Como ya es del dominio público, hombres armados irrumpieron en el restaurante 'Los Estanques', en Cuautla. Autoridades oficiales confirmaron en ese momento la muerte de seis personas, de las cuales, cuatro son dos adultos y dos menores de edad -de 8 y 9 años-. Mientras que cuatro víctimas fallecieron en el lugar, dos de los 12 lesionados murieron en el hospital general de Cuautla “Mauro Belauzarán”, sitio en el que el Ejército, Policía Federal y elementos de la Comisión Estatal de Seguridad montaron un fuerte operativo de vigilancia, ante la advertencia de que grupos armados pretendían llegar de nuevo a rematarlos.
Uno de los menores que resultó lesionado de gravedad fue trasladado en helicóptero a un hospital del municipio de Emiliano Zapata, donde lamentablemente no sobrevivió.
Lo primero que todos pensamos y causó la indignación generalizada, es que se trataba del clásico ataque porque los dueños no accedieron a pagar la famosa “cuota”, también conocido como “derecho de piso”, que solicitan los grupos de delincuencia organizada.
Luego trascendió que entre las víctimas había dos médicos. Incluso, en un comunicado de prensa, el Colegio de Médicos Cirujanos de Cuautla exigió a la Fiscalía General del estado (FGE) esclarecer el móvil del ataque.
“El Colegio de Médicos Cirujanos de Cuautla reprueba enérgicamente los ataques violentos del día de 13 de abril del año en curso, en los que compañeros médicos de ésta comunidad fueron gravemente heridos y dos menores de edad fueron privados de la vida”, dice el comunicado.
Los nombres de los médicos que ese día estaban como comensales son Guillermo Domínguez Muñoz, quien tenía poco tiempo de haber dejado la dirección del Hospital General de Cuautla, y Alejandro Elizalde Hernández.
Durante todo el domingo las redes sociales se llenaron de reproches al gobierno del estado, y algunos personajes perfectamente identificados con administraciones anteriores y partidos de oposición, ya querían convocar a una marcha para exigir la salida del titular de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, Antonio Ortiz Guarneros.
El colmo de la desfachatez fue el “videoboletín” que mandó la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD). En voz de su presidente, el también médico de profesión, Matías Quiroz Medina, pidió al gobernador Cuauhtémoc Blanco “asuma su responsabilidad histórica frente a todos los que vivimos con miedo en Morelos”.
Fue hasta pasadas las 3 de la tarde de ayer que el vicealmirante hizo una declaración a los medios de comunicación que vino a dar un vuelco a la situación, y los médicos pasaron de víctimas a sospechosos.
Y es que, según Ortiz Guarneros, no hubo amenazas previas o solicitudes expresas de dinero por parte de alguno de los cinco grupos de delincuencia organizada que se disputan el territorio morelense, en contra de los propietarios de “Los Estanques”.
De acuerdo a testigos, llegaron dos familias y pidieron un lugar “apartado, privado”, a lo que los meseros contestaron que no tenían nada con esas características, ante lo cual los visitantes optaron por quedarse, pero pidieron que las mesas estuvieran en la parte de atrás del restaurante.
Al poco tiempo llegó una camioneta tipo Suburban de donde descendieron varios sujetos fuertemente armados y comenzaron a disparar específicamente contra esas dos familias. Habiendo podido hacerlo, no le dispararon a ningún otro comensal, ni trabajadores del restaurante.
Ese es el detalle que sostiene la línea de investigación de que no se trató de un ataque al restaurante, sino que fue dirigido contra estos dos médicos, obviamente en una especie de ajuste de cuentas o venganza. Que quienes lo perpetraron son miembros de la delincuencia organizada, eso está comprobadísimo, pero falta saber el móvil y a cuál de los cinco cárteles pertenecen.
Ahora, las investigaciones se enfocarán a las actividades de uno o de los dos médicos que acudieron a ese restaurante acompañados de sus familias. Tendrán que ahondar sobre la lista de pacientes de los galenos y su forma de vida.
Desde que trascendió el contenido de la entrevista al vicealmirante, la gente a través de las redes sociales expresó su rechazo a la versión del ataque dirigido a los médicos, y se le fue encima a las autoridades por criminalizar a las víctimas como una salida fácil.
Y tienen razón en molestarse. Pero nos consta que el vicealmirante no dio una conferencia de prensa, sino que accedió a hablar con los medios precisamente porque había una presión de la opinión pública por saber qué sucedió el sábado en Cuautla.
Lo malo de todo esto es que la gente quiere una reacción rápida, información oportuna, pero también quiere que le digan lo que quiere escuchar, no lo que realmente ocurrió.
Ortiz Guarneros sabe los riesgos de hacer una declaración así, pero prefirió las críticas por acelerado que por opaco. Querían saber lo que hay, pues ahí está, una cruda realidad. Se espera que hoy martes el fiscal del estado aporte mayores datos sobre lo ocurrido, aunque lo ideal sería que mencionara que ya hay detenidos.
La sociedad puede aguantar cualquier cosa, pero no que se metan con los niños. Y estos cárteles han olvidado todos los códigos de honor que tradicionalmente había hasta en las mafias.
Por cierto, me dicen que este caso le corresponde investigarlo por cuestión de territorio a Jaime Mateos Sánchez, un veterano policía que ya fue jefe de la Ministerial hace varios años, y que hace poco llegó a Cuautla como jefe de la Policía de Investigación Criminal (PIC), adscrito a la Fiscalía Regional Oriente.
HASTA MAÑANA.