En el sector gubernamental, tal vez conocedores de los antecedentes de lucha de dichos pobladores, se pusieron las pilas y ni tardos, ni perezosos estuvieron al tanto de lo que pasaba con los inconformes, a fin de ofrecer alguna respuesta, porque además, la posición fue en el sentido del “ahora o nunca”, es decir, como dijera el delegado Javier Jiménez Jiménez, si no hay una respuesta adecuada a sus necesidades, llamarán a asamblea popular y no descartan recurrir a la auto defensa y a la Policía Comunitaria como ocurre en municipios de Guerrero y Michoacán.
Es muy posible que a través de las clásicas “orejas”, algunas instancias de seguridad estaban ya enteradas del nivel de enojo con el que venían los pobladores y por eso es que minutos antes de que el contingente llegara a Plaza de Armas de Cuernavaca, arribó con su clásico protagonismo la secretaria de Seguridad Pública, Alicia Vázquez Luna. Como si fuera a recibir herencia, entró casi corriendo al edificio gubernamental seguida de media docena de zopilotes que trae como resguardo personal.
Ya un representante de la zona militar, de la Procuraduría General de Justicia y del Gobierno estatal, estaban esperando en algún despacho, donde sostuvieron una reunión previa, seguramente para buscar salidas convincentes, sabedores de que no iba a ser muy fácil seguir “dorándoles la píldora” como ha pasado hasta ahora.
El comentario de los molestos ciudadanos de Xoxocotla es porque llevan algunos años esperando el cumplimiento de autoridades estatales y municipales en dos conceptos fundamentales, prevención del delito y desarrollo de inversiones de interés social. El panismo los dejó esperando eternamente media docena de patrullas y un número indeterminado de agentes de Policía que jamás llegaron, amén de distintas acciones relacionadas con electrificación, pavimentaciones, agua potable, mercado, canchas deportivas, comprometidas a partir de aquellas protestas masivas con apoyo de otras comunidades que se les conoció como “los trece pueblos”.
El calvario ha sido muy largo, la espera inaceptable, por eso están decididos a sacar por la fuerza lo que de manera civilizada y decente se les ha negado y todo eso pareciera que apenas lo están entendiendo en algunas esferas oficiales, como la SSP, donde la polémica titular le concede más importancia al cuidado de su imagen que a las responsabilidades del cargo, puros anuncios espectaculares y hablando de eso, ¿dónde quedó la famosa vocera?, sólo acudió en una ocasión como debut y despedida, no pudo responder a los cuestionamientos y adiós.
Alguien debe hacer algo
Y también respecto a la delicada situación que vive el estado en materia de delincuencia, tal vez las instancias competentes sigan sin darse por enteradas de que, así sea por una percepción equivocada como insisten los funcionarios, hay un profundo malestar y hasta impotencia esencialmente en el sector empresarial, sienten que no se le da la importancia, que el asunto merece y que esto a lo único que lleva es a un progresivo empeoramiento de las cosas.
Y existe cierto sentimiento en torno a que los “servidores públicos” sólo se han asegurado así mismos mediante un sinnúmero de escoltas que los cuidan y protegen día y noche, olvidándose de que llegaron ofreciendo terminar con el fenómeno de la inseguridad y eso parece cada día más lejano.
Lo malo es que proliferan referencias en el sentido de que todo tipo de personajes ligados al ejercicio del poder público, en este momento, hacen gala de prepotencia y se dan el lujo de departir en lujosos restaurantes y bares, derrochando lo que hace muy poco ni soñaban tener, insistimos, claro, rodeados de guaruras que garantizan su seguridad, mientras muchos inversionistas locales no tienen ni para cubrir sus nóminas, menos para distracciones, ya sea por insuficiente liquidez o por los riesgos que representa una aventura así hoy día, así que, o se encierran en sus hogares o de plano, bajan la cortina y buscan refugio en ocasiones, al otro lado de la frontera.
Uno de ellos, decía al reportero, que “no miento cuando digo que hemos tenido muchas reuniones con colegas empresarios y ahí, hay quienes con lágrimas en los ojos relatan sus vivencias y sufrimientos por los que están pasando, nulo mercado, baja de circulante, amenazas y temores de toda naturaleza en su propia tierra”.
Y dándole crédito a sus observaciones, con toda razón señalaba que “si nosotros, que aún con todos los inconvenientes estamos enfrentando un momento severamente crítico, hay que imaginar a la mayoría social que está en peores circunstancias, debe ser el mismo infierno”.
Por todo esto y muchas otras señales más que van en el mismo sentido, es decir, un convencimiento de que no hay mejora en la prevención, la persecución y sanción del delito, consideramos que es momento de hacer un alto en el camino, que tanto la Procuraduría como la SSP reconozcan que hasta ahora han fallado y que algo anda mal, porque no puede ser que nueve de cada diez morelenses estén equivocados, cuando estiman que esto ya es insoportable.
El gobernador, Graco Ramírez, necesita desarrollar una profunda consulta sobre el tema para que vea el alcance de la opinión pública respecto a tan delicado asunto, porque es muy común que sus colaboradores sólo le presenten números alegres para conservar la chamba, mientras el escenario en la calle es uno muy diferente. Y es que muchos empresarios o ciudadanos, por temor o lo que usted guste, no se atreven a decir en voz alta lo que piensan y sienten, pero en verdad que el caso es sumamente preocupante.