El enfrentamiento en Puebla hace unos días, mismo que dejó diez muertos, se puede reproducir en diversos estados de la república, porque la ordeña de los ductos se ha vuelto una constante de la que Morelos no escapa; aquí también hay información sobre hechos similares y si parte de la población civil lo sabe, las autoridades también están enteradas.
En lo que se refiere a nuestra entidad y a decir de lugareños, las extracciones del crudo se dan en la parte norte de Cuernavaca, en los límites con el municipio de Huitzilac, ya en espacios boscosos, que tienen poco tránsito e incluso a donde se llega a través de veredas de terracería.
Son muchos los testimonios al respecto, un residente de esa región decía a La Unión de Morelos, le tocó atestiguar cuando unos cuatro rufianes, que portaban aparatos modernos de comunicación y armas largas, apoyados en dos o tres vehículos de lujo, robaban el combustible. El hombre hacia un recorrido de ejercicio de rutina por la zona de Santa María y entendió lo delicado del asunto, por eso, agregó, se dio a la fuga ante el temor de que lo descubrieran y se lanzaran en su contra, afortunadamente no lo vieron.
Pero ese es únicamente uno de tantos testimonios, lo cierto es que el robo en la materia debe llevar ya algunos años y reiteramos, las autoridades estatales y federales están enteradas. Lo extraño es que no se procede y ello lleva a considerar que como ocurre en el resto de la delincuencia, hay complicidad de personajes incrustados en las estructuras del ejercicio del poder público, no hay otra explicación a esa tolerancia y omisión en el cumplimiento de responsabilidades.
Por lo menos en lo relacionado a los hechos sucedidos en Puebla, se advierte que sí hay componendas con figuras de gobierno, el mandatario de esa entidad habla de un alcalde preso y agentes policiacos municipales también por estar metidos en tal negocio.
Insistimos, es un hecho que sin la complacencia de quienes presiden instituciones gubernamentales competentes en materia de delincuencia, ésta prácticamente no existiría, el fenómeno creció precisamente porque no sólo no se atacó, sino se le alimentó desde dentro y ahora controlar al monstruo pareciera una cosa imposible o que por lo menos seguirá costando muchas vidas humanas.
Y como en todos los rubros en temas de inseguridad, la advertencia gubernamental es que se actuará con toda la fuerza del estado, en los tres niveles de gobierno, francamente ya no creemos que así sea, es una expresión recurrente que casi nunca se ejerce.
Pero como acontece en todo aquello que se relaciona con la corrupción, ese robo de combustible representa para el país la pérdida de cientos de miles de millones de pesos, que servirían en mucho para mejorar la infraestructura de prestación de servicios a la ciudadanía, como redes de agua, drenaje, alumbrado o vías de comunicación, sólo que esas fortunas se quedan en manos de unos cuantos vivales presuntamente protegidos por el régimen, que muestra preocupantes debilidades para recuperar el orden y el respeto a la ley.
Reiteramos, habría que aprovechar la coyuntura para que en el caso de Morelos se haga una inspección en serio en esa parte norte de la capital del estado, donde se habla de sustracción de petróleo como en otras entidades, sobre todo del sureste mexicano.
INSEGURIDAD
Y hablando del tema de inseguridad en todas sus modalidades, el propio gobierno federal, a través del secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, reconoce que es un fenómeno que sigue rebasando a las estructuras oficiales.
El funcionario da fe de lo que hemos dicho muchas ocasiones en este espacio, los cuerpos policiacos estatales y municipales siguen mostrando serios problemas en su funcionamiento, por insuficiente preparación, armamento y equipo de apoyo.
Se refirió a los municipios y entidades estatales aseverando que sólo 50 de mil 850 corporaciones de uniformados en el territorio nacional están capacitadas o medianamente preparadas, eso y nada es nada, por eso no es posible que como gobernados aspiremos a mejores condiciones de paz y tranquilidad en el corto plazo.
Y a ese respecto, ni siquiera les queda el recurso de excusarse en la falta de fondos, porque si a algún rubro de la administración pública se le ha dado preferencia presupuestal en los recientes 10 años, es a dicho tema, son miles de millones de pesos los que desde la Federación se canalizan a los estados para atender necesidades al respecto.
El asunto es que los resultados para nada coinciden con el derroche, o no se cuenta con la capacidad para orientar correctamente el dinero a lo prioritario, o alguien se viene beneficiando enormemente de esos programas, porque estamos tan mal como en el principio.
El pueblo –y nos referimos a todos los mexicanos- ya está cansado de discursos y promesas, de palabrería y demagogia, por eso una reciente encuesta que interrogaba respecto a si se quiere que la guerra contra el crimen siga adelante o mejor se hagan arreglos con la maña como antes, mostraba que un 75% se inclinó por esto último.
Todos sabemos que grupos poderosos de la delincuencia siempre han existido, pero en el pasado el gobierno pactaba con ellos y se establecían límites, cuando no eran respetados había problemas, pero en general, se vivía en paz. A partir de que el ex presidente Felipe Calderón decidió iniciar una batalla sin estrategia, México vive permanentemente en el derramamiento de sangre y son muchas las víctimas que nada tienen que ver en ello a consecuencia del fuego cruzado.
Incluso, los cárteles de la droga se manejaban mediante un código de ética, es decir los jefes instruían a sus bases a no meterse para nada con la población y quien lo hacía era severamente sancionado. Con todo lo que ha acontecido, hasta eso acabó, hoy día esos maleantes asesinan a civiles sin el menor remordimiento, por eso y ante la impotencia o falta de voluntad gubernamental para controlar el asunto, mejor sería llegar a pactos y acuerdos.