De acuerdo a las primeras revisiones, se advierte que la sede del Congreso local tendrá que ser clausurada y, por lo tanto, pudiera advertirse que la actual legislatura se ha quedado sin un espacio físico para el desempeño de sus actividades legislativas, ya que además se agrega que su espacio alterno, ubicado en Cataluña, igualmente está afectado.
Todavía no se ha informado oficialmente al personal del recinto, pero lo que comentan algunos funcionarios es que el edificio sí está bastante lastimado, sobre todo el área del salón de plenos y, dadas las circunstancias de carga de trabajo, Protección Civil no había podido desarrollar la valoración respectiva.
Hay que recordar que desde hace ya algunos meses se viene edificando el nuevo edificio frente al mercado Adolfo López Mateos, pero las evaluaciones advierten que se estaría inaugurando por ahí a finales de enero o mediados de febrero del año que viene, por lo que queda aún considerable distancia para ello.
Debido a que ya se tomó la determinación de dejar este espacio en un futuro inmediato, tampoco es aconsejable destinarle alguna inversión para acondicionarlo y hacerlo funcional por unos meses más; sería dinero desperdiciado y eso es lo que no se tiene, por eso el personal del Poder Legislativo anda inquieto; saben que el pronóstico es reservado, que lo más probable es que se les diga que tendrá que declararse inservible, la cosa es que a dónde se tendrán que ir a trabajar.
Y más o menos el mismo destino parece que correrá el edificio Ocampo, ubicado frente al Jardín Juárez, donde está el kiosco. Esta construcción, en la que se encuentran oficinas dependientes de distintas secretarías del gobierno estatal, ya tenía peligrosas deficiencias.
Incluso, un funcionario de la Secretaría de Gobierno confió en su oportunidad a La Unión de Morelos que había un dictamen que sugería desalojarlo, porque ya no era apto para ser usado, sin embargo, se seguía haciendo aún con esos riesgos, sólo que tras el sismo del pasado 19 de septiembre, ya el daño estructural es mayor y todo indica que ésta vez sí deberá ser evacuado, pero de manera definitiva.
Cuernavaca no parece haber alcanzado los mismos daños sísmicos que padeció Jojutla, particularmente en lo que se refiere a la pérdida de vidas humanas, sin embargo en lo que se refiere a la cuantía material, a lo mejor la supera, porque a pesar de que decenas de construcciones no se vinieron abajo, buena parte de ellas, o tendrán que ser demolidas para volver a levantarlas o simplemente ya no podrán tener uso en las circunstancias en las que quedaron.
Se trata de inmuebles particulares, que deberán ser incluidos en los programas de ayuda, pero nos atrevemos a anticipar que la mayoría de ellos no merecerán esa atención y para no pocos propietarios será muy difícil reponerse del golpe financiero, es hablar de millones de pesos, en un momento en que la bonanza no es el signo que nos distingue, porque particularmente el comercio viene disminuyendo sus ganancias desde hace ya algunos años y con aprietos se mantienen de pie.
Claro, lo más doloroso es perder algún ser querido, de tal manera que aún en medio de esas pérdidas, hay que sentirse afortunados, lo material como quiera se resuelve, lo importante es conservar la fortaleza para levantarse de éste tropiezo causado por la naturaleza.
MONUMENTOS HISTÓRICOS, OTRO SECTOR
Y si algunas sedes gubernamentales o de representación popular sufrieron detrimento, tampoco escaparon muchos monumentos históricos, sobre todo aquellos relacionados con el sector eclesiástico, cuyas construcciones son en algunos casos patrimonio cultural de la humanidad.
No pocas iglesias perdieron sus cúpulas e incluso la catedral de Cuernavaca seguía cerrada precisamente porque había registrado deterioros significativos que hay que subsanar para evitar cualquier riesgo ante los feligreses, aunque tenemos entendido que en su caso particular, desarrolla una interesante inversión para remodelar buena parte de las edificaciones a partir de unos 60 millones de pesos gestionado por un diputado federal.
La iglesia que está pocos metros arriba, sobre avenida Morelos y frente a farmacia Catedral, muestra desprendimientos en su fachada y seguramente requerirá de una intervención considerable. La que se vio aún más dañada es la iglesia de Ocotepec; el inmueble se hundió hacia uno de sus costados en algunos centímetros y para poder nivelarlo requerirá de un gran trabajo y dinero.
Incluso, la capilla de Santa Catalina, en Buena Vista, presenta grietas y fisuras delicadas. Y así podríamos continuar enumerando muchas más a lo largo del estado de Morelos, que tendrán que ser censadas para ver de qué manera se logra revertir el daño, porque en efecto, la absoluta mayoría son reliquias históricas y sitios culturales que son parte importante del acervo turístico de la entidad.
Por ahora se ha puesto mucho énfasis en lo que ocurrió en el sector popular, comercial o empresarial, pero la dimensión de las pérdidas a causa del terremoto son inmensas y pasarán algunos años como para que se pueda alcanzar una mediana remediación.
Respecto al daño a instituciones gubernamentales, seguramente será el primero en ser atendido, finalmente el gobierno sólo tiene que echar mano del erario público, es decir del dinero del pueblo; pero en el caso de los sectores privado, popular o eclesiástico, es otro cantar, hay que rascarse con sus propias uñas.
Bueno, en lo referente a las iglesias y sobre todo aquellas consideradas patrimonio cultural de la humanidad, sí es obligación institucional salvaguardarlas porque son una riqueza turística, denominada arte sacro; además los mismos feligreses suelen ser bondadosos y en situaciones extremas como ésta ayudan.
Pero hablando de daños, donde pegó bastante duro fue en Plaza Galerías, aquí en la capital, que obligó a su cierre temporal y que se advierte podría abrir hasta dentro de unos tres meses. Lo bueno aquí es que los negocios están asegurados y la pérdida de los empresarios no es tanta. En éste caso, se menciona por ejemplo que Deportes Martí fue uno de los negocios más afectados.