Pero para el 2006, las cosas se pusieron más difíciles, el PRD tuvo la oportunidad de ganar la primera magistratura, solo que su candidato, Fernando Martínez Cué nunca se la creyó y no hizo mucho esfuerzo para obtener el suficiente número de sufragios, se quedó a dos o tres puntos de hacerlo.
Pero insistimos, el pueblo esperaba nuevas actitudes, formas de gobernar más humanas y cercanas, particularmente, deseaban un sacrificio de quienes ejercen el poder público, porque el enojo por los abusos del viejo sistema así lo exigía, sin embargo, esa generación de políticos un tanto inexpertos en la cosa pública, llegaron con la firme intención de secundar las acciones del tricolor, beneficiarse económicamente.
Era cuestión de tiempo para que el electorado se cobrara en las urnas los excesos y malos manejos de quienes siguen viendo los cargos públicos como un instrumento para salir de pobres o por lo menos, asegurar un buen ingreso con el menor esfuerzo posible a través del erario público.
Toca el turno del PRD y aliados, cuadros que se han distinguido por abanderar causas y reclamos colectivos, ahora les corresponde estar atrás del escritorio, es decir, resolverle los problemas al ciudadano, ese es el gran reto, que están obligados a hacerlo mejor que sus antecesores, porque ellos mismos reclamaban acciones congruentes.
La izquierda en Morelos comenzó a cobrar fuerza a partir de las elecciones presidenciales del seis de julio de 1988, cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano abanderó el movimiento opositor más grande de aquellos tiempos, estuvieron siempre lejos de la gubernatura, pero llegaron a contar con fracciones parlamentarias locales mayoritarias y un número considerable de ayuntamientos, sin embargo, de ahí no pasaban.
Hoy les toca encabezar el proyecto de la administración estatal durante los próximos seis años, sin embargo, en las condiciones en que encuentran la entidad no es como para echar las campanas al vuelo, el estado depende en un 96 por ciento de los recursos federales para su presupuesto anual , porque solo aporta un cuatro por ciento de recursos propios.
Esto lo lleva a condiciones poco apropiadas, hay que estar muy bien con la Presidencia de la República para poder sumar activos y lograr mediante gestiones, acrecentar un poco el dinero que no alcanza para nada.
Como cada seis años, quienes preparan su ascenso se sienten iluminados, muy anticipadamente cambian su forma de ser e incluso esa sencillez que los llegó a caracterizar, es un mal casi inevitable, el cual, se va regulando cuando se enfrentan con una cruda realidad que los hace entender el difícil camino del ejercicio del poder.
En este momento, por ejemplo, ya apreciamos en muchos funcionarios del Gobierno de Marco Adame una especie de desesperación, ya quisieran que esto terminara; para algunos, los ocho días que les falta para ceder el cargo serán eternos, porque enfrentan todo tipo de presiones y lo que quieren es ya soltar la toalla.
Imagínese las presiones que trae el secretario de Finanzas, con los maestros jubilados y pensionados encima, estrangulando la ciudad capital para exigir el pago de prestaciones que les adeudan, precisamente en este momento en el que el presupuesto a ejercer está agotado.
Deben ser situaciones nada agradables a pesar de que se tenga un buen ingreso, llega el momento en que se prefiere vivir en calma y dormir completo, eso generalmente acontece en todo final de un periodo de Gobierno, ya sea estatal, municipal o federal.
El propio Adame Castillo se antoja ya con deseos de ver los toros desde la barrera, su talón de Aquiles fueron precisamente los maestros, en aquel movimiento masivo del 2008 lo pusieron a prueba y hoy son células magisteriales las que amenazan con paralizar la ciudad si no se les paga lo que les adeudan.
El gobernador en turno, Graco Ramírez, hemos insistido, debe pensar muy bien a quién va a confiar cada una de las secretarías de despacho y posiciones de cierta relevancia, porque de la calidad de los colaboradores dependerá el resultado y el pueblo no espera mucho, después de un año de gracia comienza a demandar respuestas o a tomar distancia y esperar otra elección para ajustar las cuentas.
El Gobierno electo sigue generando muchas expectativas, tendrá que emplearse a fondo para poder mantener ese liderazgo, habrá que ver si se fija plazos, generalmente el primer compromiso del mandatario entrante es la entrega de acciones en los primeros 100 días de gestión, Sergio Estrada Cajigal sí lo hizo, Adame Castillo ya no, pero suele ser un termómetro para medir la eficiencia de las nuevas autoridades.
A Ramírez Garrido le dejan dos o tres asuntos bastante candentes, incluso se comienza a decir que en el acto de toma de protesta como gobernador, ya se le van a presentar manifestaciones, estaría surgiendo del problema de la termoeléctrica y el gasoducto de Huexca, además del conflicto ocasionado por la ampliación a cuatro carriles de la autopista la Pera-Oaxtepec y que también tianguistas de Temixco buscarían hacerse presentes en ese evento.