Para el caso muy particular de Morelos, el sismo del pasado 19 de septiembre modificó casi todos los escenarios y temas que habían mantenido la atención colectiva como el referente al socavón en el paso exprés de Cuernavaca, pasaron a segundo término, lo que debe ser un afortunado respiro para quienes sentían que el agua les llegaba al cuello, por ser parte de quienes cometieron errores y omisiones en su construcción.
En ese sentido y debido a la presión que a partir de medios nacionales y locales de información se ejercía, se hablaba ya de ajustarle cuentas a dos que tres responsables directos de la tragedia, como en el caso de quien fuera director del centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en el estado, José Luis Alarcón Ezeta.
Los enormes estragos del terremoto les favorecieron y seguramente que los morelenses seguiremos atentos a lo que pueda ocurrir respecto al trabajo de recuperación en este tema, pero tampoco debemos dejar que se aproveche la desafortunada coyuntura para que esos personajes queden impunes en sus perversas acciones.
Pero hay otro factor que igual y pudiera operar en su beneficio; los preparativos para el proceso electoral del año que viene, que han quedado igualmente suspendidos y que con toda seguridad cobrarán fuerza en unas semanas más, cuando se logre más o menos controlar el escenario de desagracias.
Bueno, el compromiso asumido por las instancias competentes, incluidas las constructoras involucradas, de corregir las deficiencias de dicha vialidad, como que se ha relajado; los trabajos de enmienda se ven lentos a pesar de que se dijo que en tres meses se construiría un puente elevado en el punto donde se hundió la vialidad. Ya estamos en fecha y no vemos nada claro.
Lo entendemos perfectamente, nada hay más urgente en éstos momentos que ir al rescate de miles de morelenses que sufren pérdidas materiales y de familiares, pero que eso tampoco nos distraiga a tal grado, que le demos vuelta a la hoja y facilitemos la impunidad a “servidores públicos” que mostraron irresponsabilidad en su desempeño.
Lo decimos por experiencia, las elecciones son un distractor ideal para sembrar cortinas de humo en casos como el que nos ocupa. Una vez inmersos en las campañas políticas, nos olvidamos de muchas cosas y desde luego, que la llegada de nuevos actores a las instancias de gobierno modifica totalmente los escenarios, de ahí que prive esa preocupación en este tema.
Lo vemos con claridad, lo del paso exprés Cuernavaca dejó de ocupar espacios en los medios informativos locales y nacionales y es muy difícil que después de todo lo ocurrido el 19 de septiembre se retomen, y eso es bastante peligroso para nosotros, que como sociedad fuimos burlados y defraudados por quienes hicieron de esta vía de comunicación un negocio redondo, por lo tanto, es necesario seguir manteniendo el interés para exigir la aplicación de la ley a todos los que participaron de tales hechos, es lo menos que debemos hacer y aquí hacemos el compromiso de mantener la llama viva a fin de que no nos den la vuelta.
Y todo lo anterior, decíamos, ha obligado a un receso en lo relacionado a los preparativos de las elecciones del 2018, aunque ciertamente cada cuadro político incluso aprovecha la desgracia para congraciarse con los electores mediante la entrega de apoyos, pero en lo que se refiere a instituciones como el Instituto Federal Electoral y sus estructuras correspondientes en los estados, hacen un alto parcial en el camino.
Incluso, los partidos políticos desarrollan tareas a partir de brigadas de ayuda en todo el territorio, que indirectamente se relacionan con activismo electoral, porque cuidan que cada entrega lleve el símbolo del instituto respectivo. Pero como quiera que sea, el tema pasó a segundo término a nivel nacional.
Todo esto se mantendrá en los medios de comunicación, llámense electrónicos, escritos o de redes, por un corto tiempo más, quizás dos o tres semanas, después vendrá un olvido gradual, que incluso se teme, provoque desajustes y ausencia de ayuda al nivel de las necesidades, porque así suele ser el comportamiento popular.
En el momento de la tragedia todos buscamos la forma de solidarizarnos con el dolor de los demás, pero eso dura muy poco. Claro, hay que continuar con la rutina, las obligaciones cotidianas y a veces nos absorbe la mayor parte de nuestro tiempo, de ahí que estemos considerando en que unas tres semanas adelante, el asunto electoral retome importancia y se reinstale como el tema fundamental en todos los ámbitos.
Ahí está el caso de las prerrogativas, que finalmente los partidos políticos han cedido y donado para apoyar la recuperación de estados afectados, en una suma conjunta cercana a los mil millones de pesos. Y eso, aunque se diga lo contrario, cae en asuntos relacionados con las elecciones. Cada líder partidista busca lograr el mayor lucimiento, atraer reflectores para su causa y de ahí que estén protagonizando sendas discusiones al respecto.
Bueno, el famoso Frente Amplio Opositor lleva la propuesta de que se destinen unos 80 mil millones de pesos, ya formalmente y a partir de decisiones del Congreso de la Unión, para tareas de rescate y más que eso, a fin de darle forma a un fondo que sea permanente para enfrentar situaciones similares en un futuro similar no deseado, por su puesto.
Y en medio de todo esto, es ya visible que, independientemente de lo apretadas que vengan las elecciones presidenciales, ésta lucha se dará en circunstancias muy diferentes a las que estamos acostumbrados. Los partidos, cada uno por su lado, deberán buscar fondos para las campañas, dado que donarán las prerrogativas. Por lo tanto, es muy probable que sea una justa bastante austera. A lo mejor lo prudente es reducir los tiempos de campaña, más de lo que ya están.
Y en esto hay algo que toma fuerza y preocupación; que al verse sin dinero, partidos y candidatos caigan en la tentación de aceptar apoyo de fondos de dudosa procedencia. No sería nada novedoso, ya se advierte que eso se está dando hace un buen rato, pero las condiciones se dan como para que se haga más fuerte.