Pero hoy sólo hablaré de esos piropos que te hacen el día.
“Mírate nada más, debería ser ilegal ser tan guapa”, es cuando uno dice, sí valió la pena la hora que pasé planchándome el cabello. O cuando te dicen: “que está pasando en el cielo que se están cayendo los ángeles”, sin duda son piropos que te alegran el día.
En una ocasión una amiga me dijo: “no sé qué está pasando, pero ya ni los taxistas (sin afán de ofender eh) me gritan nada”. Más claro, ni el agua, ¡los piropos nos hacen falta! Ella buscaba un reconocimiento. Se han vuelto una necesidad. Son un levanta ánimos, un vuelve a la vida.
Uno de mis favoritos y porque fue pensando para mí especialmente y además pensado por un hombre sensible e inteligente es: “cuídame esos ojos hasta que los vuelva a ver”, qué tal ¡eh! Yo me derrito cada vez que lo recuerdo.
Otro tierno, bueno confieso que en su momento no me pareció tan tierno y hasta me molestó un poco, fue cuando venían un par de adolescentes caminando frente a mí, uno me vio y le dio un codazo al otro y le dijo: “Mira que señora tan guapa, quien fuera más grande”, lógicamente lo de “señora” fue lo que no me checo, pero sí estuvo lindo, gracias pubertos.
Entrevistando a varias mujeres de diferentes edades, me dieron su top en sus listas de piropos y esto fue lo que arrojo la investigación:
- “Quisiera ser la luna para entrar por la ventana todas las noches”.
- “Tus papás deben ser reposteros porque eres un bizcocho”.
- “¡Abran paso a la belleza!”.
- “Belleza e inteligencia combinación letal”.
- “Tu mirada corta filo”.
- “Saludos a la suegra”.
- “Vete a la casa, allá te alcanzo”.
- “Pareces muñequita”.
- “Dios y la cámara te aman”.
- “Eres una aparición”.
- “Tus ojos llenan mi alma”.
- “Quisiera que fueras la dueña de mis quincenas”.
- “Quiero ser tu rey”.
- “Quisiera ser tu almohada para estar en tus sueños”.
Insisto, un buen piropo es como un caldito de pollo para el alma.
Hombres, pónganse creativos. Un buen piropo puede lograr más que una cena, uno nunca sabe. Un halago sincero siempre será bien recibido y digno de recordarse. Y nosotras mujeres también hagamos lo propio, ellos lo merecen. Salen cada mañana a la calle bien planchaditos, peinaditos, rasuraditos y perfumados. Sí, sí lo valen.
Así que aquí la tarea de la semana: a levantar ánimos, es momento de piropear…
Hasta la próxima.