En medio de esas andanzas concedieron espacios muy importantes a diputados con poca representación, uno de ellos Othón Sánchez Vela, que se instaló como presidente de la mesa directiva del recinto, no obstante que es el único representante popular de Nueva Alianza.
El hombre, vale decirlo, ha hecho un buen papel y su desempeño no es cuestionable, pero de acuerdo a las actuales circunstancias, su ciclo está terminando y todo indica que habrá una reestructuración de posiciones y entre estas se encuentra el cargo suyo y el de la vicepresidencia en manos de Rabindranath Salazar Solorio del PRD.
Incluso, la sesión programada para el día de ayer fue suspendida porque los actores estaban metidos en la negociación, pero en la sesión siguiente se darán a conocer los resultados y los acuerdos asumidos.
Habrá que ver hasta donde llega la reestructuración interna en el recinto legislativo, pero lo más importante sería que se pusieran ahora sí a trabajar en serio, tienen mucho rezago y trabajo acumulado y el tiempo no se detiene.
Por ser la fuerza mayoritaria en la Cámara, cada vez que chocaban los dos grupos de priístas paralizaban las actividades y eso no debe continuar, aún pueden remontar los obstáculos y cumplir con una serie de compromisos contraídos con sus representados desde el proceso electoral.
Claro, tampoco eso significa que los 15 van en franca armonía, hay quienes van a empezar a quedar aislados y a sufrir las consecuencias de haber traicionado los intereses del grupo parlamentario, porque entre los 15, uno o dos venían jalando en sentido contrario, es decir sirviendo a los intereses del enemigo político.
En medio de sus intereses, los tricolores han empezado a comprender que lo mejor será ir buscando coincidencias para poder armar estrategias políticas de cara a lo que ya está cerca: una justa electoral que renovará los tres niveles de Gobierno y si no se ponen las pilas, estarán perdiendo la gran oportunidad de volver por sus fueros en el 2012.
Igualmente entendieron que por el momento no es posible seguir empecinados en la renovación de la dirigencia del CDE del PRI, porque el CEN y la lideresa Beatriz Paredes Rangel tiene la gran meta de ganar la mayor parte de las 12 gubernaturas que este domingo se votan en igual número de entidades.
Ya les mataron un candidato, que iba sin enemigo enfrente para quedarse con el Gobierno de Tamaulipas, no pedirán posponer la elección, van a suplir candidato y es muy posible que incrementen la ventaja sobre los adversarios, porque aún lastimados por el dolor, los electores sufragarán en memoria del caído.
Así que en ese tema de la dirigencia estatal, se tendrá que esperar a que luego de las votaciones de este fin de semana, venga un proceso de reclamos, procesos en los tribunales electorales y forcejeos entre ganadores y perdedores, algo que ya es muy común, o sea que será cuestión de un mes más para que el CEN vuelva a poner los ojos en Morelos y entonces se reactive la sucesión largamente esperada en el CDE.
El caso es que derivado de una reunión entre ellos el pasado 28 de los corrientes en conocido hotel restaurante, se llegó a decir que se fraguaba una alianza PRI-PAN, cosa más falsa. Por el contrario, lo que señalan los priístas es que es un reposicionamiento y rescate de espacios que habían tenido que ceder por insuficiencia de votos en bloque, ya que estaban partidos a la mitad.
Hoy van con todo y sumando los nueve diputados del Grupo de los Cinco (G-5), que les da una fuerza de 24 votos, con los que pueden hacer modificaciones y revocar nombramientos al gusto.