Ayer, en una de sus primeras intervenciones públicas en su carácter de presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CNIC), Miguel Ángel Rojas Boyás, ofreció algunos detalles de los obstáculos que sus agremiados enfrentan para continuar en pie con sus empresas.
Conforme a su mensaje, esta actividad, históricamente fuerte en la entidad, no escapa a los fenómenos que mantienen a la economía en circunstancias de sobrevivencia, no sólo están siendo víctimas del embate delictivo, todo este conflicto de carácter internacional entre México y Estados Unidos, que ha debilitado al peso y amenaza con generar mayores dificultades, los ha obligado a aplicar despidos masivos a fin de superar coyunturalmente la adversidad.
En el caso de la delincuencia, manifestó que algunas empresas constructoras han sufrido pérdidas cuantiosas, porque en la zona oriente del estado lo más recurrente es el robo de maquinaria, equipos que suelen ser muy costosos.
En la parte sur, la modalidad es el cobro de piso, el asunto es que buena parte de los ingresos que se logran por el concepto de desarrollo de proyectos y obras diversas, se utilizan para atender presiones de esta naturaleza que cada vez son más comunes y recurrentes.
Lo anterior, sumado al proceso inflacionario consecuencia de incrementos como el de la gasolina, está incluso empujando a los constructores a refacturar en el caso de contratos en proceso, en un nivel estimado del 15%.
Lamentablemente se llega a condiciones irremediables de despido de personal, por la insuficiencia de recursos económicos para poder mantener la planta. En concreto, Rojas Boyás consideró que la actividad en el ramo se encuentra estresada, no hay grandes inversiones que ofrezcan oportunidades de mediano y largo alcance, los pocos desarrollos en materia ya están en proceso y asignados, aunque el avance suele ser muy lento, porque el flujo financiero no es muy dinámico, a pesar de que vengan con dinero etiquetado.
La denuncia pública del presidente de la CNIC no es nueva, sobre todo en la región surponiente del estado, el cobro de piso de parte de los grupos organizados del delito se ha recrudecido en los recientes dos años, algunas inversiones importantes, como el parque recreativo de aventura Beraka, debió cerrar desde hace meses.
Nunca se dio públicamente una razón, pero en el entorno cercano se afirma que no aguantó la presión de los maleantes en eso del cobro de piso. Ahí mismo, se mantenía la seguridad del lugar con algunos elementos policiacos privados. Hace cosa de una semana o más, uno de ellos fue asesinado, luego de un supuesto intento de robo.
Todo esto forma parte del escenario que viene padeciendo la planta productiva de todas las ramas.
Se antoja incluso la más complicada en el contexto territorial, porque es precisamente la parte que colinda con el vecino estado de Guerrero, desde donde emergen pandillas de facinerosos que se introducen de nuestro lado y comienzan a actuar casi impunemente.
Como que ese delito de cobro de piso no ha sido objeto de atención, por parte de la prevención, igual y se ha procedido cuando se trata de secuestros o ejecuciones entre corrientes antagónicas del delito, pero hasta ahí, como que falta un trabajo intenso al respecto para recuperar el control y la calma.
Y en efecto, como que en la zona oriente, e incluso parte de los municipios conurbados a Cuernavaca, como Jiutepec o Yautepec, el modus operandi suele ser otro, no obstante se aprecia menor incidencia delictiva, por las razones que líneas arriba argumentábamos.
El estado de cosas continúa siendo complicado, de ello no podían escapar los empresarios de la construcción, de ahí que soliciten a las instancias competentes la intervención para que se diseñe alguna estrategia, a fin de disminuir esos ataques que están generando un desmantelamiento de la planta productiva y sobre todo le han pegado durísimo a la generación de empleos.
En ese terreno de la inseguridad, de acuerdo al sapo es la pedrada, lo mismo se viene extorsionado a quienes tienen un puesto de garnachas, que a inversionistas con capitales de alto grado, en ello no hay distinciones, pero en efecto, no se conoce de alguna estrategia diseñada a fin de combatir dicha modalidad delictiva y como que se les dejaron las manos libres.
Cuernavaca tampoco está fuera de los “focos rojos”, hay hechos constantes que dan fe de lo anterior, aunque en la capital como que se combinan diversas acciones, lo mismo puede ser vía el secuestro, que mediante el ajuste de cuentas entre maloras o también el famoso cobro de piso, porque como que la plaza es muy grande y da para todo.
No estamos al nivel de aquellos momentos en los que casi a diario aparecían restos humanos a la orilla de las carreteras, masacrados o cuerpos colgados en los puentes vehiculares, los sucesos son menos frecuentes, pero continuamos siendo rehenes de los amigos de lo ajeno.
Hay mucha desconfianza en las instituciones.
Pero ahí está la queja del presidente de la CNIC y con esa sola referencia se puede comenzar a actuar, aunque desmantelar todas esas redes ha de requerir de mucha entrega, honestidad y valor, porque el enemigo es numeroso y parece estar fuertemente armado.