El grueso de la sociedad muestra señales de cansancio y hasta de irritación, por los constantes engaños que en materia política ha padecido durante ya algunos años o décadas; le ha perdido la confianza a los partidos y desde luego a la mayoría de los políticos que se perpetúan en los cargos de elección popular, porque ello les ofrece todo tipo de comodidades y beneficios que buscan prolongar infinitamente.
Los espacios de poder vienen siendo heredados, cual propiedades entre descendientes de clanes familiares y aquello se transforma en un círculo interminable que impide el ingreso de rostros nuevos con pensamientos diferentes y compromisos con el pueblo; mientras no se rompa esa circunferencia, las cosas no cambiarán y seguiremos en manos de un grupo monopólico que nos está llevando a condiciones adversas casi en todos los sentidos.
Por eso es una prioridad que en lo sucesivo, nos tomemos el cuidado de analizar a cada uno de aquellos que ya se andan moviendo desesperadamente por continuar en una posición de representación, para negarles o confiarles el voto, de ello depende nuestro futuro. Lo más sensato es que les cobremos las facturas a quienes han traicionado a sus representados.
Y por cierto, entre tantos que ya “trabajan” en una estrategia de acercamiento con el elector, hay demasiados con expedientes nada favorables, con antecedentes claros de que son parte de las pandillas que han ascendido con el único fin de sacar beneficios al amparo del erario público, convirtiéndose en depredadores del dinero de nuestros impuestos.
En el caso muy particular de Cuernavaca, se han tenido buenas, medianas y malas administraciones, a juicio de los capitalinos, pero uno de los pasajes más desafortunados, conforme a buena parte de la opinión ciudadana, fue el de la administración de Manuel Martínez Garrigós. A lo mejor se llegó a la exageración en lo que se refiere a campañas de desprestigio en su contra, sin embargo sí hay testimonios, de quienes vivieron desde dentro ese trienio, que hubo colaboradores suyos o integrantes del cabildo que con o sin su aval hicieron fortunas a costa del ciudadano.
Pues más de una figura de aquel entonces anda en plena promoción personal para montarse en alguna candidatura y seguir colgados de las nóminas oficiales, a fin de mantener esa especie de beca que es la “representación popular”. Entre éstos está quien fungiera como director de adquisiciones con MMG, Sergio Beltrán Toto.
Las referencias indican que un regidor de esa época y Beltrán caminaron muy de la mano en una serie de negocios que se orientaron fundamentalmente hacia las ventajas que ofrece la realización de obras públicas. El segundo venía de laborar en una empresa constructora en Monterrey, con un ingreso mensual de 25 mil pesos, que le daba la posibilidad de tener una vida modesta, pero luego de haber pasado por la comuna, las cosas le cambiaron diametralmente, tanto, que tras contraer nupcias, tomó vacaciones de luna de miel con un mes en China.
Sus cercanos recuerdan que el propio MMG se sorprendió cuando conoció de la suntuosidad de la boda. Sin embargo, lo envió a la Subsecretaría de Obras y es ahí donde hizo equipo con el regidor en turno. Comenzaron a sacarle las mayores ganancias, porque se hicieron cargo de inversiones como la avenida Morelos, el parque Acapantzingo, el distribuidor vial Emiliano Zapata, donde, recuerda éste ex funcionario, duplicaron los presupuestos iniciales y comenzó la debacle, que le pegó directamente a Martínez Garrigós.
Se viene el parte aguas entre el grupo y el alcalde, porque éste igualmente se entera de que al menos uno de sus regidores ya se había hecho de una residencia en un lujoso fraccionamiento de y decidió romper con ellos; pero ya para entonces andaba en precampaña para buscar la candidatura al gobierno estatal y poco podía hacer, venía su sustitución a cargo de Rogelio Sánchez Gatica.
Insistimos, tanto Beltrán como algún ex regidor buscan por lo menos formar parte de la próxima legislatura, algo que verdaderamente no tendría nombre, porque los antecedentes muestran cuál ha sido el papel que han hecho cuando se les ha dado la oportunidad, así que lo más sensato es que tengamos que empezar a hurgar en el pasado de muchos otros que van con las mismas intenciones y que de lograr sus aspiraciones, complicarían aún más nuestra agonía como ciudadanos.
Todo ese desaseo heredado por MMG durante su gestión, acabó con diferencias profundas con Gatica y fue necesario que terceros intervinieran a fin de hacerlos entender que lo más prudente para ellos era llevar la fiesta en paz; lo entendieron y trabajaron en la transición. Algunos de los que formaron parte del grupo cercano de ambos recuerdan que la instrucción del edil interino fue permitir que la gente clave de MMG se mantuviera en el cargo el tiempo necesario para que se limpiaran algunos expedientes que comprometían mucho al ex edil.
Martínez Garrigós, a juicio de algunos ex funcionarios suyos, midió mal las cosas, descuidó la administración municipal, porque una vez que ganó la comuna puso su mirada en la candidatura al gobierno estatal, dejándole manos libres a muchos de quienes pudieron despacharse con todo. Y si bien es cierto que todas las culpas cayeron sobre él, lo que le ha impedido volver al ejercicio político pleno, algunos de aquellos que fueron parte fundamental de todo el saqueo en la ciudad, se han mantenido colgados del presupuesto y además ya con cuentas gordas en los bancos y algunas influencias, amenazan con regresar por la puerta grande.
Una regiduría en Cuernavaca nominalmente anda en menos de los 100 mil pesos, apenas suficiente para mantener el nivel de vida de ese tipo de personajes, pero no da como para adquirir bienes inmuebles de 10 o más millones de pesos, sin embargo, hay quienes con sólo tres años en alguna representación, logran eso y más, lo que evidencia que sus principales ingresos vienen de otro lado, encareciendo obras, vendiendo favores y abusando de su posición a partir del tráfico de influencias. Eso ocurrió mucho en esa gestión encabezada por Manuel, cuyas células continúan con vida.