Lo vimos en Plaza Cuernavaca, luego en el Club de Golf de Tepoztlán y ahora el río Cuautla. La historia se repite: unos quieren desarrollo y otros se empeñan en conservar los recursos naturales tal como están por cuestiones históricas o de cualquier índole.
La lucha del pueblo tepozteco para impedir que el Grupo KS (Kladt Sobrino) estableciera un campo de Golf es un referente a nivel mundial, y a la fecha continúa el pleito jurídico por esas 280 hectáreas de tierra ubicadas en un lugar privilegiado.
El clímax de la inconformidad se produjo el domingo 3 de septiembre de 1995, cuando la comunidad tepozteca frustró la asamblea donde funcionarios del gobierno estatal pretendían legalizar el proyecto con apoyo de comuneros traídos de otros poblados. En la acción tuvo lugar un enfrentamiento con granaderos del gobierno local, al término del cual los habitantes retuvieron a cinco funcionarios y lograron repeler a las fuerzas públicas.
De inmediato se instalaron retenes de seguridad para evitar el paso de los grupos policíacos que en el acto rodearon las tres entradas de la cabecera municipal. En asamblea pública los habitantes condicionaron la libertad de los retenidos, principalmente, con la destitución del presidente municipal, Alejandro Morales Barragán, lo que lograron en menos de 24 horas; y con la suspensión de los trabajos de construcción, mismos que se habían iniciado ilegalmente.
De haberse concretado el proyecto, hoy sería el principal destino finsemanero de los millonarios que viven en la capital del país y que practican ese carísimo deporte. Y los tepoztecos se ocuparían de mantener limpios y bien podados los jardines de lo que alguna vez fue su tierra.
Un movimiento similar se está dando en Cuautla, donde un grupo de ejidatarios se oponen a que el agua del río sea utilizada en otra cosa que no sea el riego agrícola. Y es que el río Cuautla abarca tierras de Ocuituco, Yecapixtla, Cuautla, Ayala, Tlaltizapán y Tlaquiltenango, y que ha alojado poblaciones muy importantes como Olintepec, según describe la arqueóloga Giselle Canto.
Tuvo dos periodos de gran auge, el primero entre el 500 y 150 a.C. y el segundo en el Posclásico Tardío: 1350-1521 d.C. Este sitio participa en lo que se conoce como estilo cerámico Río Cuautla. Se puede deducir que mientras Olintepec ya era una población importante, hacia el año 1350 se da la huida de los tlacochcalcas hacia Culhuacán a donde llegan refundando la ciudad con otro nombre: Yacapitztlán, en honor a su jefe tribal Yacapitzáoac. Surge así la actual Yecapixtla.
Hoy, como la mayoría de los ríos, el de Cuautla es usado como canal de desagüe industrial y doméstico. Ha habido muchas promesas de que van a rescatarlo, pero siempre quieren sacar provecho de ello. La última vez fue cuando Graco Ramírez incluyó en un paquete de 150 millones de pesos el Parque Ecológico del Río Cuautla pero a la postre, los recursos anunciados para la obra fueron disminuyendo de 34 a 15 y ocho millones de pesos hasta que finalmente nadie quiso tocar más el tema.
Es del dominio público que hay una termoeléctrica de capital español que trajeron Graco Ramírez y Enrique Peña Nieto, pero que extrañamente contó con la simpatía del nuevo presidente, Andrés Manuel López Obrador. El argumento de AMLO tiene lógica: “ya se gastó mucho dinero en ese proyecto y no lo podemos desperdiciar”, pero ese criterio no ha sido aplicado en otros casos donde había más dinero y tiempo invertido, como el Aeropuerto de la Ciudad de México, por citar un ejemplo.
El caso es que AMLO quiere que la termoeléctrica se eche a andar y hasta se hizo una “consulta ciudadana” que obviamente resultó favorable. Luego el asunto se enrareció con el asesinato de Samir Flores, uno de los líderes opositores, el cual sigue impune.
El tema se había dejado de tocar hasta hace unos días, cuando trascendió que el gobierno federal propuso el revestimiento y entubamiento de aproximadamente 30 km de canales de riego de ASURCO con inversión de hasta 102 millones de pesos; la tecnificación de riego de 300 hectáreas por goteo o microaspersión en el área de circunscripción de ASURCO (Asociación de Usuarios del Río Cuautla) con una inversión de hasta 16 millones 500 mil pesos, y la construcción de una presa de almacenamiento en la barranca de Ahuehueyo.
El monto total comprometido en las obras referidas en la cláusula segunda será hasta por 118 millones 500 mil pesos, sujeto a la disponibilidad presupuestal, desglosados por dependencia; 94 millones por la CFE, ocho millones de pesos por Conagua aportados mediante el Programa de Apoyo a la Infraestructura Hidroagrícola ejercicio 2020, subprograma de rehabilitación, tecnificación y equipamiento de distritos de riego, componente rehabilitación y tecnificación de distritos de riego y 16 millones 500 mil pesos por SADER. Todo ello a cambio de que los ejidatarios permitan que la termoeléctrica reciba agua del río Cuautla.
El pasado miércoles, ejidatarios de 40 núcleos ejidales de cinco municipios que se benefician del agua del río Cuautla se manifestaron en las instalaciones de ASURCO para exigir a las autoridades de dicho organismo que se desistan de realizar la firma de un convenio con las diferentes dependencias del gobierno federal.
Asimismo, los ejidatarios manifestantes señalaron que actualmente se tienen varios amparos ganados contra la obra del acueducto y la puesta en marcha de la termoeléctrica de Huexca, según la nota de Guadalupe Álvarez, corresponsal de La Unión en la zona oriente.
Además, agregaron que la concesión del vital líquido del río Cuautla determina su uso exclusivo para cuestiones agrícolas y se encuentra vigente hasta el año 2035 por parte de la Comisión Nacional del Agua, por lo que añadieron que en este sentido, no son los campesinos quienes pretenden quebrantar la ley, sino los propios gobiernos.
Así habló un campesino:
“Sigue siendo vergonzoso que aún con las conclusiones de estudios científicos que señalan que no es un proyecto viable y económicamente tampoco, aún así nos prestamos a ello. Hay otros aspectos de carácter histórico, es vergonzoso que en la tierra de Zapata se quieran llevar el agua. No nos oponemos al crecimiento y desarrollo, pero tiene que ir parejo para todos, desde el más humilde hasta el que tiene 20 hectáreas”.
Desarrollo industrial o preservación de los recursos naturales, ese es el eterno dilema en el que casi siempre terminan ganando los primeros.
HASTA EL LUNES.