Tras una considerable ausencia por motivos vacacionales, regresamos hoy a las actividades, con la firme decisión de continuar dando fe de los principales sucesos económicos, políticos y sociales que acontecen a diario en nuestro entorno cercano.
Y hablando de algunos hechos recientes, aquí dimos fe de ciertas inconformidades que empezaba a generar el hecho de que los magistrados del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, Roque González Cerezo y Manuel García Quintanar, anduvieran promoviéndose para ocupar otros espacios, no obstante haber devengado salarios durante más de un año por trabajo nunca desarrollado.
Ambos obtuvieron en promedio un ingreso mensual de 100 mil pesos durante el 2016, sin embargo, su desempeño fue prácticamente nulo, bajo la excusa de que carecían de un espacio propio desde el cual despachar e incluso condicionaron a las instancias “competentes” a que les montaran oficinas, aspiraciones que por lo visto lograron, porque desde el interior del TCA se asegura que con un costo de un millón 500 mil pesos, cada uno de ellos ya disfruta de lujosas oficinas en pleno centro de la capital estatal.
Pero como en su oportunidad lo dijimos, algunas organizaciones de abogados consideran inmoral el hecho de que González Cerezo, quien es jubilado de parte del Congreso local con más de 60 mil pesos al mes, venga adicionando los 100 mil pesos más por concepto del cargo que actualmente “desempeña” en el mencionado tribunal.
Bueno, lo menos de lo que se le señala es de violar normas como la ley de responsabilidades de los servidores públicos, precisamente a partir de la duplicidad de ingresos. Pero sobre todo, la crítica viene basada en la dependencia partidista de cada uno de ellos dos.
O sea, obedecen a intereses de partido, cuando aquellos que imparten justicia desde cualquier trinchera, deberían estar alejados de todo tipo de “apadrinamientos” políticos para poder garantizar imparcialidad en la revisión de procesos legales, en el caso que nos ocupa, del ramo laboral.
Hay entonces mucho desaseo que lleva a circunstancias poco correctas en la impartición de justicia, sin embargo, eso tampoco es privativo del estado de Morelos; el escenario a nivel nacional pareciera ajustarse a las mismas deficiencias, no obstante, localmente hay que reclamar siempre la integración de tribunales que ofrezcan realmente garantía en sus obligaciones y deberes para con la ciudadanía.
La queja es reiterada en la materia y no únicamente en relación al TCA, algo bastante parecido se da en lo que ahora conocemos como Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), en el tema electoral.
Dicho órgano también se conforma con la presencia de consejeros surgidos de una elección o designación partidista. La sociedad pues sigue siendo suplantada en esos casos y a ello se debe el manoseo y ausencia de respeto al sufragio popular durante las elecciones.
Como electores no podemos aspirar a una verdadera democracia mientras dichos espacios sean conducidos por personajes que no atienden al sentir de la población en general. Pero romper esos círculos viciosos pareciera algo imposible, porque desde otras trincheras, que tienen injerencia fundamental en ese tipo de nombramientos, no hay quienes defiendan lo nuestro.
Total que los consejeros del TCA en referencia se encuentran en el ojo del huracán y lo más sensato es que se sometieran a escrutinio a fin de impedir que sigan violando normas y leyes locales, sobre todo considerando que se trata de posiciones de impartición de justicia, sin embargo, los monopolios de poder público suelen confabularse para seguir gozando de privilegios, así llevamos decenios exigiendo nuestros derechos y seguramente pasaran años a fin de que se haga lo correcto.
PROYECTOS: RESISTENCIA EN TEPOZTLÁN
En otro orden de ideas, una parte de la comunidad de la cabecera municipal de Tepoztlán continúa en resistencia contra la ampliación de la autopista La Pera-Oacalco, en su rumbo hacia Cuautla. Insisten en que se trata de una vialidad que daña severamente la parte ecológica y ambiente de esa zona que corresponde a la reserva del Ajusco-Chichinautzin.
Roberto Robles Quiroz, integrante del Frente de Unidad de Defensa de Tepoztlán, advirtió de la presencia de maquinaria pesada que ha reiniciado labores en el trabajo de ampliación a cuatro carriles y se quejó de que lo anterior representa un desacato al amparo que interpusieron en tribunales de justicia federal, que aún sigue sin resolverse del todo.
Este pueblo ha sido históricamente renuente a aceptar proyectos de modernización y transformación en su entorno cercano. Indiscutiblemente que la ampliación de esa autopista resulta imperante, es un trayecto con alto índice de circulación de autos foráneos, particularmente de la Ciudad de México.
La propia cabecera municipal suele verse inundada de visitantes los fines de semana, que deben ofrecer una derrama económica bastante fuerte, que a su vez deja empleo y beneficios monetarios que le dan vida a miles de familias locales.
Pero una parte de la población tiene arraigadas costumbres y cultura que se oponen a este tipo de avances y ello, lo decíamos, no es cosa de ayer. Bueno, durante la administración de Lauro Ortega Martínez se diseñaba la instalación de una interesante inversión en lo referente a un teleférico e igual y habría revolucionado la atracción y oferta turística en el lugar, pero la decisión fue negativa y el entonces gobernador evitó entrar en conflicto y lo canceló.
Luego apareció el caso del otro ex mandatario, Jorge Carrillo Olea, quien promovió la construcción de un club de golf, que igualmente ofrecía grandes beneficios a la larga. Las consecuencias las conocemos, como que a partir de ahí inició el calvario político del general; la resistencia popular lo menguó mucho, porque contrariamente a la posición de don Lauro, él quiso imponerse y la reacción en masa fue casi total, sumado lo anterior con la cuestión de inseguridad, lo que le llevó a renunciar al cargo.
Habrá que esperar cómo se mueven las corrientes al interior de ese pueblo, pero la actitud sigue los mismos parámetros de toda la vida. Para ellos es más importante conservar la riqueza ecológica y natural que ampliar la vía de comunicación, que por sus condiciones actuales, provoca toda clase de accidentes y desde luego, ha cobrado decenas de vidas humanas en los años recientes.