En su oportunidad, por presión de los propios feligreses, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro debió acompañar algunas marchas públicas a fin de presionar a las instituciones para que mejoraran su desempeño y eso no gustó en palacio.
El propio Graco debió tragarse el coraje durante un buen tiempo, ante la imposibilidad, por inexistencia de motivos, para cuestionar al jerarca católico, pero por lo visto, veló armas hasta encontrar alguna manera de pegarle y la logró, azuzó a grupos en la zona oriente a fin de que generaran conflicto en torno a la Iglesia de Tepalcingo, donde cada año se realiza la feria más grande del estado.
Ahí, por lo menos eso sostienen algunos trabajadores del lugar, desde el gobierno se armó un robo del que incluso se pretendió involucrar al obispo, aunque finalmente no prosperó la perversa intención. Sin embargo, se fue financiando un movimiento para alimentar conflicto interno.
Así como se han desarrollado campañas en contra de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y su rector, Alejandro Vera Jiménez o en su oportunidad, contra el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, había que buscarle los pies a Ramón Castro.
Y es que son muy evidentes en la manera de conducirse, no es nada difícil dar con el origen de esas campañas de desprestigio en contra de todo aquel que se oponga a sus intereses, baste consultar la “línea” informativa que se refleja en dos o tres “medios de comunicación” al servicio del tabasqueño, para entender de dónde salen los escopetazos.
Y en este momento, desde gobierno se busca afanosamente evitar que tenga éxito la marcha que se viene programando para el 21 de mayo próximo y en la que la Iglesia tendría alguna participación, que volverá a demandar resultados en materia de delincuencia.
Pero cada obstáculo que intentan poner se vuelve un aliciente para los organizadores, sobre todo porque aquello que huele a Graco apesta y el número de participantes crece matemáticamente y sin necesidad de amenazas, acarreo o tortas y refrescos, como en el caso de la marcha organizada por Rodrigo Gayosso en supuesto apoyo a su padrastro.
A través de los canales informativos a su alcance, el gobernador busca desacreditar la figura del prelado, sin embargo, ni cosquillas le hace, porque viniendo de una figura tan inmoral y perversa como la de Ramírez Garrido, todo se revierte.
Y habría que advertir que el obispo es quien ha mostrado nivel y cordura, porque con las manos en la cintura, le desestabiliza su gobierno si lo quisiera, sacando a la calle a muchos miles de manifestantes. Incluso pudiera forzar el juicio político en su contra, pero actúa con civilidad.
Por lo pronto, le echó a caminar un conflicto en Tepalcingo y luego, cínicamente, a través del Secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina, un personaje que perdió la imagen de caballero que tenía antes de entrar en complicidad con el tabasqueño, lo invitan a dialogar a fin de encontrar una solución.
INCENDIO, MUESTRA DE LA INCAPACIDAD
Por otro lado, graves daños dejó el incendio registrado en la parte boscosa de Tepoztlán, las autoridades estatales mostraron serias deficiencias y luego de tres días de afectaciones, no podían lograr su control, debieron ser apoyados con un helicóptero proporcionado por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, miguel Ángel Mancera.
Pero si usted se atiene a los discursos, nada de esto debió pasar o no por lo menos en esas dimensiones, porque siempre se ha presumido de avances históricos en la materia, de un monitoreo que rastrea cualquier suceso de esa naturaleza en unos cuantos segundos y de brigadas preparadas para arribar en unos cuantos minutos al sitio de la conflagración.
La realidad es que nunca reaccionaron al nivel de las necesidades y fue hasta luego de dos días de quema, que decidieron reconocer que no tenían ni el equipo ni la capacidad para enfrentar algo así y solicitaron el apoyo, sin embargo, las consecuencias eran ya mayúsculas.
Eso sí, en un ánimo de sacarle lucimiento hasta a este tipo de desgracias, el gobernador Graco Ramírez sobrevoló la zona en helicóptero. Seguramente hoy aparecerá en algunas planas de sus medios que le manejan la imagen ponderando su responsabilidad institucional, cuando debiera ser lo contrario, ¿porqué no se actuó a tiempo?
Las cosas andan muy complicadas en materia de ecología y medio ambiente, Morelos, a pesar de ser un estado pequeño, enfrenta serios problemas en ese sentido, porque no hay autoridades capaces de establecer medidas preventivas o con reacción inmediata.
Los ríos, bosques, barrancas, incluso la atmósfera, vienen mostrando serios índices de contaminación y se le continúa echando más leña al fuego. Indudablemente que somos víctimas de un gobierno de papel y de simulación que nos dejará a los ciudadanos graves consecuencias en el futuro inmediato y en todos los órdenes.
La región de Los Altos de Morelos, desde Huitzilac hasta Tetela del Volcán es un espacio en el que históricamente se tienen problemas de incendios forestales en cada temporada de estiaje, no se necesita ser mago ni clarividente para entender que es ahí a donde se le debe poner especial atención en esta época.
Por lo tanto, deben estar asignadas ahí brigadas y equipos pendientes de todo lo que pueda ocurrir, por lo que se ve, nada de eso ocurre, las dependencias competentes en la materia duermen el sueño de los justos, a pesar de que cuentan con un presupuesto público para el desarrollo de sus tareas.
Las anteriores son graves omisiones que merecen la aplicación de responsabilidades y todavía el titular de la Secretaría de Desarrollo Sustentable, Topiltzin Contreras McBeath dice que no hay nada de que preocuparse, que el asunto está controlado. Puede ser, sin embargo, el daño ya es irremediable.