Sí, ya incluso se habla de quién se hará cargo de las instituciones locales, o de lo poco que queda de las mismas, porque el desprestigio al que llevó al gobierno esta administración no tiene parámetros, se tendrá que hacer un enorme trabajo de reconciliación a fin de evitar mayores desajustes en el contexto socio-político de Morelos.
De manera por demás irresponsable, el gobernador en turno empujó siempre hacia la confrontación contra todo aquel personaje, partido político o grupo social que no se alineara a sus intereses, y el método recurrente fue la fuerza, la imposición o la agresión y persecución.
El propio Graco propició las condiciones para que se le faltara al respeto, porque él nunca supo respetar a los demás y bajo tales circunstancias, entenderá usted, le sería muy incómodo, si no es que imposible, transitar los más de dos años y tres meses que restan a este régimen, por eso estaría pidiendo licencia por ahí a finales de septiembre.
Y si esta teoría tiene algo de verdad, entonces será un diputado local y no del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el que concluya lo que resta del sexenio. Pero lo anterior se estaría dando, no tanto porque en efecto pudiera contender por una candidatura presidencial, ese es el pretexto, sino porque el escenario político y social en el futuro inmediato viene mucho más complicado y difícilmente lo superaría; lo más prudente es escapar antes de la tormenta.
Si algo tienen en Palacio son muchas orejas y es casi seguro que la familia real esté perfectamente enterada de que la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), con su rector Alejandro Vera Jiménez a la cabeza, va a dar la batalla y volverán a salir a las calles, pero ahora sí con la firme determinación de llegar hasta las últimas consecuencias: es decir, cortarle la cabeza al tabasqueño.
En lo anterior, todo parece indicar que el aspecto de organización ya está bastante avanzado, en la universidad no están dispuestos a perdonar la ofensa de violarles su autonomía con eso de la aplicación de una auditoría especial que ayer comenzó y cuyo titular de la Entidad de Fiscalización, Vicente Loredo Méndez, lleva la instrucción de Palacio de encontrar irregularidades reales o en su caso inventarlas.
Y en esto de la aprobación de la auditoría especial han intentado aplicar un distractor, aquello de que “fue una instrucción del gobierno federal para partirle la m… al rector y que además van contra el obispo Ramón Castro Castro”. Por lo menos ese fue el mensaje que se le dio a los diputados locales. La verdad es que todo surge desde Palacio de Gobierno, es Ramírez Garrido quien impulsó la agresión a la máxima casa de estudios.
Si bien es cierto que Graco cuenta con las instituciones gubernamentales como instrumento para golpear, carece de liderazgo, credibilidad y respeto. En cambio, del lado del rector no sólo hay una amplia comunidad universitaria, también pueblo y en un enfrentamiento abierto Ramírez no sería presa difícil de vencer; todo indica que lo viene entendiendo y por eso estaría reculando, aunque de todas maneras quiere pagar alto el precio, es decir, arrastrar consigo a Vera Jiménez.
Pero si el escenario descrito no es suficiente, el resultado electoral en la elección de gobernadores, efectuado este domingo anterior, también le pegó directo a la mandíbula: no ganaron un solo estado y como que él contribuyó con su desprestigio a la debacle perredista.
Habrá que esperar que las instancias competentes en la materia le inicien denuncia formal, conjuntamente con algunos de sus correligionarios, como la diputada federal Lucía Meza Guzmán, por andar haciendo campaña electoral en entidades que no les corresponde; pero aunque eso no pasara, la derrota del sol azteca es una abolladura que a Ramírez lo deja tambaleante.
La Ciudad de México fue madriguera de los amarillos desde 1997, pero desde este 5 de junio fueron desplazados; a nivel de Congreso, por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y en breve también perderán al jefe de gobierno, sólo hay que esperar su elección.
Su esperanza era Tlaxcala, pero se las ganó el PRI y lo único que les queda es presumir algunos estados donde ganó Acción Nacional y fueron en apoyo o alianza, pero saben bien que los triunfos no fueron suyos. Todo indica pues que Graco Ramírez Garrido tiene los días contados en Morelos y que ya el acuerdo está pactado para que deje la gubernatura antes de que lo echen, porque hacia allá van las cosas: o se va por su propio pie o lo sacan de las greñas, conjuntamente con “Elenita” Cepeda y Rodrigo Gayosso. Además de algunos otros cómplices que andan por ahí haciendo de las suyas.
Y entonces, aprovechando las fosas de Tetelcingo, como que ya hay otros tres cadáveres –políticos- que debieran ser enterrados ahí, pero a éstos si hay que meterlos con todas las normas legales habidas y por haber, para que mañana no se les tenga que desenterrar. Y este tema sigue dando de qué hablar; desde el extranjero, científicos condenan los hechos y le exigen a Ramírez dejar de hostigar a la UAEM y a su rector.
Pero no sólo los universitarios andan encorajinados con el gobernador, también el magisterio, por la negativa a entregarles el pago de prestaciones ganadas hace muchos años. Ahí está otro “foco rojo” que de buena gana estaría ayudando a acelerar la huida de quien vino a saquear una entidad que no merece ser castigada de esa forma.
Y si a lo anterior le sumamos al obispo Ramón Castro y su liderazgo al interior de la iglesia católica, entonces la fuerza en todos los sentidos estaría de un solo lado, porque como lo está haciendo con los demás, también al prelado lo ha venido provocando desde hace mucho.