Verdad o simple sospecha, pero lo cierto es que buena parte de la ciudadanía se ha vuelto desconfiada de las acciones gubernamentales, sobre todo cuando se trata de manejar dinero; hay la percepción de que sucesos como el del terremoto del pasado 19 de septiembre, son utilizados para sacar ventaja por parte de algunas instancias oficiales.
Frente a ello, han surgido todo tipo de organizaciones que buscan, desde diversas trincheras de carácter popular desarrollar trabajos de vigilancia en la aplicación de todo aquello que se oriente a resarcir afectaciones o daños provocados por fenómenos naturales, incluyendo a los huracanes, y en esta ocasión no es la excepción.
Hoy se presentará ante los medios informativos un colectivo que aglutina a 21 agrupaciones de todo tipo de expresiones, denominado #Epicentro y que sumados harán una especie de auditoría a las instituciones que desde el gobierno (en sus tres niveles) aplicarán programas y fondos, ya sean públicos o de donación privada, para ayudar a los damnificados a recuperar parte de lo que han perdido.
Es pues un acompañamiento a aquellas instancias competentes en esa materia de vigilancia, pero desde ámbitos distintos, que necesariamente obligarán a que todo se haga de manera correcta y sin posibles distracciones o desvíos de dinero o insumos que ya comienzan a llegar para iniciar la tercera etapa.
Es un enorme frente, que incluye lo mismo organizaciones de carácter local que nacional, en un trabajo conjunto que recorrerá todos aquellos sitios que padecieron daños en por lo menos 15 municipios de la entidad. Para acabar pronto, son muchos los ojos que vigilarán el transparente ejercicio de todo lo que ya está llegando, en bien de las familias que quedaron a la intemperie.
Hay lo mismo organizaciones de la sociedad civil que colegios de profesionistas en diversas ramas del conocimiento, sin faltar, desde luego, las de arquitectos o ingenieros; pero igualmente cámaras de asociaciones de empresarios, comerciantes, incluso asociaciones de comunicadores y figuras públicas.
Sólo por mencionar algunas: Acción Ecológica, Coparmex, Asociación Estatal de Padres de Familia, Tecnólogos y Frente Indígena Morelense, eso en lo local; y de carácter nacional está Transparencia Mexicana, Mexicanos Contra la Corrupción, Impunidad Cero o Causa Común. Es decir, todas las expresiones y visiones, porque algunas de ellas son de carácter oficial; por lo menos eso se aprecia.
Hay que conceder el beneficio de la duda en eso del buen destino de los fondos de rescate, pero no está por demás que ojos ciudadanos tengan participación directa para obligar a que todo se realice con transparencia y pulcritud y seguramente que durante el tiempo que duren los trabajos, estarán ofreciendo, a partir de los medios de difusión, cortes informativos al respecto, para que la población esté tranquila y sepa que se actúa correctamente.
Claro, como decíamos, la desconfianza popular es la que ha llevado a la conformación de esos colectivos. Como reza ese dicho popular, más vale prevenir que lamentar, de ahí que tengamos que aplaudir este tipo de intervenciones.
Sobre todo, porque seguramente representan un gran esfuerzo de los participantes, que están regalando su tiempo, dinero y trabajo en bien de los demás; es una buena manera de contribuir a favor de los afectados, por eso hay que estar atentos a sus reportes.
SISMO: UN ANTES Y UN DESPUÉS
Y si bien en el estado de Morelos el terremoto le cambió la vida a miles de familias que sufren hoy consecuencias graves por la pérdida de seres queridos o de sus bienes, se aprecia que el 19 de septiembre representó para la entidad un antes y un después que todavía está presente en buena parte de la sociedad, así no haya sido dañada directamente.
Por encima del dolor que priva en cientos de hogares, sobre todo en Jojutla, Tepalcingo y Axochiapan, donde pegó más fuerte, el desarrollo social está casi paralizado.
Y desde luego que hay sus razones, el Poder Legislativo, por ejemplo, se quedó sin su sede oficial; el Congreso del estado, por daños significativos, ha sido desalojado y los diputados locales vienen sesionando en un espacio alterno, Cataluña, donde además tampoco es posible concentrar a todo el personal debido a que es insuficiente.
Hablamos de una nómina superior a mil plazas, entre personal administrativo, sindicalizado o de posiciones de mando y en este nuevo edificio sólo pueden tener cabida unas 200 personas. Lo anterior significa que más de 800 andan casi a la deriva o en sitios de emergencia para poder continuar con sus labores cotidianas, por eso es que el ritmo de trabajo es mínimo y pudiera decirse que hasta con escasa coordinación.
En lo que se refiere al Poder Ejecutivo, las cosas son más o menos similares, pero acá el sismo obligó al gabinete en pleno a dedicarse a tareas de campo, en lugar de acciones de oficina, para el levantamiento del padrón de damnificados, encargo que muchos secretarios de despacho no concluyen; porque a cada uno de ellos se les asignaron determinados municipios.
En el palacio de gobierno -ubicado en el corazón de Cuernavaca y en el resto de oficinas gubernamentales fuera de este edificio- es difícil encontrar a los secretarios de despacho, porque reiteramos, realizan trabajo de campo, con el apoyo de buena parte de sus colaboradores más cercanos.
Quizás sea el Poder Judicial el que menos se vio afectado en su agenda, como que sus tareas son menos directas con lo que ocurrió y ellos sólo suspendieron labores tres o cuatro días, una vez que las instancias competentes revisaron y entregaron el dictamen que reportaba daños no graves, volvieron a la normalidad.
Ayer se cumplieron tres semanas del desafortunado suceso y todavía se antoja lejano comenzar a sanar las heridas; más aún, viene lo pesado y más costoso: reconstruir casas, edificios, escuelas e iglesias, que además requieren de mucha inversión y apoyo de todos lados, no sólo del gobierno. Pero insistimos, el sismo modificó en mucho la agenda oficial ordinaria.