, dijera usted que es un arroz pobre en calidad, habría justificación, pero nos referimos al mejor grano que se produce en el país, simplemente se nos antoja injusto, pero las instancias gubernamentales tienen la culpa, están detrás de la penetración de esos alimentos chafas.
Debe ser un jugoso negocio, porque nada es gratuito y menos cuando las consecuencias son tan dramáticas. Se supone que al respecto no existe acuerdo comercial alguno entre Morelos, China, Taiwán o Tailandia, que permita la importación, entonces estamos ante otro rubro más del contrabando.
Y para llegar hasta nuestra entidad, hay que pasar el océano y revisiones distintas en los puertos, para que puedan entrar a tierra. Es aquí donde comienza la tranza. Los introductores con toda seguridad se ponen a mano para poder ingresar al país.
Ya una vez en territorio nacional, las cosas son de chiste, no hay realmente casetas de revisión, acaso cierta vigilancia policiaca en caminos, pero la cual, con una corta feria, se hace de la vista gorda. No hablamos de unos cuantos kilogramos como para que o se adviertan, tienen que ser miles de toneladas, o sea barcos repletos llegando a costas mexicanas para de ahí, seguir muchas rutas de distribución, una de ellas hacia Morelos.
Como siempre, por una lana se afecta a nuestros productores, porque de haber voluntad, no pasaría ni un kilo de arroz de aquel lejano continente, pero en todos lados se cuecen habas, por eso el sector campesino tiene tantos problemas y poco apoyo.