Tienen otra oportunidad de ir modificando esa percepción si se pusieran a trabajar en modificaciones y colocación de candados a la ley de pensiones y jubilaciones, poniendo fin a abusos de parte de quienes, con base en procesos marrulleros, logran jubilarse con decenas de miles de pesos a costa del erario, porque estamos hablando de niveles de funcionarios públicos.
Bueno, tenemos entendido que ya la diputada Rosalina Mazari Espín ha presentado algo sobre el caso, entre otras propuestas, estaría sugiriendo que el salario de jubilación sea con base en los últimos siete años de desempeño, y eso ya por lo menos acota algunas incorrecciones de la ley actual.
Seguimos sorprendiéndonos de la voracidad de quienes llegan a laborar en las instituciones públicas, no tienen límites en sus insanas ambiciones -porque hay ambiciones lícitas- dice un legislador local que son ya 16 los ex funcionarios de la administración pasada los que han metido su solicitud para jubilación, la mayor antigüedad de algunos de ellos, es de 12 años, es decir, los dos sexenios panistas.
Con ese tiempo de “trabajo” y así se trate de personas de poco más de 40 años, a quienes les queda más de media vida laboral, buscan por todos los medios asegurarse el futuro, claro, amarrando a perpetuidad sus ingresos de las arcas del erario, si pretendieran una pensión de dos o tres mil pesos al mes, quizás no sería tan pesado, pero no, van por 40 ó 50 mil.
Pero también se menciona (al indagar un poco en los antecedentes) que prácticamente el 100 por ciento recibió promoción salarial del 100 por ciento en sus últimos tres meses de responsabilidades, es decir, si ganaban 30 mil, los subieron a 60 mil y como la ley permite la jubilación a los 12 años con el 55 por ciento de ingresos, entonces se jubilarían con una pensión arriba del 100 por ciento de lo que ganaban en términos reales.
El recinto legislativo tiene la posibilidad de combatir esas lagunas legales para evitar más corruptelas, con ello estaría haciendo algo que la sociedad les reconocería, se nos antoja una buena forma de mostrar compromiso con los intereses de todos, ya vimos que no podemos atenernos a la moral y ética de los “servidores públicos”, por lo que más vale evitar márgenes de discrecionalidad.
Cuernavaca, PASA Y CFE, un problema
Y en otro tema, se antoja que con muchas dificultades y con una intensa campaña agresiva de parte de la empresa Promotora de la Laguna (PASA), el Ayuntamiento capitalino ahora sí ha logrado resolver en buena medida el asunto de la recolección de basura y desechos sólidos, confinamiento y todo lo que con ello tenga que ver.
Hasta donde sabemos, el juicio entre la comuna y esa empresa en tribunales no se ha resuelto, este reclama daños patrimoniales y no sabemos cuántas cosas más, por algo así como 150 millones de pesos; pero la alcaldía le sustentó diversos incumplimientos de contrato que también estarían representando más de 100 millones de pesos, al final de cuentas, estarían saliendo tablas, pero en medio de esta transición, entre los propósitos de los empresarios norteños está el de recuperar la plaza, algo que se antoja descabellado.
La prestación de su servicio a la ciudad le costó mucho dinero, la facturación anual habría alcanzado los 115 millones; 115 mil pesos en el 2009, 119 millones 124 mil en el 2010 y este año, 129 millones 125 mil, y es que es necesario mencionar que ellos mueven sus tarifas conforme a los índices nacionales de los precios al consumidor, o sea, van al parejo de la inflación. Un reporte revela que en el presente año, con la contratación de cinco empresas que desarrollan una cadena de actividades en el rubro, estarán ahorrándose casi 27 millones de pesos, no parece estar mal.
Aquí el problema es que PASA intenta negociar el regreso a pesar de que sus campañas de golpeteo han causado mucho daño, ya será decisión de Jorge Morales, próximo alcalde, poder impedirlo, lo cual no sería nada agradable.
JMB debe cuidar su equipo
Y hablando precisamente de Jorge Morales, tenemos entendido que en la comisión de entrega-recepción aparecen algunas figuras de malos recuerdos, entre ellos, Ricardo Fajardo, quien fuera subsecretario de obras públicas con el difunto Jesús Giles; él en mancuerna con el regidor Alejandro Villalobos y un tal Juan Carlos Cadena, hicieron de las suyas en ese trienio.
Pero aparece también Víctor Manuel Eslava, él fue igualmente subsecretario de obras, pero en el trienio actual, con Manuel Martínez Garrigós, incluso se dijo siempre su primo; se le atribuye a este personaje la mayor parte de las irregularidades que hoy conocemos, el asunto es que pareciera que pudieran formar parte del cuerpo de funcionarios del edil entrante, lo cual sería el primer desacierto.
Todos ellos, en sus tiempos de desempeño respectivo, salieron casi por piernas y con un cúmulo de señalamientos que lógicamente no son lo que el ixtleco necesita para poder evitar el hundimiento del barco, pero sobre todo, una mala imagen desde el propio comienzo, ya que después no es nada fácil sacudirse a esas “aves de mal agüero”, sólo habría que ver las amargas experiencias de MMG, en mucho fue por desafortunadas compañías.