Por increíble que parezca, hay gente que ha salido beneficiada con la pandemia que mantiene en confinamiento a millones de personas en el mundo y que sigue causando muertes en nuestro país y por supuesto Morelos. Y no hablamos de las funerarias ni de los vendedores de cubrebocas, sino de personajes que debieron haber dejado cargos de elección, pero que, ante la prohibición gubernamental de realizar eventos que implicaran aglomeraciones, decidieron continuar al frente.
El primer caso que se nos viene a la mente es el de Cristhian Iván Velazco Alcocer, quien debía dejar el cargo de presidente de la Barra de Abogados el 2 de junio pasado, pero antes de que se llegara esa fecha avisó a sus agremiados que, ante la imposibilidad de llevar a cabo las asambleas que establecen los estatutos, se quedaría en la presidencia hasta que existieran las condiciones para convocar a elecciones.
Y fue hasta el 1 de agosto cuando él vio las condiciones no solamente para llevar a cabo las elecciones dentro de la Barra, sino para reelegirse por otros dos años, aunque fuera con un grupo de 25 barristas que lo siguen y que se repartieron los cargos entre ellos. Pero esa es otra historia.
La que también fue beneficiada con el confinamiento y la suspensión de clases presenciales fue la dirigente de la Sección XIX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) Gabriela Bañón, a quien la pandemia salvó de movilizaciones de maestros que ya piden que se vaya.
“El comité nacional será electo hasta dentro de 4 años, en el 2024, en estos momentos no, estatutariamente es legal y legítimo; por el momento a todos los que andan ansiosos a nivel nacional y local de que se cambie y se modifique el Comité Ejecutivo Nacional no será así, será hasta dentro de cuatro años”, declaró recientemente.
Otro caso se dio en el Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyos consejeros decidieron que, ante el riesgo de provocar un brote de coronavirus por andar llevando a cabo las asambleas distritales y municipales para elegir candidatos a diputados federales, locales, y regidores, por esta única ocasión dichos puestos serían repartidos entre ellos.
El “agandalle” anunciado no se ha consumado, pues el proceso de selección apenas está comenzando y ya un grupo de morenistas instaló un plantón frente a la sede del partido en protesta por lo que a leguas se nota que es un ejercicio abusivo de sus funciones por parte de la dirigencia que encabeza un señor de apellido Albarrán.
Pero existe una organización donde parece que quieren aplicar ese mismo método del “agandalle” y aprovechar la situación de emergencia para sacar provecho, y eso es en el Sindicato de Trabajadores del Poder Ejecutivo, Entidades Paraestatales y órganos constitucionales, que dirige todavía Denia Torres Rivera.
Entre los burócratas corre el rumor de que Denia Torres está maquinando la forma de perpetuarse en el cargo, o por lo menos alargar su periodo que concluye el 31 de enero del próximo año.
En marzo pasado publicamos en este mismo espacio que la actual mesa directiva pretendía llevar a cabo una asamblea que tenía como punto central la reforma de sus estatutos, misma que estaba programada para el tres de abril, pero no se llevó a cabo porque entró la prohibición de realizar actos masivos.
Nos filtraron el documento que pretendía presentar la dirigente como propuesta de reformas, y que en su artículo 13 contemplaba que “los integrantes del Comité Ejecutivo podrán participar en la siguiente elección con la planilla en funciones o con otra diversa, para ocupar el puesto u otro puesto en el Comité Ejecutivo entrante”, y en artículo 14 lo recalca al señalar que “el secretario general que haya desempeñado, cumplido o concluido el cargo encomendado, podrá participar en la siguiente elección con la planilla en funciones o con otra diversa para ocupar el puesto u otro puesto en el Comité Ejecutivo”.
Los nuevos estatutos que serían discutidos y votados contemplan “facultades especiales” para el secretario general, como es la posibilidad de “desistirse de todo tipo de querellas” a nombre del Sindicato, lo cual a todas luces abre la posibilidad de que se le perdonen los malos manejos a administraciones anteriores, como los del tristemente célebre Daniel Hernán López Rodríguez.
Las transas de don Daniel Hernán López Rodríguez están siendo documentadas en la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, dentro de la carpeta de investigación FECC/031/2019-3, pero parece que él es uno de los que más se vieron beneficiados con la pandemia, pues el expediente se mantiene intacto en la Fiscalía que encabeza Jesús Salazar Núñez.
El ex dirigente sindical y también músico, ni suda ni se acongoja, pues goza de una jugosa jubilación que le concedió la anterior legislatura gracias a una “ayudadita” que le dieron desde la secretaría de Administración que encabezaba el hoy notario público Alberto Barona Lavín, aumentándole su sueldo de manera considerable para efectos de cotización con fines jubilatorios.
Está demostrado que el sindicato de burócratas es fábrica de nuevos ricos, y quizás por esa impunidad es que la actual lideresa, Denia Torres Rivera, pretende continuar en el cargo.
Quizás considere que puede convencer a los más de mil 600 agremiados de que hacer el proceso de renovación de la dirigencia los puede poner en peligro de contagiarse de Covid-19 y que es mejor esperarse unos meses o de una vez alargar el periodo de su permanencia en el cargo.
Sin embargo, se están viendo casos en los que agrupaciones con muchos más miembros que el sindicato de burócratas de Morelos han realizado sus procesos de renovación de las dirigencias en plena contingencia. El ejemplo más claro fue el del Sindicato Mexicano de Electricistas, donde el pasado 10 de julio reeligieron a Martín Esparza para otro periodo que concluye el 2025.
Otro caso lo vimos el pasado sábado, cuando el Partido del Trabajo (PT) llevó a cabo su convención estatal en un salón del Hotel Holliday In de la avenida Díaz Ordaz. Fueron más de 500 los asistentes que tuvieron que formarse para entrar guardando metro y medio entre uno y otro, además de que fueron sanitizados al entrar, se les tomó la temperatura y se les dotó de un cubrebocas para quienes no llevaban.
Lo anterior demuestra que cuando se quiere ser legal, se puede; pero cuando alguien quiere mantenerse en el cargo con aviesas intenciones, la pandemia es el pretexto perfecto.
HASTA MAÑANA.