Primero se intentó forzar a los beneficiarios del programa beca salario –cuyos recursos son federales en un 95 por ciento- pero no les funcionó mucho, porque a través de las redes sociales se comenzó a denunciar e incluso los voceros oficiales debieron sacar la cara para desmentirlo, aunque las evidencias no dejan lugar a dudas.
Bueno, el dirigente del CDE del PRD, Rodrigo Gayosso Cepeda ya había, desde algún tiempo atrás, iniciado un recorrido por todos los municipios de la entidad, respaldado por funcionarios del gabinete, a fin de que se presentara como el gran benefactor y gestor de recursos procedentes de la Federación.
Lo anterior es incluso materia de denuncia pública de parte de distintos líderes de organizaciones del sector rural que piden a la administración estatal sacar las manos, porque se trata de dinero del erario que ilegalmente se usa para comprometer voluntades y en el caso de la marcha, sumar asistentes.
Pero las mañas de los actuales gobernantes son demasiadas y llegaron incluso a la amenaza de despidos contra aquellos burócratas que se negaran. Un abogado dijo a La Unión de Morelos que su hijo es doctor, labora en la Secretaría de Salud y que le advirtieron que tenía que ir a la marcha o se quedaba sin chamba. Lo bueno es que aún existen personas con dignidad y el padre le indicó que si su voluntad era asistir, pues lo hiciera y si no, mandara al diablo a sus jefes, y se comprometió a apoyarlo para montar su propio consultorio si se cumple la amenaza.
Pero sólo cuando los gobernantes sienten que el agua les llega al cuello recurren a este tipo de supuesto respaldo popular y la organización de la marcha indica que Ramírez Garrido sabe perfectamente que es el gobernador más repudiado de que se tenga memoria en la historia política de Morelos.
Más que su administración, su figura comenzó a perder credibilidad y respeto de parte del gobernado a partir del incumplimiento de diversas promesas y compromisos hechos en campaña, como aquello de que “en 180 días resuelvo el asunto de la inseguridad”. Va para cuatro años y la violencia viene en incremento.
O aquella fanfarronada electorera respecto a que cada dos años se sometería al escrutinio ciudadano y que si era reprobado en la consulta pública, renunciaría al cargo. Pero además, fue ganando fama de mitómano y hasta de irreverente en su investidura como mandatario, vulgarizó las formas y su comportamiento, todavía y quizás con la intención de caerle en gracia a la gente, en sus discursos echa mano de expresiones que más se asemejan a una función cómica que a un mensaje de autoridad.
Su imagen pública es la de un mentiroso común del que se mofa cualquier ciudadano medianamente informado de lo que pasa en nuestro entorno socio político. Pero independientemente de lo anterior, son los nulos resultados, tras tres años y medio de gestión, lo que tienen a éste régimen ya tempranamente ubicado como el peor de la historia local.
Ante circunstancias tan desafortunadas, cuyas consecuencias hasta ahora no han sido fatales por la complicidad del resto de los poderes, es que se vio obligado a tratar de mostrar músculo ante la población, armando una supuesta marcha multitudinaria como para oxigenarse políticamente.
Pero ¿a quién quieren engañar? ¿acaso no comprenden que en la vía pública y a donde se acerquen son la mofa de muchas conversaciones de transeúntes, cafetólogos o amigos? Sí se han presentado serias observaciones en algunos otros sexenios, sobre todo por la contratación de funcionarios desarraigados de la entidad, pero aquí también eran minucias comparadas con lo que pasa en este momento: cerca del 50 por ciento de los miembros del gabinete llegaron con la pandilla de gobernantes delincuentes a hacer de las suyas. Ahí está la titular de Cultura, Cristina Faesler. Qué decir de un contralor que ni huele ni hiede, o de cientos de jóvenes becados en casi todas las dependencia por instrucciones de la señora presidenta del sistema estatal DIF Morelos, Elena Cepeda de León.
Si se analiza de fondo el comportamiento de algunas figuras de gobierno, empezando por Ramírez Garrido, se llega a la conclusión de que sólo les anima una finalidad, saquear al estado. De los seis días laborales de la semana, el señor se la pasa cuatro o cinco en la Ciudad de México, contabilizando el botín con su hijo y su hijastro.
Gusta mucho de salir al extranjero, con el garlito de que nos va a representar a foros internacionales, pero la verdad es que se trata de itinerarios de asueto que nos cuestan mucho dinero a los morelenses, cuando debiera ser utilizados para combatir tanta necesidad que se tiene en asistencia social y obra pública.
Ejemplos de eso sobran, recordará que hacía menos de una semana que se había regresado de Colombia, so cualquier pretexto, cuando se fue por cerca de una semana a Europa, ¿Cuál ha sido el beneficio de esas más recientes giras internacionales para nosotros como gobernados? Ninguno, porque la “familia real” sólo busca seguir pasándosela bien a costa del erario.
La condena que enfrenta no se resuelve con una manifestación pública dizque de apoyo, es el esfuerzo, el trabajo honesto y la desinteresada labor de los gobernantes a favor de su pueblo lo que los convierte en figuras que se consagran para la historia, como en el caso de Lauro Ortega Martínez.
Por desgracia, una mayoría permitió que en las elecciones del 2012, un personaje que traía muy negros antecedentes lograra instalarse en palacio de gobierno, dando comienzo a una negra etapa que a poco más de tres años ya se antoja eterna, por el daño que ha causado a los morelenses, pero sobre todo, por el insaciable apetito de poder y de riqueza mal habida de la pareja al frente, Ramírez Garrido y Cepeda de León.