Decimos esto porque el pasado miércoles, en su primera sesión ordinaria parecieran ser presa fácil de sus adversarios políticos, especialmente en el punto relacionado a la idea de aplicar una auditoría al desempeño de la pasada legislatura, una visión orientada seguramente a pegarle a los tricolores que fueron mayoría en este periodo recién concluido.
El asunto es que los de enfrente aprovecharon la coyuntura para meterles el gol y llevar la sugerencia a otros niveles, es decir, también auditar a los ayuntamientos y a los tres poderes, algo que de ninguna manera estaba previsto por los amarillos, y entonces esto cambió de escenarios.
Entre los argumentos esgrimidos por quienes pusieron en la mesa ese punto de discusión, estuvo el referente a que no le tienen confianza al trabajo de la Auditoría Superior de Fiscalización y que por ello, preferían que se recurriera a la contratación de un despacho contable externo para la aplicación de tales revisiones.
Pero además de haber dado origen a algo inesperado, lo que se viene cuestionando es que este tipo de temas que ciertamente son de trascendencia, se expusieran en asuntos generales del orden del día, cuando necesariamente y por sus implicaciones, debió ser tratado de manera formal en agenda.
Es decir, todavía hay mucho desconocimiento de la norma interna y de los métodos y reglas a seguir en materia legislativa, esto de parte de quienes parecen venir con muchas ganas, pero sin orden ni sustento legal, en casos como el antes referido.
Claro, después de lo ocurrido se da por descontado el tema, y de ninguna manera se espera que prospere, ya que se estima que ha sido únicamente un debate mediático, sobre todo porque tampoco se valoró el hecho de que a partir de una propuesta surgida desde el interior del recinto legislativo, el costo de la contratación de un despacho de auditorías deberá ser pagado con dinero de la cámara, y mire que no será cualquier cosa, porque de llevarse a cabo, se tendría que desarrollar en los 33 municipios y los tres poderes estatales.
Otra cosa es cuando desde alguna dependencia externa se dispone algo así, el presupuesto también debe ser erogado por esa instancia, no en el problema referido, por ello se da por descontado que llegue a realizarse, es así que sólo quedará para el anecdotario y la reflexión, la necesidad de que en lo sucesivo, los diputados analicen y valoren en su grupo parlamentario cualquier ponencia en la asamblea legislativa para que no se les revierta.
Y por cierto, hablando de auditorías, igualmente se señala que esa contratación del despacho para auditar al poder Ejecutivo es una estrategia entre el gobernador saliente y el entrante, incluso para prevención, en caso de que desde otras trincheras se llegue a cuestionar la transparencia del régimen actual. Sí, que más bien lleva implícita la finalidad de darle legitimidad al Gobierno que concluye, porque sus resultados serán la certificación del hecho sobre que todo se hizo de manera correcta y que no hay nada para reclamar.
Eso además es bastante lógico si consideramos que el entendimiento político entre Marco Adame y Graco Ramírez viene de años atrás, y se consolidó a medida que avanzaba el proceso electoral, es decir, fueron aliados de siempre y lo van a seguir siendo, inédito sería que de pronto acabara el amor y comenzaran los golpes entre ellos, eso no va a suceder y si no, al tiempo.
El saliente buscó siempre acomodar las piezas del ajedrez de tal manera que le permitieran una salida cómoda y sin tropiezos, el entrante aceptó el juego con la condición de que aquél le allanara el camino en busca de la gubernatura, como se antoja, sucedió, así que MAC ya cumplió con el compromiso de ese acuerdo, GRG tendrá que hacer lo propio en lo sucesivo, no jalar mucho la cobija para no destapar cosas indebidas, eso es todo, no hay de otra.
Por eso resulta menos probable que la propuesta desde el poder Ejecutivo de auditar con un despacho externo a ayuntamientos y al Gobierno del estado, tenga futuro, porque desde este lado, sí se llegaría a información más delicada, y seguramente van a ser los propios perredistas los que busquen olvidar el tema en el futuro, para no meterse en camisa de once varas.
Y no porque les pegue directamente a ellos, sino porque obedecen a líneas del poder Ejecutivo entrante, y ahí los acuerdos son de llevar la fiesta en paz, incluso, es muy posible que ya les hayan jalado las orejas a los legisladores que empujaron la auditoría al Congreso luego del revés sufrido, en política así se acostumbra.
Lo curioso es que históricamente la izquierda representaba en las cámaras, la postura crítica y de permanente evaluación de las actuaciones del gobernador en turno, porque siempre era alguien proveniente de otro partido, y ahora, como dice el dicho, “les toca bailar con la más fea”, y por eso serán quienes estén permanentemente defendiendo la figura del mandatario y saliendo a contra debate en tribuna para responder a cualquier enjuiciamiento de priistas, panistas y agregados.
Estos son los costos de ser Gobierno, se disfruta de numerosas cosas, pero a veces cuando existen ataques, hay que salir a defender lo indefendible, e incluso hacer lo que antes se criticaba desde la oposición.