En promedio, el ajuste superó los 90 mil millones de pesos en su conjunto, una cantidad bastante significativa, cuando lo que el país necesita es inversión en infraestructura a fin de apuntalar el desarrollo y el crecimiento para poder enfrentar muchas necesidades sociales.
La explicación es que hay menos dinero y entonces obligadamente se tiene que castigar a alguien, para poder equilibrar las finanzas, sin embargo como que no todo es parejo, porque a pesar de esos inconvenientes, hay quienes pudieron seguir mejorando su ingreso personal, cuando lo que se necesita es sacrificio de todos.
Y es que se antoja inaceptable que mientras la producción agropecuaria, algunos programas de prevención en salud, incluso del medio ambiente contarán con menos dinero, el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por ejemplo, tendrá un ingreso mensual de 600 mil pesos, el resto de sus compañeros también se vieron mejorados, su percepción es de 358 mil pesos.
Como que la impartición de justicia en nuestro país no es precisamente de las mejores, como para que se tenga que retribuir con tan elevado nivel a quienes la custodian. Bueno, ni el presidente de la república gana tanto, él recibe 359 mil, sumadas algunas prestaciones.
Los secretarios de despacho del gobierno federal tampoco se quedan atrás, en el 2017 tienen una retribución de 200 mil, aunque a ello seguramente habría que agregarle todo tipo de gastos de representación y viáticos que en muchas ocasiones representan cantidades mayores.
Los senadores, diputados federales y consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) son otros de quienes vieron mejoría en sus ingresos, los primeros devengan 252 mil pesos al mes, los segundos 161 mil y los últimos 240 mil y aquí sí que hay críticas porque no se les ve rendimiento.
Baste recordar que es precisamente en esos recintos legislativos donde se aprueban reformas y se validan propuestas como la del incremento a la gasolina, que ha sido un golpe directo a la economía familiar en general, por lo tanto, desde la óptica del ciudadano, más bien se procede en contra de los mexicanos.
Pero en lo tocante a los consejeros del INE, francamente no se entiende el por qué de un salario de 240 mil pesos. Cuál es el esfuerzo que han hecho para contribuir a que en este país comencemos a vivir en una verdadera democracia.
Si de algo debiéramos avergonzarnos los mexicanos, es de cómo se desarrollan los procesos electorales, por el nivel de comercialización en que se convierten los votos del electorado y el cochinero que de ello hacen candidatos y partidos, en la mayoría de los casos, auspiciados por quienes controlan el poder público en los tres niveles de gobierno.
No hay entonces una justificación como para que se tenga que premiar a quienes, a pesar de tener la obligación legal de obrar con rectitud e imparcialidad en materia electoral, son los primeros en pervertir los resultados e impedir la libre determinación.
Hay una serie de acciones que llevan a extremos y polarizaciones que es necesario combatir, si en verdad se quiere abonar en la construcción de un México mejor. Somos una nación considerada de tercer mundo, por los altos niveles de marginación y pobreza de millones de mexicanos, pero en cuestiones salariales nuestras autoridades y representantes populares se ubican entre los mejores pagados.
Más aún, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) dio a conocer algunos datos respecto al comportamiento de la economía nacional y refiere que es aquí donde surgen anualmente nuevos ricos que compiten en ese campo con magnates de cualquier nación de primer mundo. ¿Cómo entender eso?
Es sencillo, se señala que los empresarios y hombres de negocios en nuestro territorio tienen ganancias de más del 50% que sus homólogos de otras latitudes, porque las políticas públicas y el modelo económico que ejerce el gobierno así lo permite.
Claro, se va usted a las estadísticas que dan referencia de la corrupción e impunidad entre las naciones y volverá a encontrarse con que ahí sí estamos en los primeros sitios, lo que ofrece algo de explicación respecto al enriquecimiento de muchos personajes, al amparo de la actividad gubernamental.
Pero en lugar de buscar acortar distancias entre acaudalados y marginados, con un ejercicio más justo en la distribución del dinero público, se recorta a actividades fundamentales en el crecimiento, como el campo, que pareciera irse extinguiendo por insuficiencia de estímulos.
Por las mismas razones expuestas y otras que habría que enumerar, la mexicana es una sociedad enferma, las mismas instituciones del rubro de salud dan testimonio de eso, la infraestructura en materia para ofrecer atención médica a la población abierta es insuficiente, por lo tanto es ahí donde menos se tendrían que hacer ajustes, pero este año ejercerán 10 mil 400 millones de pesos menos.
Si en algo nos estamos viendo afectados desde hace décadas, es en materia de medio ambiente, la depredación de bosques y selvas, la contaminación de aguas por falta de infraestructura de saneamiento o del aire por emisiones de gases nos lleva a un futuro incierto, pero en lugar de hacer un esfuerzo por desarrollar acciones de prevención y mejora, se recorta el presupuesto en casi 20 mil millones de pesos.
Por eso es irritable ver que no obstante todo eso, los políticos o servidores públicos continúen despachándose con todo, mostrando nulo compromiso por el país y sobre todo escasa moral y ética. Y aquí hay complicidad de poderes públicos, niveles de gobierno, partidos políticos, de ahí que la credibilidad se encuentre en los índices históricos más bajos, porque no se aprecia voluntad alguna de cambio.
De cara a las elecciones del 2018, los otrora partidos grandes andan bastante preocupados porque sus escenarios son catastróficos, la condena popular es apabullante y sienten que el control del poder se les escapa, aún así se niegan a rectificar.