En el sistema de educación básica del estado de Morelos hay tres mil 292 planteles escolares, de los que, conforme a lo dicho ayer por la secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Sección 19, Gabriela Bañón Estrada, sólo unos 400 resultaron dañados por el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Y de ese universo, unas 18 edificaciones tienen pérdida total, lo que indica que tendrán que ser reconstruidas desde abajo; pero pudiéramos decir que la infraestructura, en un porcentaje muy alto, sobrevivió al sismo, no obstante que son muchas las que tienen ya una larga vida.
Algo que también es excelente noticia es aquello de que en lo que se refiere a los más de 400 mil estudiantes entre preescolar, primaria y secundaria, se registró saldo blanco; es decir, no hubo pérdidas humanas, por lo menos al interior de esas instituciones, lo que debe ser motivo de regocijo.
Otra información importante para los padres de familia es que aún no hay fecha para la reanudación de las clases y que además, eso deberá ser gradual, dependiendo del estado físico de cada edificio escolar, aunque Bañón Estrada dejó ver que podría ser a partir de la próxima semana que se tenga ya el dictamen de un buen número de espacios, donde las condiciones de seguridad sean altas y se podrá llamará a maestros y alumnos a reiniciar actividades.
Es decir, la dimensión de los efectos catastróficos del sismo es relativa en el sector educativo básico, pero hay que tomar medidas extremas para evitar cualquier desgracia posterior, de ahí que la posición del SNTE es aguardar el tiempo que sea necesario con el compromiso de reponer algo de lo perdido.
Con la representación del CEN del sindicato, acudió Raymundo Valdivia, por cuyo conducto se informó que el líder nacional Juan Díaz de la Torre ha venido apoyando, no sólo a los maestros que sufrieron alguna pérdida patrimonial, sino a la población damnificada en general mediante la entrega alimentos e incluso materiales de construcción.
Pero más allá de las instituciones, Bañón Estrada comentó que algo así como 400 profesores perdieron sus hogares; a ellos se les permitirá resolver su situación familiar antes que llamarlos a trabajar; más aún, el sindicato vigilará que en caso de que cuenten con seguro, éste sea aplicado a fin de que logren recuperar algo de lo perdido.
No se puede negar que, como pasa en todos los sectores sociales, hay maestros buenos, regulares y malos, pero en lo general podemos afirmar que los profesores son aún líderes sociales en sus respectivas escuelas y su solidaridad para con la población es evidente.
Eso era lo que se decía ayer, que por ahora, el esfuerzo que vienen desplegando la mayoría de los miembros del magisterio va por encima de su actividad en lo particular; se han sumado a las tareas de rescate, de distribución de víveres y de atención sicológica, incluso, porque las circunstancias así lo obligan.
Y observando todo esto es previsible que se pueda por lo menos amortiguar un poco el daño que sufrieron miles de familias en el mediano plazo, porque hay muchas manos y conciencias entregándolo todo desinteresadamente por los que andan en el desamparo.
Y lo que son las cosas, algunos empresarios mencionaban algo que es real; lo ocurrido es muy lamentable; nada podrá mitigar el dolor de quienes perdieron seres queridos, pero aún en medio de esas desgracias, se espera que durante algunos de los meses siguientes, particularmente en la Ciudad de México y en el estado de Morelos, la economía y el empleo se vean fortalecidas.
Uno de ellos manifestaba que la industria de la construcción es una actividad mediante la cual se puede medir con claridad el nivel de desarrollo económico y por lo que pasó, se va a requerir mucha mano de obra a fin de levantar miles de viviendas que se vinieron abajo.
E incluso sostuvo que, negocios como las ferreterías, casas de materiales de construcción y en general las empresas del ramo, tendrán su mejor año luego de muchos sin gran movimiento y, en consecuencia, la apertura de empleos temporales también se disparará en unas semanas más.
Son miles de millones de pesos los que las autoridades gubernamentales, en sus tres niveles, deberán liberar para poder apoyar el esfuerzo de los afectados y van a mover la economía por lo menos durante un año a partir de éste momento. Es dinero que seguramente nunca se habría utilizado, porque está ahí precisamente en espera de alguna contingencia, que esta vez se dio con creces.
La presión social, le hemos venido diciendo, parece que sí va a obligar a algunos partidos políticos a ceder sus prerrogativas programadas para las elecciones del año entrante y en esa bolsa hay cerca de siete mil millones de pesos, que irían precisamente en su mayor porcentaje, a Morelos, CDMX, Oaxaca y Chiapas, por eso efectivamente en éstos territorios la circulación monetaria se verá incrementada.
Y lo anterior llevaría entonces a una justa electoral austera; estaríamos viendo disminuidos considerablemente los montos destinados al desarrollo de las campañas electorales. Los candidatos deberán echar mano de un poco de sus propios recursos económicos para poder atraer simpatías entre los electores, lo que debiera convertirse ya en una constante.
Eso igualmente pudiera reflejarse en un mayor abstencionismo, porque los aspirantes dispondrán de menos fondos para la compra de voluntades y a decir verdad, un elevado índice de votos llega a las urnas a partir de esos mecanismos viciados, que son ya una característica común de los procesos.
Pero también sería una excelente oportunidad para que los políticos hagan un esfuerzo real por congraciarse con el pueblo, al que han olvidado y hasta traicionado reiteradamente. Es la ausencia de liderazgos lo que ha estado encareciendo el sufragio popular; igual y también todo esto obliga a muchos a comprender que necesitan mostrar mayor trabajo y resultado con los gobernados para poder pensar en una carrera política creciente.
Vivimos momentos circunstanciales que empujan a un cambio de formas y actitudes en el terreno político electoral de cara a las elecciones presidenciales del 2018, por lo menos en lo referente a la capital del país y a nuestra entidad.