Si las cosas no se modifican mucho al corto plazo, a la carrera final sólo llegarán el titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Ernesto Cordero, con una tendencia bastante raquítica; Josefina Vázquez Mota, diputada federal, con algo de liderazgo, y el senador de extracción foxista, Santiago Creel Miranda.
Pero reiteramos: si no se registran cambios drásticos, pareciera que quien se perfila hacia la candidatura del blanquiazul es el senador que ha decidido irse por la libre, solicitar licencia al Senado y hacer lo mismo que hizo el actual mandatario Felipe Calderón Hinojosa que previo el proceso electoral del 2006, renunció a la Secretaría de Energía para buscar el cobijo de los panistas, rebelándose a la figura presidencial, que precisamente llevaba como abanderado a Santiago Creel que estaba en la Secretaría de Gobernación.
Calderón consiguió el objetivo; el PAN lo hizo candidato aun por encima de Vicente Fox que aún en campaña se refirió a él de manera despectiva, lo que evidenciaba que nunca fue de sus preferencias.
Pues ahora Creel Miranda va por ese camino e intenta reventar la voluntad calderonista inclinada a favor de Ernesto Cordero. Y está bastante cerca de repetir la acción de desobediencia y rebeldía, porque al interior de su partido la última encuesta lo coloca cinco a uno frente al actual titular de Hacienda, y entonces pudiéramos pronosticar que el abanderado de los azules para la batalla del año entrante será precisamente Creel.
De ser así, tendríamos que considerar que se estaría imponiendo la corriente de Vicente Fox, es decir, parece venir de regreso, por lo menos en lo que se refiere a la elección del candidato porque para la constitucional se sigue antojando casi imposible que conserven el mandato.
En el lado de los perredistas, se ha declarado un empate técnico entre el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, y el ya ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador; no obstante y conociendo al tabasqueño, es casi seguro que éste volverá a repetir en la contienda, haciendo a un lado a su amigo y ex colaborador cuando fue jefe de gobierno en la capital.
Y como en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) el todavía gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto pareciera no tener enemigo interno, pues estaríamos ya configurando los tres abanderados de los partidos grandes, Creel Miranda del PAN, López Obrador del PRD y el mexiquense por el tricolor.
Todas las evidencias llevan a considerar que para la presidencia de la república no habrá alianza entre PRD y PAN, o sea, irán solos cada quien por su lado y esto les resta posibilidades.
¿Conflictos internos? Es un factor casi determinante en la fortaleza de quien salga ungido como aspirante por cada uno de esos tres institutos. Todavía recordamos cómo Roberto Madrazo, abanderado priista en la elección anterior, llegó sin ninguna posibilidad de triunfo luego de que la líder moral del magisterio, Elba Esther Gordillo, lo hizo pedazos, dándole sus activos a Calderón.
El asunto es que por el número de "suspirantes", es en el PAN donde pudieran presentarse algunos inconvenientes, particularmente si se quiere detener la avanzada de Creel.
En el PRD sentimos que Ebrard será institucional ante AMLO y si éste le pide que le deje libre el camino, lo va hacer; le debe parte de su ascenso en la política. Entonces evitarían un rompimiento en su interior. La dirigencia nacional amarilla que jaló siempre con el gobierno federal no cuenta con ninguna propuesta seria.
Y en lo que corresponde al priismo, Peña Nieto lleva tanta ventaja frente a cualquier otro correligionario que desee ser candidato, que difícilmente encontrará competencia. Ello igualmente les evita conflictos como en aquellos años que se daban con todo.
Ante todas estas consideraciones, es que estamos previendo una lucha por la elección constitucional. Entre esos tres personajes, ¿cuál de ellos le gusta más? Ésa es su decisión, pero a lo mejor es ya tiempo de comenzar a hacer las valoraciones.