Si bien, son pocos los que escenificaron escándalos como en pasadas administraciones, durante su periodo apareció el fantasma de las destituciones, sobre todo por omisiones en el pago de laudos laborales vencidos y los que cargaron los peregrinos antes de llegar a la meta final fueron el edil de Emiliano Zapata y el de Amacuzac.
Se trata de dos alcaldías que enfrentaron siempre serios cuestionamientos. En lo que corresponde a Emiliano Zapata, todo mundo sabía que quien llevaba las riendas del gobierno municipal era Catalina Ríos, quien pretendió quedarse con la comuna en las elecciones anteriores, pero recibió una paliza electoral. La ciudadanía nunca aceptó de buena gana que fuera el poder tras el trono y la hizo a un lado, optando por el candidato del Partido Verde, Fernando Aguilar Palma.
En lo que se refiere a Amacuzac, tampoco Noé Reynoso Nava la pasó bien, nunca pudo sacudirse la sombra y presión de su antecesor y a la postre diputado local Alfonso Miranda Gallegos, acusado de tener complicidades con grupos de delincuencia organizada.
Sufrió incluso bajas en algunos de sus colaboradores, pues a los pocos días de haber comenzado su trienio, le ejecutaron a quien fungía como jefe policiaco. En medio de serios problemas, de grupos que reclamaban su renuncia, sobre todo aquellos ligados a Miranda Gallegos, e incluso sin un espacio en el cual ejercer el mandato, pues no había edificio de la presidencia municipal, acabó separado de sus funciones por disposición de los tribunales laborales por incumplimiento de pago de laudos.
Lo que ahora se anticipa, es que el Cabildo electo ya logró el compromiso del Congreso local a fin de ofrecerles una salida, mediante un crédito, para construir el edificio para la presidencia, porque estos tres años anduvieron causando lástima, rentando oficinas.
Es decir, fueron, con mucho, los dos ayuntamientos con fuertes conflictos en su andar, por eso las cabezas no lograron salir a la orilla. Sin embargo, los restantes 31 alcaldes lo que quieren es darle vuelta a la hoja, porque lejos de disfrutar el ejercicio del poder, la tuvieron que sufrir mucho.
No obstante, tienen un duro paquete enfrente porque todavía tendrían que ser ellos los que cubrieran el pago de prestaciones de fin de año a sus trabajadores, como en el caso del aguinaldo no todos lo van a poder hacer y lo que vienen haciendo es dejar de aparecer públicamente. La mayoría se anda escondiendo de empleados, proveedores, hasta medios de comunicación, que exigen el cumplimiento del pago de facturas por servicios ya proporcionados.
Y como ya el calendario del ejercicio fiscal 2015 se termina y las ventanillas han empezado a cerrarse, no tienen de dónde echar mano para asuntos de urgencia, incluso regidores, como en el caso de Temixco, esperan recibir dietas que no se han cubierto desde marzo o abril.
INCERTIDUMBRE EN LOS QUE VIENEN
Así sea arrastrando la cobija, los presidentes municipales actuales ya están viendo la orilla, ellos, a diferencia del resto de sus propios empleados, se aseguraron una buena tajada, a pesar de la insuficiencia de recursos, lograron llenar una buena maleta y por el contrario, una vez concluido su ejercicio, podrán disfrutarla con unas largas vacaciones en cualquier centro de distracción de excelencia en el país, o incluso en el extranjero, pero los que llegan algo nerviosos son los electos.
Cuernavaca sigue siendo el espacio de polémica, Cuauhtémoc Blanco Bravo mantiene un posicionamiento sui géneris, le apuesta más a un esfuerzo de gestoría con las instituciones federales que con las estatales. Y en materia de seguridad y prevención del delito espera igualmente el respaldo del Ejército y las corporaciones federales para no entrar en arreglos con el Mando Único.
Y si bien Jorge Morales Barud no le deja resuelta la situación financiera, sí le resolvió más de la mitad de la deuda con la que entró y a pesar de que no hubo mucha obra pública, todo indica que le entregará un municipio caminando y en paz, porque viene logrando una salida pacífica.
En cambio, la absoluta mayoría de sus compañeros electos han tenido que buscar la forma de ir abriendo resistencias en sus respectivos ayuntamientos a gobernar, ante la resistencia y hasta negativa de los antecesores a entregarles cuentas claras.
Ahí vemos a Gisela Mota Ocampo en Temixco, recurriendo anticipadamente a foros de atención y recepción de quejas, a fin de conseguir información más precisa respecto de cómo recibirá la comuna, porque no hay voluntad del edil saliente.
Otro caso similar es Xochitepec, el “compadre” Rodolfo Tapia López de plano ha enviado el mensaje a su sucesor Alberto Sánchez Ortega, en el sentido de que no le va a entregar, que porque él tampoco le recibió a Juan Carlos Rivera Hernández.
Aquí, como en casi todos los demás territorios, más bien se busca esconder archivos, desaparecer cualquier evidencia que comprometa a los responsables de la administración, lo que evidencia que se manejaron con mucha opacidad los dineros del erario público.
Más aún, tanto en Xochi como en Emiliano Zapata, ya en la recta final, se habría registrado una rapiña total, se estaban llevando lo que podían, en especial equipos de cómputo y mobiliario para dejar vacías las instalaciones de la comuna en detrimento de los que vienen.
Y en medio está el ciudadano, siempre con la esperanza de que en la siguiente gestión le vaya mejor, porque desde hace ya años, cada vez recibe menos de sus autoridades, mientras las carencias en sus pueblos y comunidades se multiplican y el abandono es tanto del municipio como del gobierno estatal que también ha mostrado un pobre desempeño.