En las elecciones del 2012 apareció entre los aspirantes a cargos de elección, pero por el lado de los amarillos. El proyecto no prosperó y luego se integró a las estructuras de formación del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), es decir, haciéndole trabajo a Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, hace poco volvió a aparecer, en esta ocasión, ya como de regreso en casa, es decir al PRI, porque el hombre es el coordinador de las delegaciones federales en la región centro del país, o sea labora para el gobierno federal de Enrique Peña Nieto, lo que significa que se volvió a alinear.
Bien por él, porque se trata de un político de mucha carrera, comenzó a militar en dicho instituto desde que era un chamaco, porque se inclinó por la oratoria, con algunos premios de relevancia.
Toda su vida pública la había desarrollado en Morelos, pero luego de algunas derrotas logró cargos en el vecino estado de Guerrero, donde se afirma, no escapó a la delincuencia, sufrió un secuestro del que afortunadamente salió ileso y seguramente más fortalecido.
Pero con el regreso del PRI a Los Pinos, JSB seguramente echó mano de viejos conocidos, porque en ese mundo del quehacer político-gubernamental hay que tejer redes para poder escalar y la presencia de cuadros contemporáneos le dio la oportunidad de integrarse al organigrama del régimen federal.
Habrá que darle seguimiento al chaparrito, una vez dentro no le será difícil comenzar a moverse y buscar un espacio de índole electoral, porque esa es su vocación, lo que hoy escasean son políticos de carrera, personajes con talento, vocación y voluntad de servicio, y no sólo en el tricolor, es una especie de plaga en todos los partidos. Podemos incluso decir que más que políticos son mercenarios hoy día, buscan refugio en cargos públicos para resolver necesidades económicas personales y de familia, por eso estamos tan mal.
De ahí que no obstante su años, todavía pueda ser incluido en algún proyecto partidista en el futuro no muy lejano, por ahora la responsabilidad que tiene no es nada despreciable, además le da cancha e instrumentos para moverse y comenzar a dejarse ver en una amplia parte del territorio, porque son algunos estados los que corresponden a su jurisdicción, aunque él optaría por Morelos en primer lugar y Guerrero en segundo, en ambos tiene posibilidades y cierto liderazgo.
Pero le ha tocado enfrentar lo más delicado del contexto nacional en materia de inseguridad en estos momentos, porque se incluye también Michoacán, así que la cosa no es tan sencilla, aunque él despacha en una de las oficinas de la Secretaría de Gobernación en México.
SE RESISTEN A LLAMAR A CAPELLA
Y en donde se muestra ya muy abiertamente la negativa a permitir que se llame al comisionado de seguridad Jesús Alberto Capella Ibarra ante el Congreso local, es en el bloque de izquierda, los perredistas lograron abortar la sesión ordinaria cuando se subía a tribuna la propuesta del punto de acuerdo.
Cómo cambian las cosas, recordamos que hace algunos años, cuando había motivos para llamar a cuentas a los servidores públicos, los entonces opositores al régimen de estado se rasgaban las vestiduras, llamaban a la congruencia y a la decencia política, hacían marchas, plantones y todo lo que humanamente era posible para hacerle ver a la sociedad la perversidad de aquellas autoridades.
Hoy las posiciones están invertidas, en aquellos ayeres no imaginábamos que esos mismos actores, desde una trinchera de mando, actuaran igual o peor que aquellos a los que enjuiciaban. Hay razones de sobra para que el famoso comisionado explique a los legisladores y a quienes quieran ir a escucharlo, cómo es que integrantes del Mando Único vienen haciendo barbaridades y no hay medidas visibles de corrección.
Esta resistencia a dar la cara sólo muestra que en efecto, hay mucha tela de donde cortar y que tampoco existe la voluntad para llamar a cuentas a los elementos que han caído en acciones violatorias de los derechos humanos de muchas personas, sin embargo esta es una arma de dos filos: si se permite su asistencia al pleno de la Cámara, igual y sale bien librado, así ocurrió con el fiscal general de justicia Rodrigo Dorantes Salgado; pero si no lo hace, recurriendo a todo tipo de marrullerías, entonces quedará claro que hay una actitud de desprecio ante aquellos que han sido ofendidos por sus muchachos, igual y el costo es mayor políticamente.
Y aclaramos, tampoco fue todo el bloque de izquierda, hubo algunos más comprometidos con la sociedad, como en el caso de Héctor Salazar Porcayo, quien decidió permanecer en el recinto, mientras la mayoría de sus “compañeros” abandonaban la sesión para generar el vacío y evitar que hubiera quórum para el acuerdo.
Igualmente hay resistencia a aceptar proporcionar información sobre el caso de agresión a estudiantes de algunas universidades, de parte de un comando armado que violó a dos jovencitas de Jiutepec, el tema había sido acallado, sólo la reacción de los afectados posibilitó que el caso trascendiera, eso es censura informativa.
Los abogados que vienen demandando la destitución del fiscal y del comisionado por distintas irregularidades quedaron muy molestos. Juan Juárez Rivas, identificado con las fuerzas de izquierda, de plano señaló: “Me da vergüenza la actitud de nuestros diputados democráticos, con cinismo descarado abortaron la sesión para impedir que el comisionado se presente a rendir cuentas”.
Radiografia del Poder
JSB: ¿regresa a casa?
Se resisten a llamar a Capella
Después de algunos tropiezos políticos, el mayor de ellos la pérdida de la gubernatura en la elección del 2000, a manos del Partido Acción Nacional (PAN), Juan Salgado Brito, que fuera el abanderado tricolor en aquella justa en la que también perdieron la Presidencia de la República, debió conformarse a la postre con una diputación local, tras la cual optó por tomar distancia de su instituto político y anduvo coqueteando con el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
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