Éste llegó, pero a partir de lo que se antoja una mala decisión: la unción de Fernando Charleston Hernández como líder en funciones.
El señor venía de ser tesorero en la administración de Javier Duarte en Veracruz, cargo que abandonó mucho antes de que la persecución en contra de su ex jefe iniciara, sin embargo, por la responsabilidad que tuvo se antoja que participó de muchas acciones de las que el ex mandatario es señalado y eso se convirtió en una pesadilla en lo referente a opinión pública.
Y mire que el señor se venía conduciendo con mucha discreción en su calidad de delegado del CEN en la entidad, precisamente sabedor de que lo que menos le convenía era sacar la cabeza, pero el nuevo encargo lo puso en la mira de la crítica y le ha ido bastante mal.
El presidente del CEN del tricolor Enrique Ochoa debió valorar primero esa decisión, porque lejos de recuperar la vitalidad de su partido en esta tierra zapatista, lo colocó en el ojo del huracán y a decir verdad, lo más aconsejable sería darle una salida rápida antes de que provoque más desgaste y deterioro a esa institución.
Hace algunas semanas, cuadros representativos del tricolor, aceptando las condiciones en las que se encuentra ese instituto, hablaban de la posibilidad de que se instalara a alguien desde el centro, en calidad de encargado de despacho del CDE y fuera el responsable de conducir el periodo electoral del 2018, a fin de evitar una elección interna por la dirigencia que los dejara más lastimados de lo que están, pero si esa fue la idea con Charleston, pues no funcionó.
Parece que ya hay conciencia en el centro del daño que la presencia del señor viene generando en la entidad y se valora desarrollar las correcciones necesarias, no obstante, tampoco será nada sencillo, los grupos y corrientes priistas antagónicas van a defender la plaza con todo y si se piensa en una elección abierta, casi llegarían eliminados a la contienda.
Y sobre el caso, figuras con cierta influencia ven tres caminos a seguir en lo referente a la formalización de un CDE al corto plazo, primero abrir el proceso de reestructuración mediante los mecanismos tradicionales, o sea la publicación de la convocatoria, la fijación de reglas para los aspirantes y la elección. Sólo que ello pareciera ser el camino más peligroso y si en verdad piensan ir por la recuperación de la gubernatura estatal el año que viene, más vale que no se arriesguen a una carnicería interna.
La segunda opción es mediante aquel ilusorio llamado a que todas las corrientes se pongan de acuerdo para nombrar a un candidato de unidad; tampoco eso es posible, ni en el PRI ni en cualquier otro partido, porque todos cojean del mismo pie a la hora de ponerse de acuerdo.
Pero queda una tercera posibilidad: que desde el centro y con mano firme se imponga a un líder y se someta al resto de las cabezas de grupo, a fin de salvaguardar los pocos activos que quedan en el priismo, y se nos antoja que ese será el camino que tome Ochoa y tendrá que ser en breve, porque tampoco les queda tiempo para resolver su añejo problema de informalidad del partido en Morelos.
Aquí habíamos calculado que sería hasta después de las elecciones del Estado de México cuando se tomaran cartas en el tema local y así ocurrió, a pocos días de aquella votación se designó al veracruzano como sustituto de Becerril, pero las cosas no resultaron como se esperaba.
Hoy la visión es muy concreta, mantenerlo por más tiempo al frente del CDE es apostarle al deterioro gradual, más vale que actúen a fin de modificar los escenarios, o las esperanzas de volver a gobernar Morelos se seguirán alejando cada vez más.
Con todo lo que ha venido pasando en el territorio zapatista, los del tricolor advierten que igual y se les presenta una nueva oportunidad para pensar en el regreso al poder, los demás partidos tampoco viven sus mejores momentos a incluso ellos insisten en que, tomando en consideración las actuales circunstancias, el enemigo a vencer sería el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), pero sí están obligados a hacer su mejor esfuerzo para llegar en condiciones de competencia.
PALOS DE CIEGO DE MMG
Y también en el tema electoral, el ex alcalde capitalino Manuel Martínez Garrigós como que sigue dando palos de ciego; trató de llegar a Morena por la puerta grande sacándose una foto con la candidata perdedora a la gubernatura en el Estado de México, Delfina Gómez, considerando que con ello podría erigirse como el candidato de ese partido al gobierno del estado de Morelos y todo le salió mal.
El mayor desacierto fue haber mandado hacer una encuesta respecto a la tendencia de los aspirantes de este instituto a la gubernatura en la que él aparece como el idóneo, con más de 28 puntos; y seguido, no por el que se estima será el abanderado, el senador Rabindranath Salazar Solorio, sino por el rector de la UAEM, Alejandro Vera Jiménez, pero diez puntos detrás.
Ya imagina usted la reacción, lo menos que le recordaron fue que Morena no acepta entre sus filas a políticos con antecedentes penales y señalamientos de actos de corrupción y que por lo tanto, lo que diga o deje de decir, no tiene efecto alguno en esa trinchera.
Manuel es un cuadro joven, debió conducirse con mucho cuidado desde que dejó la comuna de Cuernavaca, tuvo oportunidad de hacerlo, porque todavía le permitieron en el PRI ser diputado local plurinominal, pero se fue de error en error, brincando de un lado para otro.
En su momento, envió señales de que iría al PRD, más al rato buscó acercarse al Partido Verde Ecologista; se movió también hacia el interior del PSD, cuando aún no había ruptura con Cuauhtémoc Blanco, edil capitalino; y ahora trataba de refugiarse en Morena, sólo que llegó golpeando el pesebre y rápidamente le tocaron la campana. Ya no le quedan muchas opciones y como algunas otras figuras de su partido, el PRI, se quedará en la orilla y no podrá participar en la elección del 2018.