Los problemas que hoy presenta son prácticamente los mismos de todos los tiempos, hay una improvisación en el personal que lo atiende, el estado físico de la mayor parte de las unidades colectivas es muy malo, por lo tanto la calidad del servicio que se presta es deficiente.
La clonación de placas y permisos posibilita que cientos de unidades circulen por las calles con todos los riesgos que ello implica, sobre todo en estos tiempos de crisis en materia de seguridad. El “pirataje”, en particular, en lo que tiene que ver con la modalidad de taxis, es un fenómeno que parece imposible de corregir, sin embargo, también refleja la sospecha de que su sobrevivencia se debe a componendas con los funcionarios responsables del área.
O sea, es una actividad permitida porque representa una entrada brutal de dinero para los altos mandos de la Secretaría de Movilidad y Transporte (SMyT), de tal manera que es desde la propia instancia que tiene la responsabilidad de regular la actividad en el tema, desde donde se facilitan esos vicios.
Lamentablemente nos ubicamos ya casi en el último tercio del sexenio y seguimos viendo que no hay mejoras que muestren el interés, en este caso del titular de la dependencia referida, Jorge Messeguer Guillén, por combatir las irregularidades y empujar hacia una mejora integral en bien de los usuarios.
Tampoco podemos negar vicios por parte de los permisionarios, tienen lo suyo, siempre estarán buscando el beneficio personal antes que invertir a fin de modernizar sus automotores, sin embargo eso es por naturaleza, su objetivo será siempre lograr el mayor beneficio posible; pero son las instancias competentes las que tienen la responsabilidad de establecer límites y si no los hay, es porque o hay incapacidad de la autoridad o existen componendas entre las partes.
Y lo que hemos podido apreciar, tras años de abordar los mismos temas, es que muchos “servidores públicos” se aprovechan de las circunstancias y necesidades de los permisionarios, para sacar ventajas, económicas, por supuesto.
Hay quienes se han enriquecido al amparo del transporte, validando acciones contrarias a la ley a cambio de dádivas y como hablamos de un universo de 25 mil a 30 mil unidades en el estado, pues ya imagine usted el tamaño del negocio que puede hacer con cosas que se antojan insignificantes, como la condonación de infracciones con una lana por fuera.
Qué decir del tráfico de permisos, eso es ya hablar de asuntos mayores, porque el precio de una concesión depende de la zona en la que se comercializa. En Cuernavaca, por ejemplo, llegaban a venderse entre 150 mil y 200 mil pesos, aunque en municipios como Tlalnepantla pudieran colocarse en 30 mil, de todos modos, es un mundo de dinero si tomamos en cuenta las miles de unidades.
Por desgracia, quienes han pasado por la SMyT han optado por el negocio y no la responsabilidad, simplemente han pospuesto de manera indefinida la solución de tantos problemas y conflictos que vive la prestación de dicho servicio, por eso le decimos que hace 30 años eran las mismas deficiencias que hoy día, sólo buscan maquillar las cosas para generar distractores y confundir a los ciudadanos, de ninguna manera hay un esfuerzo real por enderezar el camino.
Messeguer llegó a hacer exactamente lo mismo, no sólo eso, sino a incrementar la rentabilidad de la dependencia para su beneficio.
Pero somos los ciudadanos, los que utilizamos el servicio público del transporte, quienes tenemos que seguir pagando las facturas, con una oferta francamente deficiente y mala, que no corresponde a las necesidades sociales del momento.
Si bien, a estas alturas la tarifa no es una de las más altas en comparación con otras entidades del país, el nivel de atención es malo. En algunos puntos de la república, donde las temperaturas suelen ser elevadas la mayor parte del año, los colectivos tienen hasta aire acondicionado, incluso pantallas para ofrecer distracción a los usuarios con películas.
Acá, independientemente de la inseguridad y hechos de delincuencia de que es objeto el pasajero, tiene que ir literalmente agarrándose de donde pueda, porque de no ser así, en los brincos por los topes, puede quedar fuera del asiento, muchos choferes conducen las unidades de acuerdo a su estado de ánimo y del tiempo que le indique el checador, porque se manejan acorde a esa modalidad.
En dos o tres lugares en el transcurso de su derrotero, hay una persona que les va indicando la distancia en tiempo que llevan de quien va adelante. Si la información va en el sentido de que viene quemado, saldrá disparado, como si lo vinieran persiguiendo; pero si le dicen lo contrario, buscará hacer tiempo en cada parada, porque el servicio no está diseñado en función de los usuarios, sino de los intereses de la empresa.
Todo eso y mucho más, como automotores del año del caldo son tolerados por la secretaría en referencia, aunque con ello se violenten normas porque mantener esos autos en circulación le cuesta al permisionario un billetito, que multiplicado por miles de chatarras, deben generar una bolsa nada despreciable de dinero.
Y como decíamos, los años pasan, a este gobierno le quedan casi dos años, los espacios se acotan como para intentar algo significativo, así se la va a llevar la SMyT y pasarán seguramente años y las quejas serán las mismas. No hay compromiso con la población.