Ayer, al leer el reportaje titulado “El Fiscal que hizo de Nayarit un infierno” publicado por el organismo Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, donde narran cómo empresarios y líderes fueron torturados en la propia oficina del entonces funcionario, recordé la anécdota que me narró el colega morelense y que coincide en mucho con lo descrito en el reportaje que hicieron reporteros nayaritas financiados con una beca de MCCI.
Enviados por la empresa SONPROSA para cubrir las elecciones de 2014, Alberto y su compañero camarógrafo decidieron ubicar las oficinas de la Fiscalía General del Estado por si fuera necesario para su cobertura. Estaban afuera cuando dos sujetos vestidos de civil les pidieron que ingresaran el vehículo al estacionamiento.
Confiados en que estaban en una dependencia gubernamental, el camarógrafo entró primero mientras el reportero manejaba el vehículo hasta el interior de la misma.
“Cuando salgo del vehículo me doy cuenta que mi compañero ya está esposado y lo están golpeando. Oigo cuando dicen ´él también´ y me toman por el cuello para llevarnos a los dos al interior del edificio”, recuerda.
Dice que minutos más tarde llegó un sujeto gordo, de bigote, con una pistola en el cinturón y rodeado de unos 12 elementos uniformados, encapuchados y con armas largas. Le dio una cachetada al camarógrafo y ordenó que vaciaran sus bolsillos.
De nada sirvió que les dijeran que eran de un medio de comunicación del estado de Morelos y que iban a cubrir las elecciones.
“Nos metieron a los separos, por separado, dónde en cuatro ocasiones distintas ingresaron los hombres armados y decían "a la pared" y uno de ellos con pistola siempre en mano me preguntaba "¿ A qué grupo perteneces? A lo que contestaba vengo de un medio de comunicación a cubrir las elecciones”.
“Posteriormente, los doce hombres armados abrieron la celda y me escoltaron con la cabeza abajo, puede ver a que a mí compañero lo llevaban igual; nos subieron por una escalera de cemento y abrieron unas puertas de madera para entrar a la oficina del fiscal, quien minutos después salió y nos pidió una disculpa porque había corroborado que éramos trabajadores de los medios de comunicación. Siempre con pistola en mano, comenzó a decir que conocía a todos los grupos delictivos y que en su estado, se combatía de raíz el narcotráfico, mandó llamar a su departamento de comunicación social y les instruyó a que nos dieran imágenes de personas encontradas "hechas pozole" y desmembrados, bajo el argumento que ese era el estilo de las bandas criminales de la región. Nos devolvieron nuestras pertenencias y salimos del estado rumbo a Morelos”.
Hasta ahí la anécdota que me contó Alberto, y que en honor a la verdad, me negaba a creer hasta que leí el reportaje de MCCI.
Aquí un extracto:
“Antes de escuchar a los vecinos de Guayabitos, Veytia colocó una pistola con sus iniciales grabadas en la cacha sobre su escritorio. Lo hizo en un solo movimiento. El ruido del arma sobre la madera intimidó a los comerciantes. Todos sabían que, bajo sus órdenes, operaba un grupo de encapuchados, armados y a bordo de camionetas sin placas. Se trataba de policías que habían sembrado el terror en Nayarit desde que Sandoval asumió el cargo de gobernador, según consta en los testimonios obtenidos para esta investigación.
“Alguien grabó aquel encuentro dentro de la oficina de Veytia. A lo largo de 54 minutos, en medio de la discusión, se escuchan gritos desesperados de una mujer. En al menos cinco ocasiones se oyen nítidamente los alaridos de alguien que sufre profundo dolor físico. Pide que paren, que se detengan.
“Veytia no repara sobre esos lamentos. Sus guardaespaldas ni él procuran averiguar qué pasaba en algún lugar muy cerca de ahí. El Fiscal habla como si las exclamaciones de dolor y el llanto de esa mujer fueran parte del ambiente”.
MCCI obtuvo una copia de esa grabación que, desde hace tiempo, circula entre los vecinos de Guayabitos. Algunos de ellos han entregado a otros periodistas este material, sin embargo, hasta el momento nunca se había hecho público.
MCCI comprobó con cuatro distintas fuentes ajenas a la comunidad de Guayabitos que sí se trata de la voz del exfiscal quien ahora está detenido en Estados Unidos y al borde de una condena tras confesar que protegió al narcotráfico.
En ese territorio –uno de los más pequeños de México– en el periodo 2011-2017, durante el Gobierno del priista Roberto Sandoval los policías encapuchados dirigidos por Veytia extorsionaron a cientos de personas para despojarlas de casas, ranchos, negocios, bodegas, terrenos y dinero.
Tras de la captura de Veytia en Estados Unidos, la prensa en México publicó que el exfiscal facilitaba que el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) almacenara en Nayarit cargamentos de cocaína y precursores de drogas sintéticas que desembarcaban en Manzanillo, Colima, un puerto ubicado a 473 kilómetros de Tepic –un trayecto de 5 horas en automóvil–. Los capos eligieron para vivir localidades nayaritas como Tepic, Bucerías, San Blas, Bahía de Banderas y Nuevo Vallarta
Este trabajo surgió de la Beca de Periodismo de Investigación sobre Corrupción en el Poder Judicial, lanzada por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) en el 2018 mediante la cual se apoyó con financiamiento, capacitación y seguimiento editorial a los finalistas. El de Edgar Veytia es el tercero de los cuatro trabajos ganadores, elaborado por reporteros en Nayarit.
HASTA MAÑANA.