Tras años de lucha, finalmente tres de los seis pueblos indígenas lograron, bajo presión, que las instancias competentes en la materia les decretaran su creación como municipios autónomos. Debieron superar muchas barreras y justificar sus aspiraciones, pero a pesar de ello, siguen padeciendo la injusticia y el maltrato de quienes controlan el poder público.
Hablamos de Coatetelco, Xoxocotla y Tetelcingo, aunque éste último aún tiene serios problemas, ya que la hasta ahora cabecera municipal, Cuautla, se resiste a concederle la libertad y entonces hay que seguir peleando hasta romper esos candados, que era de esperarse complicarían la situación.
Les salen con que el decreto no fue elaborado correctamente y que deberá irse a revisión; la realidad es que el cabildo de la Heroica buscará por todos los medios evitar el desprendimiento. Ya en principio los habían constituido sólo con una tercera parte del territorio que se contempla y a base de gritos pudieron hacer que se adhirieran colonias que habían quedado fuera.
Los motivos que llevaron a la emancipación de éstos tres pueblos fue el abandono y la discriminación con la que han sido tratados por sus respectivos ayuntamientos. Los recursos son acaparados por la cabecera municipal y a ellos sólo les daban migajas. Las muestras de todo ello están ahí: son casi comunidades fantasmas en tiempos modernos.
La calidad de sus servicios es pésima, cuando éstos existen. Todavía buena parte de sus calles son de terracería, hay zonas sin alumbrado público, drenaje o agua potable. Las oportunidades de empleo son nulas y desde luego viven al amparo de Dios porque no les dan seguridad.
Eso los llevó a considerar buscar su autonomía, pero como que les quieren cobrar la factura; ahora resulta que Xoxocotla deberá cargar con parte de la deuda que enfrenta Puente de Ixtla, a donde pertenecen aún, cuando ellos nunca han sido favorecidos con los recursos que se hayan conseguido.
Es inaceptable para Xoxocotla aceptar esas condiciones que seguramente lo que buscan, es causarles malestar desde el comienzo, porque aún no son municipio y ya deben. Puente de Ixtla ha venido siendo conducido de manera errática y con graves niveles de corrupción en el desempeño de sus autoridades.
Es una de las alcaldías con problemas para poder cumplir con el pago de prestaciones a los trabajadores y que arrastra adeudos millonarios por concepto de laudos vencidos. Han incluso solicitado ya un adelanto de participaciones al gobierno estatal para poder hacerlo.
En ninguno de esos casos Xoxocotla tiene ninguna injerencia, porque los laudos se han venido dando a partir de despidos injustificados, pero del presidente municipal en turno. Respecto a la deuda pública, pues nadie sabe qué se ha hecho con dicho dinero, porque, reiteramos, esa comunidad sigue tan abandonada como hace 50 años, así que a ellos no les tienen que pasar la factura de algo que no se comieron.
Pero estamos frente a la reacción de enojo por la independencia y todo lleva a considerar que a esos nuevos ayuntamientos se les va a fastidiar, a fin de que no logren sus propósitos legítimos: vivir mejor que ahora. Claro, el que aún no nazcan y ya deban, no es nada novedoso, los mexicanos padecemos esas incongruencias por el despilfarro que se le da a los recursos públicos derivados del pago de nuestros impuestos.
Lo hemos venido anticipando; si no se aplica a rajatabla el proyecto original de municipios indígenas, en el que se consideran temas sustanciales a fin de poder desarrollar un esfuerzo ejemplar, las cosas pronto mostrarán un retroceso. Para comenzar, existe un modelo muy definido en la integración de sus autoridades: rescata costumbres y tradiciones ancestrales en busca de recuperar la pureza y la honorabilidad de quienes estén al frente.
Y como que todo eso ya se fue distorsionando, a medida que avanzaba el proceso de autorización para que se les decretara municipios. Para acabar pronto, no puede ser el hijo de cualquier vecino quien quede al frente del consejo, que será la primera autoridad con la que se constituyan.
Si quienes iniciaron ese proyecto y lucha no están a la hora de las definiciones, como que aquello se empezará a echar a perder y a partir de ahí todo pudiera tomar un rumbo inapropiado. Pero desde el exterior es a lo que, pareciera, se le viene apostando. Algunos diputados locales buscaron modificar algunos términos, precisamente para extraviar el proyecto original.
Tiene que ser pues muy distinta su manera de elegir a las autoridades; se contemplaba un largo documento en el que se contenían límites y controles para evitar que se cayera en la tentación de hacer de aquello un negocio de grupos que a la postre acaben reproduciendo vicios y corruptelas tradicionales.
Ojalá sirva de algo y puedan lograr algo de sus objetivos largamente anhelados; de ello depende que en lo sucesivo cuenten con mayores posibilidades de desarrollo, del que han sido marginados por tanto tiempo. Pero eso de que les transferirán parte de la deuda de Puente de Ixtla, es una verdadera grosería y tendrán que iniciar una nueva lucha para impedirlo.
Por otro lado, pues como quiera que sean, sí representarán una disminución del techo financiero anual para las cabeceras municipales de las cuales se desprenden. Es decir Puente de Ixtla, Miacatlán, por el caso Coatetelco; y Cuautla, por Tetelcingo, verán disminuidas sus leyes de ingresos y egresos.
Independientemente de ello, pues Morelos pasaría de 33 a 36 municipios y eso igualmente será una carga más para los otros dos niveles de gobierno; estatal y federal, aunque reiteramos, seguramente que los recursos serán los mismos, sólo que hay que distribuirlos entre más comunas y les tocará un poquito menos a cada una.
Pero lo importante es que ya tienen el compromiso de que serán ungidos como municipios indígenas, aunque será hasta después de las elecciones del 2018, no obstante que exigían hacerlo mucho antes. Después, es casi un hecho, vendrán otros a reclamar lo mismo, tomando en cuenta esos antecedentes. Habrá que ver qué tan prudente es continuar ampliando el número de alcaldías que serán una carga presupuestal para el estado, dado que difícilmente serán autosuficientes económicamente.