Quizás pensando en que muchos de ellos dejaran sus asientos en el Congreso local para irse a una nueva aventura de carácter electoral, ayer comenzó la despedida de algunos legisladores, durante la sesión solemne con motivo del primer periodo ordinario de sesiones del tercer año constitucional en esa materia.
Realmente, a esta legislatura le quedan unos tres meses y medio de trabajo efectivo, ya que a mediados de diciembre se van de vacaciones y la mayoría seguramente que ya no volverá a sus tareas rutinarias de tiempo completo, por motivo de aspiraciones hacia la elección del año que viene.
Como quiera que sea, volvimos a escuchar de quienes, a nombre de sus respectivos grupos parlamentarios fijaron posición en la tribuna, con el compromiso de mejorar su desempeño en bien de la armonía y progreso del estado y sus habitantes, a partir de propuestas de reforma que abonen en ese sentido.
Y a pesar de que ya desde el principio debían haber llegado a acuerdos internos en lo que se refiere a la distribución de mandos en espacios como la presidencia de la mesa directiva o de la junta política y de gobierno, aún se seguía en la indefinición porque se carecía de arreglos.
Será por lo tanto, durante el transcurso de la próxima semana, cuando se alcancen las designaciones, pero se advierte que nuevamente habrá forcejeo intenso, debido a que tanto las fracciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como de Acción Nacional (PAN) quieren parte del pastel a repartir.
No les será sencillo lograrlo porque particularmente en los meses más recientes, los perredistas lograron disminuir el número de diputados en ambos grupos y se insiste en que conforme a la norma, para presidir la junta política o la mesa directiva debe contarse mínimamente con cinco integrantes y entonces sólo el tricolor estaría en posibilidades de exigir, los panistas andan en cuatro.
Aún así los amarillos, si lo quieren, impondrán condiciones y se despacharán otra vez con la cuchara grande porque suman 20 votos; no obstante, políticamente sería más conveniente que mostraran voluntad para ceder a los adversarios internos algunos mandos, de otra manera se expondrían a la crítica y al desgaste que electoralmente no es conveniente y menos a estas alturas, cuando se aproxima la elección.
Y en lo relacionado a lo que se vivió en la sesión solemne, ya lo decíamos, sí hubo voces disidentes y posturas bastante radicales; una de ellas la del diputado del Partido Humanista, Jesús Escamilla Casarrubias, a quien incluso pidieron concluir su intervención porque les tupió bastante duro y agarró parejo, tanto a compañeros de curul como a funcionarios de la administración pública estatal.
Otra postura interesante fue la del Partido Nueva Alianza, que incluso pidió cuentas a la Secretaría de Obras Públicas, porque afirmó que hay obras que fueron publicadas para su realización en el Periódico Oficial ”Tierra y Libertad” para los periodos del 2015 y 2016 pero que nunca se ejecutaron.
También Acción Nacional, a través del legislador Víctor Manuel Caballero Solano, ofreció un posicionamiento crítico; igual que los otros dos, se mostró en contra de lo que consideró una persecución en contra de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), que afecta a más de 42 mil estudiantes y que empuja a un conflicto de dimensiones mayores por la insuficiencia financiera para cubrir nóminas y gastos de la máxima casa de estudios.
Otro punto que algunos ponentes tocaron fue el relacionado a la propuesta de eliminar el fuero constitucional a los legisladores y a otras figuras en el servicio público y representación política. Incluso se dieron expresiones respecto a acabar con el derroche económico en materia electoral, suprimiendo la entrega de prerrogativas a partidos políticos, para que con ese dinero se atiendan necesidades básicas de los ciudadanos.
Como decíamos al principio, a diferencia de otros tiempos, en esta ocasión casi no se contó con personalidades destacadas de la política a nivel estatal. Claro, también deberá tomarse en cuenta que los diputados federales y senadores por la entidad se preparaban para asistir al informe de actividades del presidente de la república Enrique Peña Nieto, aunque ese evento fue por la tarde.
El auditorio que acudió llegó acaso al 50% de la capacidad del recinto legislativo, porque además tampoco el gobernador estuvo presente, debido a que concluye una gira por Japón y entonces como que había pocos atractivos para una mayor audiencia.
Esta camada de diputados locales, que será la última que como legislatura la integren 30 representantes populares, comienza a tocar fin; de acuerdo a la nueva ley electoral, a partir del 2018 el número se reducirá a 20, algo que se antoja prudente, porque ciertamente que mantener a tantos es un esfuerzo económico pesado.
En promedio, hoy día, el presupuesto anual de la legislatura es de 500 millones de pesos; para un estado pequeño y sin grandes evoluciones en todos los sentidos, se antoja demasiado. A decir del diputado del partido Movimiento Ciudadano, Jaime Álvarez Cisneros, esta reducción representará un ahorro superior a 200 millones de pesos al año.
Claro, lo que se debe garantizar es que el dinero se invierta correctamente en función del bien de los gobernados, de otra forma no tendría ningún sentido achicar el tamaño de la legislatura. Pero quedan reclamos sentidos del pueblo, sin duda uno de ellos es que se acabe con privilegios como eso del fuero constitucional que generalmente es usado para abusar y lograr impunidad en actos que pueden ser constitutivos de graves delitos.
Qué decir de las prerrogativas a partidos, que durante la elección del 2018 se gastarán de nuestros impuestos cerca de siete mil millones de pesos, sólo para ayudar a políticos que no desarrollan un esfuerzo real por mejorar normas y leyes en aras de mejor convivencia, garantía de justicia y seguridad y sobre todo desarrollo.
Siendo sinceros, no consideramos que haya voluntad para eliminar fuero y prerrogativas, los “representantes populares” son emisarios de esos institutos políticos y no se van a pegar a sí mismos, por lo tanto, mantendrán esos privilegios y beneficios a costa de lo que sea.