Ayer, el hombre se reunió con la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico y la verdad es que arrancó dos que tres aplausos de la concurrencia, que incluía la presencia de representaciones de zonas poblacionales como Rancho Cortés y de organizaciones empresariales que fueron invitadas al acto.
Claro, antes el jefe policiaco debió aguantar un rosario de intervenciones al micrófono, porque la mayoría tenía inquietudes por exponer y sí que fueron bastantes preocupantes, sobre todo aquellos argumentos que siguen mostrando a las corporaciones policiacas como penetradas por la delincuencia en todas sus modalidades.
Este ejercicio lo han venido haciendo los comerciantes desde hace buen rato, la propia Vázquez Luna, el alcalde capitalino Jorge Morales Barud han estado con ellos, pero en esta ocasión vimos cierta confianza y hasta credibilidad en los argumentos esgrimidos por Capella, lo que muestra que por lo menos, el señor tiene el beneficio de la duda de quienes tienen sus negocios en el primer cuadro y que son víctimas permanentes de la incapacidad gubernamental para garantizar seguridad, el robo es permanente.
Y es que el secretario tiene cierto carisma, antes de meterse en las actividades policiacas anduvo en la retaguardia, es decir del lado ciudadano, encabezó una asociación precisamente para reclamar incapacidades oficiales en la materia en Tijuana, Baja California Norte, ya después fue parte del Gobierno estatal y por lo menos hay quienes hablan de él como gente responsable y comprometida que entregó buenos dividendos.
Incluso relató parte del proceso mediante el cual acabó aceptando sustituir a Vázquez Luna, según él, había decidido tomarse algunas vacaciones, tras concluir sus responsabilidades en el norte del país, pero “me encontré a un Gobernador tan comprometido como el de Baja California y decidí entrarle”.
Planteó un trabajo sustentado en tres ejes, que aclaró, “cada uno depende del otro, no pueden ser separados”. A saber, “la sociedad debe colaborar, tener sentido de responsabilidad en esa materia, sin ello, todo está perdido”. Y sostuvo que hay algunos estados en México donde el ruido del crimen acabó con la voz social, ésta se encuentra aterrada, eso no debe pasar en Morelos”.
El segundo eje es la voluntad política del Gobierno en turno, “si no la hay, tampoco tiene sentido ningún esfuerzo, y aquí existe de parte de Graco Ramírez; y finalmente, resolver el paradigma interno de los cuerpos policiacos, si no tenemos la capacidad para cambiar su mentalidad, alejarlos de la tentación de ayudar a los criminales y mejorar su desempeño, tampoco llegaremos a nada”.
No están mal los conceptos, ciertamente que en esas tres vertientes se encierra gran parte del fracaso que se ha tenido en la lucha anticrimen, porque ante las evidentes complicidades entre servidores públicos y maleantes, el ciudadano perdió la confianza en ellos, llegando al grado de que se le tiene más miedo al policía que al ladrón.
Y también se aprecia que en el reciente pasado los gobiernos optaron por llevársela sin mayores dificultades, simularon una lucha que no llegó a nada y, por el contrario, pareciera que sólo azuzaron el avispero, sin actuar de fondo, la delincuencia floreció por todos lados ante la incapacidad institucional para por lo menos controlarla.
Pero igualmente, vimos aterrorizados que no se distinguía ya quienes eran los malos y quienes los buenos, policías y ladrones camiraron juntos durante años, apoyados los unos con los otros, beneficiándose de dineros provenientes del delito, mientras la población era víctima de todo tipo de atrocidades.
Claro, nadie puede decir que estamos del otro lado, por el contrario, hay quienes piensan que seguimos igual o peor, pero el hecho de que el enfermo admita su mal, es ya una ventaja. Capella admite que la cosa no está nada fácil, pero que gradualmente se bajan los índices. Bueno, acabó estimando que si en lugar de 70 elementos tuviera unos cuatro mil, en 30 días cambiaría todo el escenario.
Pero también pudimos apreciar que parte de sus explicaciones llevaban otro propósito, una sutil estrategia de campaña a favor del Mando Único, predisponiendo a los concurrentes a que se manifiesten a favor de que todos los municipios cedan el control policiaco a esa modalidad, calificándola como el instrumento más certero para poder tener éxito. Y se ejemplificó con Yautepec y Tlaltizapán, donde, aseguró, tras haber tomado ellos el mando total de las acciones, casi han resuelto el problema.
“Morelos está enfermo de cáncer, lo estamos estirpando, pero es cuestión de tiempo. También tiene una puñalada en el corazón, son los secuestros y otros delitos de alto impacto. Tenemos el diagnóstico de la enfermedad, también cómo curarla, nos faltan algunos instrumentos para hacerlo con mayor agilidad, pero por ahí vamos”.
Pero como señaló el regidor de seguridad del Ayuntamiento capitalino, Romualdo Salgado Valle, cuando los alcaldes aprobaron la puesta en marcha del Mando Único, efectivamente se delimitaron acciones, competencias y responsabilidades. Se dijo que los cuerpos policiacos locales se harían cargo de asuntos menores, delitos del fuero común, de los delitos graves se encargaría el Estado y la Federación, precisamente con el Mando Único. Pero ahora resulta que todo es responsabilidad de las comunas. Dejar el control total en ese mando, implica también ceder todos los fondos que en materia de seguridad ejercen los ayuntamientos y por ahí vienen las diferencias, ya sabe usted, donde hay dinero seguramente surgen controversias, aquí las estamos viendo: el Estado manejaría toda esa lana.
Radiografia del Poder
Capella, los tres ejes
Un poco de campaña
Con un poco más de humildad que su antecesora Alicia Vázquez Luna y algo de carisma, el actual encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Jesús Alberto Capella Ibarra, parece empezar a convencer a algunos sectores que la estrategia puesta en marcha contra la delincuencia a nivel estatal, es la correcta.
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