La epidemia ocasionada por el virus SARS COV 2 tiene a nuestro país entrampado en un escenario en el que ya nadie sabe qué estrategia aplicar, además de que todo lo que se haga o se deje de hacer tendrá implicaciones políticas con miras a las elecciones intermedias del próximo año. El coronavirus vino a romper todos los escenarios que se tenían previstos y obligó a los gobiernos de los tres niveles a reorientar sus acciones sin tener la seguridad de que al final tendrán un resultado favorable.
Por ejemplo, los alcaldes que ya tenían planeado reelegirse o bien buscar un escaño en la siguiente legislatura ya tenían todo bien planeado: comenzar a mediados de año con la entrega de despensas y con obras de relumbrón, bailes, funciones de lucha libre, jaripeos y todos esos eventos masivos para lucirse y ganar adeptos.
Lo mismo los diputados y las diputadas que soñaban con buscar una alcaldía, o bien la reelección como legisladores: eventos masivos para repartir artículos con su nombre para que no se les olvidara a los posibles votantes.
Pero la epidemia les cambió todo. El poco dinero que había se tuvo que utilizar en la compra de material de protección sanitaria, y el colmo: las despensas se tuvieron que entregar con el rostro cubierto. ¿Así cómo va a saber la gente que el favor se lo debe al diputado fulano?
Una de las diputadas, Tania Valentina para ser exactos, se le ocurrió la idea de acompañar a un grupo de comerciantes que exigían la reapertura de negocios en una marcha hacia el palacio municipal. Fue una osadía de la diputada, seguramente por recomendación de su flamante asesor, Javier López. Dirían los jóvenes: “Se la rifó”.
No sabemos si alguna de las 200 personas aproximadamente que participaban en la manifestación se integrará a las filas del Partido del Trabajo o votará por Tania Valentina en las próximas elecciones, pero lo que sí logró fue que surgiera el rumor de que a partir de esa movilización el alcalde aceptó reabrir los establecimientos comerciales no sólo para los manifestantes, sino para todo el comercio en general.
El presidente municipal Antonio Villalobos Adán, anunció a través de un video difundido en redes sociales, el reinicio de las actividades comerciales en Cuernavaca a partir del lunes 22 de junio. Señaló que así lo han solicitado, urgido y demandado los sectores de nuestra sociedad, ante la desesperación por la pérdida de su poder adquisitivo, la afectación de su economía familiar o de sus fuentes de sustento.
Villalobos Adán cerró su mensaje subrayando: “que quede claro: no somos un gobierno impositivo. Hemos sido un gobierno propositivo. Y por ello apelo a su voluntad porque no restringimos ninguna actividad comercial; proponemos regular la movilidad individual y colectiva”, recalcó.
No obstante, las críticas no se hicieron esperar, a pesar de que “El Lobito” sigue los mismos criterios que el presidente de la República, quien desde hace una semana dijo que ya debemos ir saliendo, “poco a poco y tomando las medidas sanitarias dictadas por la Secretaría de Salud”.
Fue necesario que diera una conferencia de prensa el mismo lunes al mediodía para disipar algunas dudas. Aclaro que no se ha convocado a la población a salir ni a relajar los protocolos sanitarios, sino a implementarlos responsablemente ante la Nueva Normalidad, pues es necesario un nuevo orden ante la pandemia y sus efectos.
Y dio a conocer algo que no había mencionado antes: se trata de un periodo de prueba durante 21 días, tiempo en el cual se evaluará si la corresponsabilidad social permite pasar al siguiente nivel de operaciones comerciales, o se regresa a un esquema más riguroso de restricciones.
“El Ayuntamiento permite la reapertura gradual, segura y responsable, pero, atención: cada quien debe aplicar protocolos específicos para cada rubro, giro y actividad profesional. La comuna asesora y marca políticas basadas en lo que recomienda el sector salud, pero cada uno debe procurarse información, manuales, o tutoriales en lo individual, familiar y colectivo para no bajar la guardia en la prevención y protección de nuestra salud”, advirtió.
A pesar de lo anterior, no faltó quien dijera que el alcalde de Cuernavaca sería el responsable de los fallecimientos que haya a partir del lunes pasado. O sea, como dicen las feministas, no entienden que no entienden.
Por la tarde, el secretario de Gobierno, Pablo Ojeda Cárdenas, leyó un comunicado en el que advirtió que al día de hoy, Morelos está en un grado de alerta máxima; es decir, la salud y la vida de las y los morelenses se encuentran en el máximo nivel de riesgo por el virus SARS-CoV-2.
“En este escenario, todas las autoridades del Estado tenemos la obligación legal, ética y social de continuar con la suspensión de actividades no esenciales, para salvaguardar la salud de la población”, apuntó.
Recordó que los acuerdos emitidos por los gobiernos federal y estatal son de observancia obligatoria tanto para los integrantes del Sistema Estatal de Salud, como para las autoridades civiles y los particulares, así como las secretarías, dependencias y entidades estatales y municipales en Morelos, quienes estarán obligadas a la instrumentación de las medidas preventivas contra la pandemia.
“El incumplimiento de dicha obligación en el orden municipal implicará la responsabilidad directa de los presidentes municipales sobre las consecuencias que el desacato pudiera generar”, advirtió, en obvia referencia a los alcaldes de Cuautla y Cuernavaca (ambos de Morena).
Dijo Ojeda Cárdenas que la propuesta para reiniciar actividades económicas no esenciales debe ser “cauta, responsable y gradual” tal como lo ha establecido el gobierno federal. Aquí cabría preguntarle, cuando habla del gobierno federal si se refiere a Hugo López Gatell o al presidente López Obrador.
Ambos funcionarios tienen razón. El gobierno del estado de Morelos reconoce que existen exigencias de reapertura, motivadas principalmente, por los efectos económicos de la pandemia, a los que es sensible. Sin embargo, reiniciar actividades no esenciales en este momento, implicaría un costo altísimo en términos de salud, como por ejemplo, la posible saturación hospitalaria, y una prolongación aún mayor de los efectos económicos adversos.
Pero el alcalde de Cuernavaca también tiene razón cuando dice que la economía de Cuernavaca está quebrada y ya no aguanta más.
De todos modos, tanto Villalobos como Ojeda quedarán “como el cohetero”, y cualquiera que sea el desenlace recibirán críticas por lo que hicieron o dejaron de hacer.
HASTA MAÑANA.