Los números eran perfectamente identificables y localizables; sin embargo, el delito continuaba, lo que muestra que aún presos, los cabecillas de la mafia “trabajan” sin mayores problemas, es decir, con la complacencia y visto bueno de las autoridades carcelarias.
Si esos maleantes están ubicados ¿por qué pueden hacer llamadas y seguir extorsionando sin mayores contratiempos?, pues porque tienen la complicidad de quienes controlan los reclusorios, o sea, que ellos son parte de las estructuras delincuenciales, porque se han de llevar muy buen dinero.
Pero no sólo en otras entidades los grupos del delito dan fe de su alcance y control ante el gobierno, en sus tres niveles, aquí en Morelos, hace unos seis meses o más trascendió que el penal de Atlacholoaya era controlado por una de las células de lo que fue el cártel de los Beltrán Leyva, los llamados “rojos”•
Versión que al paso del tiempo se ha venido confirmando, y ahora, grupos contrarios comienzan a hacer pública esa información a través de mensajes, como el recientemente encontrado en un punto de la ciudad de Cuernavaca, en el que advierten de acciones drásticas si no se no se elimina ese coto de poder en el penal mencionado.
La verdad es que las bandas contrarias se habían tardado en exhibir lo que viene pasando en la entidad, pero las cosas pueden complicarse más de lo que ya están, si resulta cierto eso de que aquí también se “apadrina” a una parte de las estructuras de la mafia.
El reclusorio de Atlacholoaya es un excelente mercado de consumo para la comercialización de drogas, en promedio, tres mil almas con una alta incidencia de compra de enervantes de toda naturaleza, el producto de tales ventas es seguramente muy alto y alcanza para comprar consciencias a muchos niveles en la escala de rango de las autoridades.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y la de Gobierno, son las áreas responsables de mantener el orden al interior del sistema o en su caso, de haber entrado en complicidad con los grupos señalados, como todo indica, viene ocurriendo.
La cosa es muy peligrosa, porque a medida que esto se generalice y cobre resonancia en la sociedad, es descrédito de quienes se vean involucrados, se multiplicará y hay personajes que tienen aspiraciones políticas cercanas, como en el caso del titular de la Secretaría de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén.
Este tema deberán resolverlo de inmediato, la pregunta sería ¿y cómo?, antes de que el choque entre capos se radicalice y se cumpla aquello de que “comenzarán a rodar cabezas”, suponemos que se refieren a las de sus contrarios.
Si lo anterior que reiteramos había sido filtrado desde hace meses, es verdad que así parece, la titular de la SSP, Alicia Vázquez Luna, necesariamente conoce muy bien de lo que estamos hablando, es decir, que sería la figura oficial directamente relacionada con el negocio, pero ella le rinde cuentas a Messeguer, por eso decimos que son ellos dos los que tendrían la mano dentro.
La Subsecretaría de Reinserción Social y la Dirección del Penal, no tienen el espacio suficiente como para hacer este tipo de tratos de manera unilateral, es claro que para ello requieren del amparo de sus “jefes” superiores que son los arriba mencionados, de ahí que sostengamos que se trata de algo bastante delicado y comprometedor para las figuras públicas en mención.
Y entonces, podemos afirmar que el autogobierno en ese reclusorio es entonces ahora de los famosos “rojos”, ellos se quedaron con el control total que anteriormente era dejar en algún personaje de muy alta reputación en materia delictiva, pero que no pasaba de contar con un grupo de reclusos para apoyarse en las tareas de administración interna.
Como que agarraron desprevenidos a todos, cuando los funcionarios andan dándose la gran vida por la temporada vacacional, los edificios de Gobierno lucen abandonados, no hay quién dé la cara, aunque también es una excelente excusa para evitar la incomodidad de las interrogantes de los medios informativos al respecto.
Por todo lo anterior, aceptar que la lucha contra la delincuencia en la entidad es un éxito, sería ingenuo, hay acaso una especie de acuerdo o pacto entre ciertos grupos y por lo que se aprecia, también con las instancias públicas responsables de combatirlos.
No obstante, las cosas pudieran salirse de control y estaríamos en el riesgo de volver a momentos tan convulsivos como los que padecimos hace más de un año, cuando la administración panista estaba despidiéndose con múltiples ejecuciones diarias.
Claro, tampoco podemos decir que anteriormente las cosas eran diferentes en las prisiones estatales, siempre han sido “universidades del crimen” a la alta escuela, donde el tráfico de drogas es incluso un elemento indispensable para poder controlar a la población.
Algunos de quienes pasaron por ahí, en calidad de custodios o de directores, ya al paso del tiempo han contado parte de sus vivencias y admitido que aquello es un negocio de muchos millones de pesos para quienes los administran, la droga y el vino que se vende dentro, es permitido porque todos salen ganando.
No hay tal readaptación de los presos para poder regresar como seres reformados cuando logran su libertad, por el contrario, quienes tienen inclinación por el delito en sus distintas modalidades, desde ahí, pueden enrolarse con los grupos externos para comenzar a “trabajar”.
Ello existió en los tiempos de dominio del priismo, el panismo no modificó las cosas en nada, por el contrario, como que facilitó la multiplicación y proliferación de células del delito y hoy, las señales vuelven a ser en el mismo sentido, cosa nada prometedora.