Delfina Gómez será la primera mujer normalista en llegar a la Secretaría de Educación Pública. Su perfil en el ámbito educativo va de la mano con su carrera política en Texcoco, Estado de México, primero como dirigente sindical, luego como parte del grupo político de Higinio Martínez con el que logró la presidencia municipal, hasta el apoyo de Andrés Manuel López Obrador en la campaña por la gubernatura del Estado de México en 2017.
Su carrera también está marcada por el señalamiento del cobro del diezmo a 417 trabajadores de confianza del municipio de Texcoco, es decir, la retención de 10% de los salarios, cuando ella fue presidenta municipal entre 2013 y 2015, y que sumó 13 millones de pesos, según acusó el PAN.
La retención quedó registrada en recibos de nómina quincenales y pólizas de cheques, y, supuestamente, el dinero recaudado tenía fines electorales, razón por la cual el INE abrió una investigación para determinar posibles ilícitos. Sin embargo, la entonces candidata aseguró que los descuentos eran solicitados por los mismos trabajadores para destinarlos al pago de Fonacot o de cajas de ahorro.
Gómez es egresada de la Universidad Pedagógica Nacional, con maestría en Pedagogía y Administración Pública, docente en Texcoco, Estado de México, y fue secretaria general en la delegación 4 del Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM).
Sin embargo, su designación desató críticas entre los detractores del gobierno federal. Por ejemplo, Fernando Belaunzarán escribió: “Delfina no tiene perfil para encabezar la SEP. La presentan como simple maestra para conmover incautos, como si eso subsanara su incapacidad. Ha sido alcalde, diputada, senadora y candidata a gobernadora. Defenderla del clasismo es en realidad culto a la mediocridad”.
En Morelos, el veterano periodista Ignacio Cortés Morales, quien también es director de la Primaria Miguel Hidalgo de Jiutepec, opinó lo siguiente:
La maestra Delfina Gómez Álvarez es la nueva titular de la Secretaría de Educación Pública, lo que fue bien recibido, dado que se trata de una persona que sabe lo que es la escuela, lo que es llegar a una hora determinada, lo que es estar en un salón de clase, ir a los pupitres de los alumnos, revisar lo que hicieron, lo que está bien y corregir lo que no; tener una comisión que desempeñar a la par que atender al alumnado, saber lo que es la carga administrativa, entregar las calificaciones, tener junta con padres de familia, intercambiar puntos de vista con sus compañeros, saber que el niño Juan no desayunó, el otro vive con el miedo de que llegue la noche del viernes: su papá azotará la puerta y golpeará a la madre y todos, como en la hermosa historia de Cristina Pacheco, acabarán debajo de un árbol, El árbol de la noche triste, y al día siguiente así, sin útiles, al plantel.
Igual sabe lo que es luchar contra el sistema; lo que es hacer una campaña con escasos recursos y convencer, ir “requetebién” y encontrarse que no se permitió su triunfo ante la dinastía de los Del Mazo, y seguir en la brega, organizar marchas de la dignidad, y no desmayar, y sentir el respaldo de los votantes convencidos de que las cosas deben ir en otro sentido al que se vive todos los días, y que parece una condena, una cadena que se trae de nacimiento y viene con la sentencia de permanecer con ella, como en la Cueva de Platón de la que no se puede salir porque se cree que no hay nada más allá que nada, y las sombras es lo que se mira, hasta que un Prometeo entrega el fuego que no es más que el de la libertad, el de la vida, el de la rebeldía; lo da y recibe el martirio casi eterno.
Es la maestra Delfina la del hablar de frente y con la verdad, viendo a los ojos, la que sabe qué difícil es que el niño aprenda con el estómago vacío, la necedad de la autoridad de priorizar papeles por encima del proceso educativo, la inflexibilidad de ciertas reglas.
El atropello constante de la autoridad sindical, la que no lleva siempre la tendencia para la fuerza laboral, la que no acompaña los derechos de sus agremiados, la que se queda corta, la que falta a la verdad, la que se cubre de institucionalidad cuando que debería ir por lo que a derecho corresponde; la que, igual, llega a defender, hasta con vehemencia, al que no tiene la razón, en este juego de conveniencias que la maestra Delfina conoce y que, sin duda, alguna vez pudo padecer, y seguir en la ruta de la búsqueda quijotesca de la justicia en el batallar contra los molinos de viento y parecer loco para los demás, pero no hacer caso, convencida de que se va en el sendero correcto por la llanura, donde su voz no es esperanzadora, es actuante; y presta siempre para corregir las tantas injusticias.
Y es maestra, y va a la Secretaría de Educación Pública, y será la mejor de los recientes tiempos para devolver la dignidad a esta secretaría que se la dieron Jaime Torres Bodet el de los libros de texto, Agustín Yáñez, Fernando Solana, Vasconcelos, todos ellos no sólo con nombres destacados, sino con acciones y obras para la posteridad, y ahora la maestra Delfina Gómez para dejar constancia de que emerger del aula y la escuela da la oportunidad de sentir lo que ahí se vive para corregirlo; no es la de grandes títulos, pero es la voz de la experiencia, es la aliada del magisterio, la progresista, la luchadora social y la que acepta el reto, convencida de que estará del lado del profesor, del de banquillo para poner en su justa dimensión el proceso educativo por arriba del papeleo distractor priorizado, tanto que parece a propósito para que el docente no se enfoque en su trabajo.
“Bienvenida, maestra Delfina, deseando que con usted se inicie la transformación real del país, y sólo puede ser si se eleva la calidad del proceso educativo. Si lo logra, colocará los pilares de una patria nueva, distinta, progresista, emancipada y que sea de todos ya”, termina diciendo el profe Nacho, quien nos distingue con su amistad y a quien recurrimos cada vez que vamos a hablar de educación, porque pocos como él conocen el tema magisterial “al derecho y al revés”.
Otra conocedora del tema, Elisa Alanís, considera que en el mejor de los escenarios, Delfina Gómez aportará sus años de vivencia cotidiana para centrarse en los contenidos, la enseñanza y la manera de comenzar a sacar del hoyo profundo a millones de estudiantes. “En el peor, se convertirá en un vehículo más de los intereses que ven a la SEP como un botín político y económico”.
Escéptico por naturaleza, quien esto escribe considera que será muy difícil una transformación como la que espera el profe Cortés Morales y sus colegas, máxime cuando pervive un sindicato nocivo como el SNTE (o más bien dicho, los nocivos son sus dirigentes); y que todos aquellos que vieron perdidas sus canonjías estarán atentas a sus errores para maximizarlos y echárselos en cara al presidente.
Sin embargo, es un buen principio si consideramos que en la forma está el fondo y que finalmente se trata del estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador, cuya calificación daremos al término de su sexenio.
HASTA MAÑANA.