Me peino diferente, pruebo con una mascada, me arrepiento y mejor optó por un sombrero, nada me convence. ¡Estoy tan desesperada que entonces pienso en la máscara del Santo que tengo guardada! Sé que no es la mejor opción, pero les confieso que pasó por mi mente. Hay cosas que no entiendo ¡no las entiendo! Porque con los años hay cosas nuevas, diferentes, como por ejemplo las canas, las arrugas, o porque donde no había vello ahora lo hay y ¡donde lo había ahora ya no lo hay! ¿Qué es esto, una peli de terror?
Finalmente salgo de casa. Entre el trabajo, las amigas y el novio se me olvida un poco este asunto de las canas, hasta que llego al súper a comprar leche de almendras, Sí, soy intolerante a la lactosa. ¡Sí, ya sé! Otro síntoma de edad en avance y encima de todo esto la tipa que me atendió en salchichonería me dijo: ¿Algo más en que le pueda ofrecer señora? No, bueno, sin temor a equivocarme, este fue el peor día de mi vida.
Llegué a mi casa más que triste, sentí que ya todo había acabado... Recordé que en el día no recibí ni un solo piropo, ni siquiera del chofer de la ruta (por cierto el otro día me subí a una, así que lo digo de pie, toda mi admiración a esas mujeres que salen súper arregladas de casa boca roja y entaconadas y encima los hijos y las bolsas del mandado. ¡No sé cómo lo hacen...! Con todo respeto, los señores choferes son unos cafres, no tienen respeto por nada, ni nadie, y eso desmoraliza a cualquier mujer.
Me fui a la cama nostálgica y pensativa... Como era de esperarse no descanse, pensé en todo lo poco que he logrado y lo mucho que me falta por hacer antes de llegar a la tercera edad. Como por ejemplo aprender a patinar, hacer un viaje de mochila al hombro sola, escribir un libro o estudiar otras lenguas.
Hay cosas que ya no hice y que ya no podré hacer, pero las que me faltan las tengo que hacer a la voz de ya, porque mi querido amigo el tiempo pasa y no pasa lento, ¡va que vuela!
Hacer el recuento de las cosas que me faltan por hacer en la vida, me alentó a seguir adelante y entonces llegó a mí la ilusión de querer hacer cosas nuevas, arriesgadas. Bueno, no tanto, lo normal, recordé que ya no tengo edad y además mis rodillas así me lo exigen.
Soñolienta, pero esperanzada inicie mi otro día. Un día diferente a otros lo tengo que decir. Sí con nuevas inquilinas en mi cabeza, pero que el día de hoy veo hasta bonitas, me dan un toque de misticismo, ¡yea! Llena de ilusión por arrancar una nueva etapa de mi vida, me voy a comer con mi prima "la guapa". Mi prima es mayor que yo, pero se conduce como una mujer más joven y se la crees. Es de esas mujeres que pueden actuar como niñas a veces, pero cuando se trata de sacar el carácter y la madurez lo hace y ¡de qué manera!
Le conté el drama que viví un día antes y me dijo "no te tires al drama, son etapas de la vida y no hay de otra, hay que vivirlas, gozarlas”. Y saben lamentablemente tiene razón. No puedo detener el tiempo y sus efectos. Mejor lo tomaré con una segunda etapa, una nueva oportunidad de vivir con otras ventajas y desventajas, claro. Entonces con su ayuda hicimos la lista de cosas que me faltan por hacer para sentirme realizada, que juro procuraré hacer, pero con la consigna de que si no lo logro tampoco me frustraré. Le conté de mis deseos de aprende a patinar, entonces me tomó de la mano y me llevó hasta la pista de patinaje. No saben que tarde más divertida pasamos. Me caí mil veces, pero las mil me levante y seguí adelante hasta que ya no me caí. Realice uno de las cosas que siempre quise hacer y así lo haré una por una...
Así las cosas amigos, la edad se lleva en el corazón y no en la cantidad de canas, los años son oportunidades que nos da la vida para realizarnos, así que a cumplir sueños y metas. Como les digo, el tiempo no regresa, así que háganlo su mejor amigo y no lo vean como enemigo. Su amiga la cabecita blanca los espera la próxima semana, ¡beso!
Hasta la próxima...